Paysandú, Domingo 31 de Mayo de 2009
Locales | 24 May SÍMBOLOS PATRIOS Y RESPONSABILIDAD
He viajado mucho por trabajo y, sin conocer la integración de los símbolos nacionales de los países, les guardo respeto.
Los derechos y obligaciones ciudadanas por los símbolos patrios y su penalización están en el Decreto del Poder Ejecutivo del 18 de febrero de 1952, vigente. En él no se establece que para ejercer nuestras responsabilidades y derechos, y reclamarlos,
debemos conocer su integración ni calcular el período electoral en que vivimos.
Habrá que establecer las responsabilidades de acuerdo a ese decreto. Los candidatos del Frente Amplio estaban en el acto donde sus militantes colocaron banderas partidarias en los lugares asignados a los pabellones Nacional y de Artigas, y luego manifiestan que “fue un error de unos estúpidos”.
Atentan contra las instituciones, pero no son golpistas; apoyaron el golpe del ‘73 pero después no lo apoyaron porque era de la burguesía; fueron a pactar la impunidad al Club Naval y luego salen con “juicio y castigo a los culpables”, cuando pueden derogar a la ley de caducidad con las mayorías legislativas y no lo hacen.
Estaban y fueron, pero no son ni están. ¿Eso es reponsabilidad?
Fernando Patrón
CÓMO ELEGIR EL CANDIDATO
CÓmo elegir al candidato
Los uruguayos estamos “atajando penales” desde hace años por culpa de no haber sabido cuáles eran nuestras debilidades y fortalezas en un mundo cada vez más globalizado. De cara al futuro no se puede seguir con más de lo mismo. Se necesita un giro importante en la economía, que nos permita “subirnos a la lona” para seguir peleando el presente.
La única forma de producir cambios cuando la “cancha está embarrada” es dejar de declamar y discernir dentro de las ideas cuáles son posibles. A manera de ejemplo, cualquiera sabe que con la mitad de la población “colgada” del Estado y con una deuda externa impagable, difícilmente se pueda reducir el “costo Uruguay”.
También sabemos que la pobreza es a la política lo que la plata es a los ricos, un instrumento para llegar al poder. Por lo tanto, achicar el Estado y disminuir la pobreza debería ser política de Estado.
El Estado uruguayo y quienes lo administran, por lo que fuere, necesitan una suma de dinero desproporcionada en relación a la capacidad contributiva de los ciudadanos. Lo que parecía un parche circunstancial (IRPF), motivado por la necesidad de hacer caja, lo seguirá siendo mientras no se encuentre otra forma de financiar la política, no importa de qué color es “la camiseta”, lo que funciona no se toca, nadie quiere perder la caja.
Los políticos son parte de la sociedad. Mientras no cambiemos las razones por la cual los elegimos, no cambiarán ellos la forma de hacer política. Son fundamentalmente “vendedores de productos ideológicos”, sus necesidades básicas son juntar votos y construir poder. Hugo Marietan, médico psiquiatra, escritor y autor de trabajos académicos, describía en el diario La Nación (argentino) en su artículo “Los políticos suelen aferrarse al poder como psicópatas” lo siguiente: “Los políticos de fuste generalmente son psicópatas, por una sencilla razón: el psicópata ama el poder. Usa a las personas para obtener más y más poder y las transforma en cosas para su propio beneficio. Esto no quiere decir, que todos los políticos o todos los líderes sean psicópatas, ni mucho menos, pero sí que el poder es un ámbito donde ellos se mueven como pez en el agua”.
¿En Uruguay será así?
Nuestro dilema se parece al de qué fue primero, si el huevo o la gallina. El primer huevo fue puesto por el antecesor directo de la gallina, podríamos llamarla una “quasi-gallina” o “proto gallina”, que quizá por un solo gen no era gallina y evolucionó en gallina en ese huevo que puso.
