Paysandú, Sábado 16 de Mayo de 2009

Apuesta a concesiones cuando manda la realidad

Opinion | 13 May El baño de realidad que conlleva ejercer responsabilidades de gobierno tanto en el plano departamental como en el nacional, implica a veces no solo rever procedimientos para superar las trabas inherentes al funcionamiento del Estado, sino también hacer en el ejercicio del poder aquello que desde la oposición se había criticado ácidamente por considerar que se trataba de prácticas “neoliberales” o de entrega del patrimonio nacional.
Es así que la Administración Vázquez ha recorrido el camino de las concesiones, asociaciones y seudo privatizaciones que tanto había denostado desde el llano, con el extremo además de la venta de Pluna, una operación de cuya conveniencia han surgido dudas, pese a que se ha enajenado una empresa estatal que ha significado fuertes pérdidas para el país.
Pero de los arrepentidos se vale Dios, sostiene el refrán, y como ciudadanos y contribuyentes es bienvenido este cambio de postura que al fin de cuentas revela que cuando se trata de buscar la mejor gestión de servicios e iniciativas de interés general, la participación privada resulta fundamental y a menudo es la diferencia entre el éxito o el fracaso de un proyecto.
Claro, cuando una empresa del Estado arroja pérdidas igual sigue funcionando, porque todos los uruguayos resultan forzados a aportar para enjugar el déficit, pero este mecanismo vil es simplemente hacerse trampas al solitario, desde que se disfrazan ineficiencias con monopolios que derivan en un un mal servicio o pérdida de calidad, por lo que el contribuyente resulta doblemente perjudicado.
En este contexto, es vital prestar los mejores servicios posibles al ciudadano y que las obras que se ejecutan no resulten dos o tres veces más caras por la gestión estatal, a la vez que no demanden la afectación de recursos en áreas en las que los privados puedan manejarse en forma más eficiente y a su cuenta y riesgo.
Aunque con defectos, este mecanismo ha servido en el mantenimiento de las rutas, y si no fuera por motivos que todavía no han quedado muy claros, pero que obedecen a divergencias en la fuerza de gobierno, a esta altura se podría haber avanzado en el mismo sentido en una asociación para recuperar el ferrocarril, con participación de las industrias forestales y así potenciar una logística que todavía presenta agudas carencias.
Es decir que más allá de los plebiscitos promovidos por las corporaciones de funcionarios públicos --y acompañados por la coalición de izquierdas-- apuntando a que no haya la menor posibilidad de que pasen a la esfera privada para mantener su inamovilidad y otros beneficios del empleo estatal, y más allá de motivaciones ideológicas que llevaron a promover irracionales emprendimientos como el complejo sucroalcoholero en base a la caña de azúcar en Bella Unión, o el plebiscito sobre el agua, el Frente Amplio en el gobierno ha seguido en gran medida y aún profundizado la línea de anteriores gobiernos, porque ha asumido que el estatismo a ultranza solo agravará los problemas del país.
También la Intendencia frenteamplista de Montevideo ha debido salir a conceder a privados parte de sus servicios y hasta los casinos, teniendo en cuenta que bajo su administración municipal se ha llegado al caso único en el mundo de que daban pérdidas. Y si no ha profundizado más esta política es porque no ha querido agravar el choque con el sindicato Adeom, que naturalmente defiende los intereses de los funcionarios y no los de la población.
Y en el caso de la Intendencia de Paysandú también se está incursionando por esta vía, en buena hora, como se ha hecho con la Semana de la Cerveza, pese a que en anteriores administraciones ediles de la actual fuerza de gobierno se habían opuesto tenazmente a esta posibilidad e incluso al cobro de entrada al predio. Pero una cosa es la teoría y los voluntarismos y otra la realidad, cuando debe hacerse el mejor uso de los recursos, y en un período de gobierno en que la Intendencia sanducera ha contado con un aumento en la recaudación y un muy buen apoyo del gobierno nacional en recursos --lo que no ha evitado igualmente un déficit significativo en la Rendición de Cuentas-- ha encontrado en las concesiones y explotaciones por privados en algunas áreas un instrumento apropiado para ahorrar dinero y mejorar la gestión, aunque con la contrapartida de excesos en gastos que no han sido destinados a inversión, y que por ende no tienen el retorno que merece el sufrido contribuyente.


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