Paysandú, Domingo 07 de Junio de 2009

OPINIONES LA VOZ DEL PÚBLICO

Locales | 31 May La guerra de las patentes como bien se la ha denominado, nunca mejor aplicada la metáfora, como buena guerra es interminable y los que más la sufren son los civiles utilizados como rehenes de la situación. En este caso el que la sufre es el ciudadano de cada departamento, que como el nuestro tienen intendentes a quienes la administración los supera y ante la impotencia de ver cómo el déficit cada vez los ahoga más, no encuentran mejor opción que subir los impuestos. Ahora bien, en el caso de las patentes, ocurre algo muy original. Ante la competencia por lograr que la ciudadanía empadrone aquí, y no en Colonia, Flores u otro departamento de los tantos que no tienen patentes tan onerosas como las nuestras, se ha realizado un importante descuento a los vehículos empadronados en 2008 y 2009, pero a costillas del resto del parque automotor (incluso motos), empadronados en los años anteriores, a los cuales les subió la patente.
A los tontos, que así es como uno se siente cuando se toman estas decisiones que benefician a unos pocos sin considerar al resto que ha cumplido en tiempo y forma, que a pesar de que nos cobran un disparate decidimos empadronar aquí, nos subió entre un 5 y un 15%. ¡Total!, ya nos tienen tomados de la parte baja...
Si usted tiene un vehículo de 2004 paga mucho más patente que otro similiar o incluso de mayor valor empadronado en 2009, pues mientras el de 2004 subió alrededor de un 5%, el de 2009 bajó alrededor de un 30% sobre el importe de esa patente, o más, si uno tiene en cuenta que es de mayor valor el de 2009.
Claro, no se puede acusar a la Intendencia de incoherencia, porque hay que recordar que éste es un gobierno progresista. Así que trate de progresar y comprarse un cero kilómetro, que aunque sea de mayor valor que el viejo le van a bajar considerablemente la patente, alrededor de un 30%.
Me parece bien que hayan bajado las patentes de los cero kilómetro, pero equitativamente debió bajar el resto, y no haber subido. Si no, desvestimos un santo para vestir otro.
Javier Pizzorno

LA VOZ DEL PÚBLICO
ESTUDIOS TERCIARIOS
El domingo 24 de mayo EL TELEGRAFO publicó declaraciones del rector de la Universidad de la República, doctor Rodrigo Arocena, en las que se manifiesta contrario al cobro de matrícula a estudiantes universitarios, pero propone que se aplique un aporte obligatorio proporcional a sus ingresos a los profesionales que declaren determinados ingresos  en el marco del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas.
Dice además el rector, que si bien ya existe el Fondo de Solidaridad que obtiene recursos de los profesionales, este aporte no es proporcional a los ingresos, porque cuando se instituyó no existía el IRPF y por lo tanto no se conocían los ingresos de los profesionales, pero ahora se conocen y por lo tanto los que más ganan pueden pagar más.
Considero correcto y justo este razonamiento, porque quien ha podido recibir una capacitación terciaria financiada por el Estado, justo es que una vez que se desempeña como profesional y recibe ingresos económicos, deba pagar por lo menos lo que costó su capacitación universitaria y de esa manera ayudar a que otros estudiantes puedan cursar estudios sin pagar matrícula.
Cuando un estudiante pretende ingresar a la Universidad de la República, en la mayoría de los casos debe radicarse en la capital del país, donde se radican la gran mayoría de las facultades, salvo algunas excepciones de cursos que se dictan en la ciudad de Salto y Paysandú. Por lo tanto debe abandonar su trabajo en la ciudad en que vive y trasladarse a la ciudad donde se desarrolla la carrera. También debe separarse de su familia y esto representa importantes gastos de alquiler y demás. Si la familia recibía ingresos de su trabajo, le será muy difícil prescindir de esos aportes.
Por lo tanto es necesario crear otras facilidades si queremos democratizar la enseñanza terciaria y hacer que todos los que quieran estudiar lo puedan hacer, sin tener que desarraigarse de su lugar de residencia ni abandonar sus empleos.
