Opinion | 12 May El balance de la Semana de la Cerveza recientemente finalizada evidentemente da para más de una interpretación, desde que al tratarse una fiesta que se desarrolla con el fin de que Paysandú mantenga y aún mejore su sitial como atractivo turístico regional durante esa semana, tiene entre sus parámetros elementos de juicio subjetivos que tienen que ver con la calidad de lo que se ofrece.Desde el punto de vista económico financiero, la 44ª Semana de la Cerveza, como anunció el intendente Julio Pintos, ha tenido para la Intendencia un superávit de unos 17.200 dólares, en el régimen de concesión de la fiesta a privados, que se encargaron de la organización de la semana y de los espectáculos, en tanto la Intendencia coparticipó en determinadas áreas y percibió un porcentaje de los ingresos por entradas al predio como canon, solo por mencionar algunos aspectos de esta concesión.
Es una buena noticia para los sanduceros que en este caso parte de lo que dejan los contribuyentes en las ventanillas del Palacio Municipal no haya debido destinarse a enjugar pérdidas por la semana, como en anteriores oportunidades, lo que al fin de cuentas no estaría mal si --como se ha mencionado reiteradamente-- de lo que se trata es de una inversión y no de un gasto, por cuanto la idea es generar atractivos para “vender” la ciudad y el departamento y reciclar dinero por venta de servicios.
Es decir que aquellas pérdidas siempre eran relativas y en todo caso, en la relación costo-beneficio, sujetas a la subjetividad de cada ciudadano, y muchas veces con una disconformidad crónica, cuando cada uno quiere que la fiesta sea hecha a su medida, incluyendo los espectáculos musicales.
Pero una cosa quedó clara, por fuera de toda subjetividad: la concesión a privados pone de relieve que la administración y gestión de este tipo de eventos deben estar a cargo de quienes realmente conocen del tema e incluso van en la cosa, y que la administración por el municipio está en las antípodas de ser modelo de eficiencia, en esta como en tantas otras áreas.
Pero también, cuando se trata de concesiones, debe velar por los intereses de los ciudadanos y no ser tolerante y admitir, por acción o por omisión, situaciones como las acaecidas con la no difusión adecuada de los descuentos en las entradas, que implicó perjuicios a miles de sanduceros que no fueron informados debidamente.