Opinion | 01 Jun Según el Instituto Nacional de Estadística, en Uruguay hay 270.851 adolescentes (13 a 17 años), el 39,8% de los cuales son pobres. Algo más de la mitad de los jóvenes (53,3%) no llega siquiera a comenzar cuarto año, debido principalmente a los altos niveles de deserción registrados durante el Ciclo Básico. Asimismo, un 17% del total de jóvenes abandona los estudios a lo largo del Segundo Ciclo. Solamente el 36,2% de los jóvenes completa la educación secundaria, es decir que de cada 100 niños que ingresan a la escuela, solo 36 terminan el liceo.
La deserción educativa entre adolescentes que presenta Uruguay es de las más altas en América Latina. Adicionalmente, es posible afirmar que mientras el abandono escolar está más asociado al trabajo en los varones, en las mujeres se asocia además a la formación temprana de la pareja.
Es por ello que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef por sus siglas en inglés) y el Consejo de Educación Secundaria firmaron un convenio para la ejecución del proyecto Impulso a la Universalización del Ciclo Básico de Secundaria. El organismo internacional considera una prioridad disminuir los índices de deserción en el Ciclo Básico y apoyar programas y políticas públicas que fortalezcan la calidad de la enseñanza media. Unicef y el Consejo de Educación Secundaria acordaron reforzar esta línea de trabajo mediante un proyecto diseñado conjuntamente entre estudiantes y docentes.
Promover un clima de convivencia, integración y participación es clave para mejorar los aprendizajes y motivar a los estudiantes a no abandonar el liceo y continuar en el sistema. Para lograrlo, un grupo de facilitadores estará a cargo de la coordinación y el seguimiento de los procesos en los liceos junto con el equipo de dirección y demás agentes educativos del centro.
La universalización del Ciclo Básico es cada vez más necesaria y al mismo tiempo más insuficiente. Como resultado de la aceleración del proceso de globalización mundial, en un período que no alcanza a las últimas dos décadas se ha venido transformando el mundo del trabajo, del conocimiento y de la educación. Por ello es vital disminuir las cifras de deserción, logrando que más jóvenes completen el Ciclo Básico, ya sea para luego pasar al Bachillerato o para continuar carreras técnicas, cada vez más requeridas en el mercado laboral.