Hoy en día, con el desarrollo de los medios de comunicación, es posible el dictado de cursos a distancia por medio de Internet, o por material grabado que se envía a los estudiantes. Como los cursos quedan grabados en el disco de la computadora o en los DVD que recibe el estudiante, éste los podrá estudiar cuando tiene el tiempo necesario y repasar las veces que lo desee. También por medio de su computadora podrá mandar correos a los profesores para efectuar consultas o remitir o solicitar material de estudio.
 Las clases prácticas de laboratorios y demás a las que debe asistir durante el desarrollo de los cursos, pueden concentrarse en ciertos días del mes para que pueda asistir a ellas, o bien podrían ser dictadas en cada departamento por profesores asistentes.
Con esta metodología de estudio que hoy se aplica en algunos casos en nuestro país y en varias ciudades del mundo, se democratizaría la enseñanza terciaria y la pondría al alcance de todos los estratos sociales.
Si bien pueden existir dificultades que requieran soluciones difíciles de resolver, estimo que no pueden ser escollos insalvables y menos aún frente a las enormes ventajas que este sistema representaría para la democratización de la enseñanza terciaria.
Ing. Ricardo Brasesco

LA VOZ DEL PÚBLICO
Manual indispensable
para los usuarios
de Salud Pública
“¡¡A ver los acompañantes, que vengan a buscar la comida!!”… No, no es el cocinero de un cuartel. Es una de las personas que trabaja en la cocina del Hospital Escuela del Litoral, llamando a los acompañantes de los pacientes internados, invitándolos a acercarse en busca del almuerzo o la cena. Sale entonces, lentamente, la caravana de familiares o de pacientes que pueden desplazarse sin ayuda; los otros dependerán de la solidaridad de un compañero de sala o del tiempo que tenga algún funcionario para acercarle una bandeja.
Mientras ya va usted entrando en clima acerca de lo que le espera si tiene que internarse o cuidar de un familiar que haya corrido esa suerte, aquí van algunos consejos de varios sanduceros que hemos padecido desde la “pérdida” de documentación completa (por no decir hurto, que queda feo) del paciente hasta el abandono por jornadas enteras, sin siquiera un control de presión o temperatura, a menos que recorriéramos el hospital como almas en pena pidiendo “una ayudita” y nos respondieran como si fuera eso, “una ayudita”, cuando en realidad es el simple deber moral y laboral de cada uno de los que allí cumplen funciones.
1) Conviértase en deportista. Entrene a fondo para salir corriendo en busca de una enfermera cuando su familiar o el paciente de al lado tengan una crisis, especialmente si es de madrugada, porque con mucha sorpresa e indignación encontrará que no hay guardia nocturna de enfermería, y si alcanza a llegar a pedir auxilio en otras salas, seguramente una enfermera somnolienta aparecerá tras una puerta diciéndole que no puede hacer nada, que espere al “cambio de guardia”, mientras su pariente está con el suero infiltrado o casi en convulsión. (No importa, apenas son las 3 y el cambio de guardia es a las 6). O puede pasarle que, siendo de día, acuda a un enfermero para que lo ayude y éste le conteste: “cerrale el paso del suero, que yo me voy a comprar algo para tomar y vuelvo”.
2) Aprenda medicina en menos de 15 días. Estudie tratados de medicina avanzada --si puede tenga a mano la XO de sus hijos para consultar más rápidamente en Internet-- para saber qué medicamentos pueden servir para aliviar síntomas de la enfermedad que padece su pariente, pues nadie le dirá qué es bueno tomar para tal o cual molestia (claro, si le aconsejan tomarlo, deberán dárselo). Y si el galeno que le ha tocado en suerte no deja por escrito en la historia clínica del paciente qué se le puede suministrar, por más que su familiar se retuerza de dolor, “si el doctor no dejó anotado, no podemos darle nada, y además el doctor está en Montevideo” (y nadie consultará a ese ni a otro médico). Claro, solamente a usted se le ocurre molestar a la pobre enfermera que estaba disfrutando de su jugoso churrasco en esa oficina donde ir a pedir ayuda es poco menos que interrumpir el sueño de la bella durmiente.
