Opinion | 18 May Ya es algo de todos los días que los menores infractores se fuguen de los diferentes centros del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU), especialmente los nucleados en la famosa Colonia Berro de Montevideo. Pero los jóvenes no salen para volver a sus casas, sino para volver a las andadas.
Y esto no es una sensación. Porque “el 60% de los menores que van al Juzgado son reincidentes”, dijo el juez Hugo Morales. “Un porcentaje altísimo de menores delinque cuando están fugados del INAU. Es un hecho de la realidad que el sistema no retiene a los adolescentes infractores”, señaló su colega Washington Balliva, según informó “El País”.
Morales advirtió que la reiteración de hechos protagonizados por menores genera en la población inseguridad y desconfianza hacia el sistema judicial. Agregó que las continuas fugas impiden además, al INAU, reeducar a esos adolescentes.
Los menores suelen ingresar en un círculo que podría resumirse así: son detenidos por algún delito, se les inicia el procedimiento por la Justicia de Menores e ingresan a alguno de los centros semiabiertos del INAU, que demuestran claramente no garantizar la contención necesaria pues de allí se fugan y vuelven a delinquir. El círculo vuelve a iniciarse e implica la consabida participación y ocupación de policías --y el gasto en tiempo y recursos que ello implica--, que los reingresa una y otra vez.
Por su parte, los funcionarios de INAU protestan y reclaman, asegurando que los centros no tienen la infraestructura adecuada para retener y rehabilitar a estos menores. A eso se suma que la mayoría de las veces, para concretar las fugas éstos se amotinan, destruyen los edificios y atacan a los funcionarios.
Si bien el problema no es nuevo y tampoco lo es que ningún gobierno le ha encontrado una solución, también es cierto que nunca se había percibido un temor tan generalizado en la población. Que esporádicamente escucha anuncios de nuevas medidas, aunque ninguna parece dar resultados. ¿Llegará a un punto en que la situación sea incontrolable? Es hora de que las autoridades admitan que el sistema no funciona, que el problema se agrava días tras día y busquen la salida impostergable, a cualquier precio.