Necesitamos cuasi-políticos con genes distintos que generen políticas de Estado, aunque con ello se transformen en “palomas de iglesia” dispuestos a ensuciar a los fieles si la patria lo demanda. Para elegir nada mejor que prestarle más atención al idioma gestual (el del cuerpo), habida cuenta que por seguir las palabras no nos fue muy bien. También a los silencios, aquello que siendo obvio no se habla, por ejemplo cómo crecer y seguir pagando la deuda externa, cómo insertarse en el mundo sin bajar el costo Uruguay, cómo recuperar lo perdido en materia de comercio exterior, cómo se soluciona la problemática de la drogadicción y en qué hacer “mientras tanto”, dónde “guardarán” a los que delinquen mientras las promesas de más cárceles se cumplen.
Si encuentra a alguno que le demuestre “el cómo y el con qué” se pueden resolver estos problemas; no lo dude, “ese es su pingo”.
Alberto Moroy
RECIBIMOS Y PUBLICAMOS
Pacientes indignados
Somos pacientes que concurrimos a consulta desde hace varios años con la doctora Esperanza Rodríguez Lorant. También estábamos presentes el 8 de mayo para su consulta en el Hospital. Lo sucedido ese día no es como lo contó la señora el domingo pasado en su carta por este medio. El Hospital tiene un nuevo sistema: usted tiene que confirmar su consulta 48 horas antes, cosa que por lo que vimos, la señora nunca había hecho. Nunca se arrodilló, lloró o suplicó como lo menciona; no le vio la cara a la doctora. Además la consulta estaba completa y no faltó nadie ese día. Sabemos que son muchos sus pacientes que quisieran estar escribiendo esto, pero somos aún más los testigos de su profesionalidad y humanidad ante todo. Continúe así doctora.
Walter M. Rodríguez,
Wilson García, María del Huerto Castelli
LA VOZ DEL PÚBLICO
Quisicosas
Como es de conocimiento público, el señor presidente de la República efectuó en marzo una pormenorizada exposición de lo realizado hasta el presente por su gobierno, y de sus proyecciones de futuro. Pero no lo hizo como hubiera sido lo correcto, como presidente, en forma impersonal, desde su despacho oficial y por los medios corrientes de difusión de los que dispone. No: fue según su propia consigna “festejen, uruguayos, festejen”, desde un escenario público especialmente construido, calles cortadas mediante, desde un panorámico estrado, rodeado de sus ministros e invitados, consultando una agenda previamente elaborada donde se mencionaban todos los supuestos logros, algo maquillados, conseguidos en sus primeros cuatro años de gobierno. Todo eso dicho y escenificado hábilmente con gestos, posturas y tonos de voz acordes a cada ítem a que se refería, es decir, toda una mise en escene muy bien lograda.
Esto que parece ser una crónica o crítica es una simple enumeración de lo visto y oído en la ocasión. Que era un acto político - partidario, pues no se puede separar una cosa de la otra al inicio de la campaña preelectoral, ya lo sabíamos, pero que toda esa escenografía física y de medios no tenía un costo de 120.000 dólares nomás sino que era una inversión. De quiénes y para quién lo supimos después.
Pero es de pública notoriedad que en esas extensas nóminas faltó un pequeño gran detalle para nosotros los ciudadanos, el principal por su capital importancia, del que se olvidó el señor presidente. Desde que se autorizó la instalación de la planta de Botnia aquí en Fray Bentos, al inicio de su gobierno y al parecer en forma inconsulta y unilateral y por lo tanto de su responsabilidad, una obra cuyos antecedentes o precedentes desconocemos pues no se informó de ellos a la ciudadanía, ni antes ni después, se ha suscitado un problema de juridiscción con Argentina en el que hemos sufrido una avergonzante pérdida de nacionalidad, al punto que desde “el otro lado del río”, de rebote, un grupo de ciudadanos entrerrianos con el apoyo tácito primero y luego ya explícito de los gobiernos nacional y provincial, decidieron por su cuenta que los uruguayos no podemos pasar por el puente General San Martín, bloqueándolo indefinidamente desde hace cerca de tres años. Acción y posición que demostraron en ese abrazo fraterno que se dieron personas y personalidades de esos dos gobiernos con activistas ahí al pie del kilómetro cero de esa otrora ruta compartida que ahora no conduce a ninguna parte.