3) Tenga “influencias”. Antes que usted o alguien de su familia deba internarse en Salud Pública, trate de hacer un curso intensivo de relaciones públicas, así podrá “hacerse amigo” de la mayor cantidad posible de médicos y enfermeras, de manera de lograr ser escuchado, pues --es tristísimo decirlo-- no conocer a nadie allí adentro es igual a ser ignorado perpetuamente y el médico que le toque en suerte (hay escasas excepciones) seguramente lo dejará con más dudas que respuestas, aunque usted no sea precisamente un analfabeto. Duele reconocer que, lamentablemente, muchas veces dependerá de las condiciones o edad del enfermo el “grado” de atención que le brindarán algunos profesionales.
Y cuando todos parezcan sordos y mancos en el cumplimiento de su deber, acuda a las máximas autoridades del nosocomio. Lo atenderán con deferencia y calidez --es digno reconocerlo-- y acudirán a su pariente de inmediato, pero eso dura solo ese efímero segundo en que fue dada la orden. Pasado un par de horas quedará nuevamente en el olvido, y las promesas del necesario servicio permanecerán colgadas en el soporte del suero que tanto costó lograr que le aplicaran al paciente, cuya piel ya se estaba convirtiendo en lija por la deshidratación.
4) Prepárese para las consecuencias. Si usted tenía fecha para operarse o para practicarse un estudio, vaya pensando en los recursos que utilizará para recordárselo al médico. Puede regalarle una agenda con luces y sonido, convertirse en recordatorio telefónico o plantarse delante de la casa del profesional y hacer señales cada vez que alguien asoma la cabeza por la ventana. Puede ser que así no lo olvide y no le pase lo que a un paciente, días atrás, que se preparó sicológica y físicamente y cuando ya estaba ubicado en su cama aguardando el momento, apareció el médico y sin más le dijo: “¿Sabe que me olvidé?, vaya para su casa y le daremos nueva fecha”. También tenga en cuenta que deberá pasar duras pruebas si necesita someterse a un estudio, por ejemplo aquellos en los que es necesario “limpiar” el cuerpo por dentro. Puede que, con su humanidad a cuestas, llegue al nosocomio listo para entregarse a los sucesores de Hipócrates y le digan que vuelva la semana que viene, pues su estudio fue suspendido.
5) Puede salir peor. Insistimos en que haga un curso de enfermería instantáneo, pues quien ingresa por una fractura, una cesárea o un mal menor, puede ser que termine inmovilizado y lleno de escaras, con una infección urinaria, neumonía o una diarrea inolvidables. Si no hizo el curso de enfermería, entonces deberá hacer uno de paciencia infinita para esperar que lo atiendan y le concedan una explicación sobre cómo manejar a su pariente, porque los funcionarios acudirán recién luego de unos cuantos llamados y corridas por los pasillos. Pero si grita pidiendo ayuda, cuídese de no causar demasiado alboroto, porque seguramente le recriminarán por estar gritando en un centro de salud. También tenga cuidado de no molestar demasiado cuando pida la indispensable curación para el paciente, cuya herida sangra sobre las vendas y en todo el día no se las han cambiado, pues pueden contestarle: “Tengo un muerto y un operado, lo de tu familiar no es grave y puede esperar”. (Con todo respeto, ¿el fallecido no podía esperar?) No hemos de nombrar a quienes tan mal actuaron --de ellos se encargará Dios-- pero corresponde aclarar que afortunadamente en este universo colmado de agujeros negros también hay excepciones y son quienes, plenos de bondad y verdadera vocación de servicio, ponen cada día su mayor esfuerzo, aunque sean pequeñas estrellas en el oscuro firmamento. Luego de ser protagonistas y testigos de tan inexplicables episodios, entendemos en parte la tragedia de la pequeña Blanquita Filippini en Salto. Así que, estimado usuario de Salud Pública, evite enfermarse.
Mutantes de Salud Pública

RECIBIMOS Y PUBLICAMOS
¿Y AHORA?
