HISTORIA: 1925

Locales | 14 May En el álbum “Villa Guichón – 50 Años de vida e inquietudes”, publicado en 1957, se incluye un relato en el que el anónimo protagonista describe su primera experiencia ante un receptor de radio. Dice así: “Crónicas antiguas -ESCUCHAR RADIO, UNA AVENTURA ELECTRIZANTE” .
“En el año 1925-26 apareció en Guichón el primer receptor de radio, un ‘dernier cri’ de la época, impresionante en sus formas y tamaño, algo así como un ropero petiso de tres cuerpos con varias pilas y una batería de 6 volts. Tenía por lo menos diez perillas de manejo y por sus dimensiones se necesitaba la mitad de una habitación para ubicarlo, comodidad que felizmente contaba su orgulloso poseedor, el Dr. Rafael Pazos. Si al tradicional elegante atuendo del Doctor, le agregamos esta innovación novísima en aquellos tiempos, llegamos a la conclusión –sin esfuerzo—de que este facultativo, era una persona sanamente envidiada por los jóvenes y por aquellos que no lo eran tanto…”.
“Cuando los más íntimos tenían el placer de ver aquel misterioso aparato, lo miraban con indisimulada codicia, entre ellos don Antonio Toribio, que a pesar del sensacional adelanto y del progreso inherente de la ciencia, seguía aferrado a sus polainas de cuero…”.
“Eran los felices tiempos –toda época pasada fue mejor—de las clásicas reuniones entre los viejos amigos del pueblo. Inseparables, Mendiburu y Toribio e infaltable también la mención del risueño caso del juez italiano que residió en la zona, que por decir ‘las leyes’, pronunciaba ‘la leeche’, expresión que adquiría inusitada gravedad y ponía carne de gallina al oculto deudor del líquido lácteo, por la energía y vehemencia con que era pronunciada”.
“Pero, volvamos al principio. Viví unos días de desesperada curiosidad. No podía sustraerme, ya, al incontenible deseo de ver ‘aquello’, no digo oír, como veremos más adelante. Armándome de coraje y osadía, llamé tímidamente a la puerta…”.