Demostración cabal de la aplicación de la razón de la fuerza en contraposición a la fuerza de la razón. Ante esa realidad ha habido de nuestro gobierno un silencio total que ya suena (pues el silencio se oye) a obsecuencia, sumisión o claudicación de nuestra patria potestad. Vergüenza nacional e internacional que no nos merecemos y nos duele en nuestro sentimiento patrio. Por lo tanto, la mayoría de los uruguayos: yo, tú, él, nosotros y vosotros esperando que ellos, nuestros actuales gobernantes, asuman plenamente su responsabilidad, devolviendo a nuestro Uruguay la honorabilidad perdida. Que a eso hemos llegado, los hechos lo demuestran con elocuencia: tenemos que pedir prestado lo que es nuestro, y nos lo niegan.
Si se ha cometido un yerro, uno más, gubernativo o diplomático, corresponde admitirlo y corregirlo, si no exigir a nuestros vecinos reciprocidad de acción, pues nobleza obliga, señoras y señores. Dejando de lado intereses mezquinos, sectoriales, de conveniencia y hasta personales, para dar lugar a esos otros superiores que nos legaron San Martín y Artigas, que cimentaron nuestras relaciones mutuas e independientes. Como ejemplo irrefutable tenemos ahí, frente a Fray Bentos a cada lado del río, dos mitades de un todo, de autoría y culpa, de ese entredicho internacional en parte prefabricado, que ya debió haberse solucionado en el mismo ámbito en el que surgió, de gobierno a gobierno. En la margen oriental tenemos, dejando de lado juzgar su legitimidad o no pues no viene al caso, la planta de Botnia produciendo limpiamente sin contaminar el agua y el ambiente, como lo certifican los organismos internacionales correspondientes. En la otra, lo conocido y sufrido: los ahora hermanastros más grandes usando la fuerza y el ya perimido argumento de esa letal contaminación que vaticinaban llegaría pero no llegó, en represalia cortaron de un tajo (mala praxis, que le dicen) el cordón umbilical de la hermandad --el puente-- y esas dos mitades quedaron truncas, convertidas en nada. Final infeliz de la identidad de siempre de dos pueblos hermanados en la historia.
Mientras tanto, como si esto fuera poco, ante ese ambiguo, errático y contradictorio accionar de ambos gobiernos o sus titulares --¿compañeros o ex?-- vemos sin comprender cómo algún connotado integrante del partido de gobierno uruguayo, pre-candidato presidencial además, cruza a Buenos Aires a confraternizar con el matrimonio gobernante argentino, a hacer algún “mandado” o a pedir favores, y por aquello de que el fin justifica los medios, hacer de paso proselitismo político. Se informó de que dispone de una oficina allá. Repetimos, a la señora presidenta Cristina Fernández, que enrostrara públicamente al doctor Vázquez la violación del Tratado del Río Uruguay, y al señor Néstor Kirchner, que fuera presidente contemporáneo a la instalación de Botnia, o parte de ella, y a quien no le oímos ninguna objeción en su momento. Pero a quien vimos vez pasada lucir sonriente la camiseta alusiva de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú con leyendas lesivas a Uruguay y a Botnia.
Y como este galimatías de dualidad de criterios, de indefinición de procederes, gubernativo, diplomático, institucional, internacional, etcétera, más este irracional conflicto limítrofe o de soberanía que nos hiere, unido a la incapacidad manifiesta, no manifestada, de resolverla de parte de quienes deben hacerlo, supera largamente nuestra pobre --in o dis-- capacidad intelectual, la remitimos a ustedes, lectoras y lectores de EL TELEGRAFO para que sin duda con más discernimiento y conocimientos seguramente podrán hacerla mejor. Y eso se logra precisamente haciéndolo, no diciéndolo; los invitamos.
Ya lo dijo el general Perón: “Mejor que decir es hacer, y mejor que prometer es cumplir”. Y otra de Perón, para el anecdotario: Iba él en su coche por una calle sin semáforos y el chofer le pregunta: “¿Para dónde doblo, general?”. Su respuesta fue: “Poné el señalero para la izquierda pero doblá a la derecha”.
Ricardo M. Fuidio Ferrari
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