Opinion | 27 May Después de varios años la Semana de la Cerveza dejó finalmente de ser una carga económica para la comuna y un dolor de cabeza para la comisión organizadora. En las últimas dos ediciones no solo no se perdió plata de los contribuyentes en el desarrollo de la fiesta en el predio ferial sino que hasta significaron algún ingreso extra para la comuna. No obstante, la calificación de pérdidas merece un análisis más profundo en función de los beneficios que se obtienen de un evento turístico de esta magnitud.
A pesar de estos avances no son pocos quienes consideran que hubo un retroceso en comparación con años de apogeo de la Semana de la Cerveza, cuando espectáculos de primera línea internacional se presentaban en el Anfiteatro o anteriormente sobre un escenario montado en la misma avenida De los Iracundos. También objetan que se haya cerrado el predio ferial y que se cobre por ingresar a él.
Lo cierto es que nada es gratis y la realidad ha cambiado radicalmente en todo el mundo y principalmente en Paysandú. Ya no contamos con Norteña para aportar los dólares para contratar artistas internacionales o los recursos necesarios para un evento de estas características, y tampoco es correcto que la Intendencia distraiga personal y dineros de los contribuyentes para una fiesta demasiado cara para esta sociedad.
También el cerramiento del predio es una medida imprescindible cuando resulta imposible garantizar la seguridad en los espacios públicos aun donde la concentración de gente es infinitamente menor a la que concurre a la Semana de la Cerveza. Es por lo tanto un acierto dejar en manos de una empresa privada esta tarea, que como tal asume los riesgos económicos y se encarga de asegurar el éxito de la fiesta. Pero no corresponde considerar que ahora deja “superávit” cuando en definitiva lo que se hizo fue una “venta” de la marca “Semana de la Cerveza”, y por lo tanto no hay riesgos de “déficit” como ocurría antes.
Por otra parte habrá que desearle mucha suerte a la empresa organizadora, que en definitiva es la única en Uruguay que puede llevar adelante un evento de esta magnitud --como lo es también el Pilsen Rock que organiza--, pues tiene acceso de primera mano a los artistas que presenta y la infraestructura montada para garantizar el éxito de la convocatoria.
Entonces conviene llamar a las cosas por su nombre: la Semana de la Cerveza es un evento privado y las ganancias o pérdidas que pueda significar corren por cuenta de sus organizadores.