Opinion | 16 May Rodeados por el dengue y con la amenaza cercana de la gripe porcina en Argentina y Brasil, que parece que al fin de cuentas es menos agresiva de lo que se estimaba, el sentido común indica que en nuestro país deberíamos no solo decir que estamos alertas, sino que las autoridades competentes deberían estar extremando acciones preventivas para evitar o, por lo menos, reducir al mínimo las posibilidades de que estas enfermedades crucen la frontera.
En este contexto, no puede menos que sorprendernos el hecho de que --cuando se sabía que miles de hinchas de Boca Juniors se aprestaban a cruzar a Uruguay por los pasos de frontera de Paysandú y Salto-- las autoridades nacionales no instruyeran a sus similares locales de adoptar medidas especiales que permitieran realmente establecer cierto margen de seguridad para minimizar los riesgos. Así, costaría poco y nada fumigar las bodegas de ómnibus como se hizo durante Semana de Turismo, y eventualmente otros vehículos, a efectos de combatir la población adulta del Aedes Aegypti, mosquito transmisor del dengue, que aunque menos activo con temperaturas como las actuales, igualmente está en condiciones de transmitir la enfermedad manteniéndose vivo en el calor de las cabinas de vehículos y las propias bodegas de ómnibus.
Este aspecto es aún más crítico en el paso de frontera entre Salto y Concordia, si se tiene en cuenta que en esta última ciudad hay casos de dengue autóctono, lo que quiere decir que la enfermedad está a tiro de piedra del Uruguay y nosotros somos una potencial puerta de ingreso. En cambio, se hace una apuesta casi del todo o nada a la “descacharrización”, que es un aspecto muy importante, junto con la concientización de la población, pero que debería complementarse con otras acciones preventivas como las descriptas, sobre todo en zonas críticas como estas.
Y ni qué decir de la gripe porcina, para la que se han instrumentado medidas muy a tono con las exigencias internacionales en el Aeropuerto Internacional de Carrasco, incluyendo los termómetros digitales a distancia, pero en cambio se deja la puerta abierta en los otros pasos de frontera, lo que indica que estaría importando más salvar las apariencias, que trabajar con criterio riguroso en la prevención.