Hace tiempo me propuse no escribir respecto al tema de la pastera Ence y la actitud asumida por las autoridades a todo nivel (departamental, nacional). Porque en primer lugar se había perdido la posibilidad de una comunicación real entre las opiniones encontradas. Se encontraron por ejemplo en la audiencia pública realizada en radial Conchillas. Unos estaban a favor de la instalación de la planta en Punta Pereyra, entusiasmados con los números (tantos millones de dólares de inversión, miles de puestos de trabajo, cero contaminación, etcétera), y casi no soportaban la presencia de las personas que, con opiniones diferentes (los aspectos negativos de estas empresas como el tremendo deterioro en la naturaleza como resultado la imposición de los monocultivos, la poca mano de obra empleada en esta industria cada mil hectáreas plantadas, luego de la construcción de la planta, en fin hay aquí también una larga lista que no detallaré pero que todo ciudadano que quiera informarse puede sacar en limpio).
Pero con esta situación que hoy estamos viviendo, luego de la decisión de la empresa de vender su patrimonio, con la consecuente parálisis de las obras iniciadas, debemos tratar todas las personas que habitamos este país de analizar lo hasta ahora sucedido, deslindar responsabilidades, ver los aspectos positivos que esto tiene, como ser que luego de este tiempo de mucha pasión y enfrentamientos tenemos la posibilidad y obligación de pensar si sinceramente este modelo de desarrollo que se nos propone es realmente bueno para la población, para la economía nacional, y no solo para estas mega-empresas.
Empecemos por deslindar responsabilidades. En primer lugar veamos la conducta del intendente y la Junta Departamental de Colonia. Sí, porque el destino de esta inversión dependía en este caso y en primer lugar de la decisión que tomaran nuestras autoridades departamentales, porque había un decreto de la Intendencia que protegía esa zona, ya que años antes una arenera había explotado de tal manera esa costa desde Puerto Conchillas a Punta Pereyra, con un impacto tan negativo, que ameritó esa resolución.
Por lo tanto en principio, allí no se podía construir una planta de esa envergadura.
¿Cuál fue el comportamiento de nuestras autoridades departamentales?
El ejecutivo comunal le dio trámite urgente y la Junta Departamental en un ratito primero votó para dar de baja ese decreto y, de inmediato, sin leer casi las decenas de páginas de documentación que contenía este megaproyecto, que --según me comentó uno de los ediles presentes en esa sesión--, había llegado el mismo día por la tarde, con una corta y fuerte discusión, lo avaló para que siguiera su trámite en las oficinas nacionales correspondientes.
Y esta discusión que se dio en sala no era sobre el fondo del asunto, es decir la pertinencia de ese proyecto en nuestra región, sino sobre si los ediles estaban en condiciones de avalar algo que no habían estudiado en profundidad. Desde luego que triunfó la posición --tremendamente mayoritaria-- de que sí, podían y debían aprobarlo ya, sin estudiarlo (la presión desde distintos ámbitos evidentemente era muy grande).
Luego las autoridades nacionales y las distintas colectividades políticas, al igual que varios sindicatos empujaron fuertemente para que este proyecto fuera aprobado. Ya sabemos que en la mayoría de estas organizaciones existe el concepto de que toda inversión es buena, hay que facilitar las cosas. No hay una conciencia ecológica debidamente desarrollada, que priorice la sustentabilidad ambiental; muy marcados todos los actores por el logro de resultados económicos en el corto plazo, dejando de lado los impactos nefastos sobre suelo, agua y aire en el mediano y largo plazo, elementos estos indispensables para la vida en el planeta.
Por lo antes expuesto, me atrevo a recomendar a todos los ciudadanos, pero más especialmente a las personas que ocupan cargos públicos de mucha responsabilidad, a actuar con más humildad, ser mucho más estudiosas de las distintas políticas posibles de aplicar, que vayan encaminadas a una mayor dignificación de la persona, y del cuidado de recursos naturales fundamentales para nuestra vida y la de futuras generaciones.
