Opinion | 15 May La ministra de Salud Pública, María Julia Muñoz, admitió que las medidas impulsadas desde el gobierno para combatir la incidencia de distintos tipos de cáncer -como el de mama y el de pulmón- aún no se visualizan en la realidad sanitaria nacional. Las cifras indican que ambas enfermedades siguen impactando fuertemente en la mortalidad de los uruguayos, sobre todo en las mujeres.
De acuerdo a las estadísticas que maneja el Ministerio de Salud Pública, la primera causa oncológica de muerte en la mujer es el cáncer de mama, le sigue el de colon y recto y en tercer lugar se ubica el de cuello uterino. Aunque el cáncer de pulmón se encuentra en el noveno puesto como causa de decesos, lo preocupante es el incremento que se ha registrado en esta variable.
La salud debe ser un compromiso individual; los esfuerzos del Estado podrán ser muchos pero el alcance real siempre estará limitado por los hábitos y el impacto en el largo plazo será insignificante.
Que cada uno decida someterse a chequeos períodicos que permitan tomar a tiempo estos males sería el camino ideal. Sin embargo, las instituciones sanitarias, más allá de la declarada y mandatada apuesta a la prevención y promoción de salud, suelen verse desbordadas con la asistencia y cuando llega un paciente para consultar “por las dudas” o demanda estudios de diagnóstico sale con la sensación de que se lo considera un “alarmista”.
Seguramente las actitudes personales tienen matices en todas las circunstancias. Están los pacientes que no se realizan el estudio pero también están los médicos que no logran transmitirle a sus pacientes que el mismo es imprescindible o simplemente se olvidan de aconsejarlo por falta de tiempo.
La campaña más permanente, duradera y efectiva será la que se construya sobre la base silenciosa de los compromisos individuales. Tal vez no se pueda medir, ni elevar como bandera de realizaciones de jerarquías ministeriales, pero realmente será la que haya salvado muchas vidas.