Paysandú, Sábado 16 de Mayo de 2009
Rurales | 10 May El cambio climático exige gestionar los riesgos y diseñar soluciones financieras, pero es indudable que la tecnología por sí sola, es insuficiente. El Servicio Pluviométrico de la Dirección Nacional de Meteorología divide la magnitud de las precipitaciones en quintiles: el quintil 1 representa una lluvia mucho menor que lo normal, el 2 menor que lo normal, el 3 normal, el 4 mayor que lo normal, y el 5 mucho mayor que lo normal.
En abril sólo en Salto se llegó al quintil 2, o sea menor que lo normal. En el resto de las estaciones de Meteorología todas las precipitaciones fueron mucho menores que lo normal.
En enero, febrero y marzo hubo lluvias irregularmente distribuidas, en muchos lugares por debajo de lo normal y en algunos, caso de Rocha, por encima, que no alcanzaron para neutralizar el gran déficit hídrico que se arrastra desde el verano de 2008. Esta prolongada sequía coincide con un período de predominio del fenómeno de La Niña (enfriamiento de las aguas del Pacífico), que para esta región del planeta se asocia con escasez de lluvias. Al respecto, el investigador de la Unidad de Agroclima y Sistemas de Información del INIA, ingeniero agrónomo José Pedro Castaño, dijo a Conexión Tecnológica que esta situación extrema se viene repitiendo cada diez años: fue bajo el imperio de La Niña que se registraron las severas sequías de 1988-89 y 1999-2000, similares a la actual.
También coincidieron con La Niña períodos de escasas lluvias en 2005 y 2006, pero esas sequías fueron mucho más moderadas que las que marcaron el final y el comienzo de las últimas décadas. En febrero las aguas del Pacífico comenzaron a ganar temperatura y a fines de marzo la situación se tornó “neutral”, o sea sin predominio de La Niña pero tampoco de su contracara, El Niño. Entonces, ¿por qué persiste la escasez de lluvias que compromete todas las actividades del agro?
Para el experto uruguayo Walter Baethgen, director del Instituto de Investigación en Clima y Sociedad (IRI, por sus siglas en inglés) de la universidad estadounidense de Columbia, “que no haya Niña no quiere decir que no haya sequía”. Baethgen comparó el tema climático con la formación de precios de los productos agropecuarios.
“Que los chinos coman más carne --puso como ejemplo--, afecta el precio del maíz, pero eso no explica totalmente la cotización del cereal; de la misma forma, que haya o que no haya sequía no depende totalmente de lo que ocurra en el océano Pacífico. Más aún, la variabilidad climática normal no tiene que ver con lo que ocurre en ese océano”. Ante la pregunta de si la actual sequía puede estar asociada al cambio climático, sostuvo que “es difícil decir cuánto se debe a él”. En este sentido coincidió con Castaño en que se necesitan estudios de largo plazo para sacar conclusiones de este tipo. Como ejemplo de cuánto falta saber para comprender el clima, Baethgen mencionó los cambios de temperatura del Atlántico a la altura de Santa Catarina, Brasil. “Empieza a haber investigaciones que insinúan la influencia que tienen esos cambios, pero por el momento ellos no se pueden predecir”, dijo.
El técnico volvió a recurrir al ejemplo de la formación de los precios agrícolas: “En materia de clima hay fenómenos que afectan a escala diferente y es difícil determinarlos o predecirlos”.
“Durante mucho tiempo Uruguay subsidió el trigo, pero el precio no dependía sólo de ese subsidio, sino también de otras circunstancias, como si en Argentina y en Australia las cosechas eran buenas o malas”.
Por todo lo anterior no se puede dar esperanzas de una pronta finalización de la sequía, “porque la naturaleza es caótica y es imposible predecir el tiempo con varios meses de anticipación”.
Estas dificultades llevan a Baethgen a plantear la necesidad de “armar sistemas de producción menos vulnerables, y para esto la tecnología por sí sola, no alcanza. Hay que considerar otra pata de la mesa, relacionada con instrumentos financieros. No hablo sólo de seguros, sino del acceso a fondos que permitan recomponer el sistema de producción después de fenómenos extremos como una sequía o una inundación. Este es un asunto que no lo hemos tratado, y mucho menos desarrollado”.
Esta problemática que inquieta a Baethgen será abordada, precisamente, en un seminario regional organizado por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, con el apoyo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), que se realizará en el Edificio Mercosur el 4 y 5 de junio, con el nombre “Gestión de riesgos climáticos y seguros agropecuarios”. El tema que desarrollará Baethgen en la segunda jornada del seminario es “Sistemas de información como respaldo a la gestión de riesgos y los seguros agropecuarios”.
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