Humildad que no vemos por ejemplo en las declaraciones públicas altisonantes de algunas autoridades y dirigentes, sobre todo a nivel departamental, que manifiestan su enojo porque la empresa no informa sobre los pasos que piensa dar, u ofendidos porque se enteraron por la prensa el anuncio de su instalación desde Buenos Aires, que rozan la ingenuidad y el ridículo, porque estamos ante empresas que muchas veces son más poderosas que los estados (ni que hablar más que el uruguayo). Debemos como un signo de inteligencia reconocer nuestra debilidad frente a ciertos poderes. ¡Por favor! Miren si nos van a informar de cosas que tienen que ver con asuntos estratégicos, donde están en juego tremendos capitales e intereses. Debemos dedicarnos al estudio en profundidad de distintos temas, como en este caso, cuando se van a tomar resoluciones que incidirán positiva o negativamente en el destino de muchísimos compatriotas, o sobre los recursos naturales, riqueza importantísima para cualquier pueblo.
Creo que llegó la hora de comenzar, con la participación del mayor espectro posible de integrantes de nuestra sociedad, a estudiar un modelo de desarrollo alternativo mucho más inclusivo, que tenga que ver con la defensa de la vida en todas sus formas, y no uno que, como el actual modelo agroindustrial y comercial, tiende a conformar sociedades donde la pérdida de sentido de vida de sus integrantes va en aumento, al igual que la violencia y la inseguridad, donde la explotación intensiva de nuestros campos, lleva a la degradación de los suelos, el aire y el agua, a más enfermedad por el consumo de alimentos con mucha carga tóxica, es decir, donde la pulsión de muerte es mayor.
Ojalá estas experiencias sirvan para encontrar caminos nuevos de crecimiento tanto en lo material, en lo social y en lo espiritual para beneficio de nuestro pueblo y la humanidad toda.
Oscar Oudri

RECIBIMOS Y PUBLICAMOS
USTED ¿a quién votaría?
Si hicieran una encuesta y me formularan esta pregunta, respondería que votaría el candidato que en su programa de gobierno tuviera como prioridad eliminar todas las leyes malas y pésimas que lamentablemente tenemos en nuestro país.
Empezando por las leyes que desprotegen la familia. Creo que es el peor mal que nuestra sociedad padece. Pienso que quizás sea la ley del divorcio la que ha sido el caos para la sociedad. Antes de ella los matrimonios eran más responsables de sus obligaciones, las parejas se unían para toda la vida. Hoy ya van al matrimonio con la mentalidad de que “si no nos llevamos bien nos divorciamos”. Pero ¿y? ¿Se piensa en los hijos principales víctimas de esa desunión? Niños y niñas que se crían viviendo como mejor les parece. Lejos de un padre que les imponga respeto (que ya ni existe), una madre que trabaja y no los puede atender u otras no lo hacen porque nada les importa.
Para completar ahora hay una nueva ley que protege el concubinato, otro paso más para que la familia no esté civilmente constituida.
La ley de la patria potestad ¿tiene vigencia? Cuando vemos a los menores delinquir a diestra y siniestra y que el juez se los “entrega a los responsables” (?). ¿De qué responsabilidad se habla? Si ésta existiera esos responsables tendrían que responder por las faltas de sus hijos, ya sea con prisión o pagando los perjuicios ocasionados. Pero la responsabilidad consiste en que al otro día, dos o tres de esos menores vuelven a las andadas.
Y de las chicas ¿qué decir? Que a los 14 ó 15 años ya aparecen con su primer hijo. ¿Y... el padre? Ni se sabe. No hay problema, total el gobierno (digamos Juan Pueblo) se los alimenta. Se les da canasta familiar (qué ironía hablar de familia) asignación, Panes (o como sea), así se compran celulares.
Reitero se las alimenta, pero ¿y la educación, el entorno familiar, el ambiente en que se crían? Son marginados. Marginados no por pobreza, sino por leyes que los llevan a hacer una vida fácil, porque pobres hubo y habrá toda la vida, pero antes eran pobres con dignidad que trabajaban para ganarse el pan (si bien es cierto que aún se encuentra un pequeño margen de éstos, los que con su humilde carrito y sus bien cuidados caballitos andan por esas calles juntando residuos para buscarse el sustento; esos no van a ser delincuentes porque ya desde chicos --esos sí-- sus responsables padres los han enseñado a ganarse el pan). No como la mayoría de esos “marginados” con padres biológicos pero sin ninguna responsabilidad; prueba de ello tenemos todos los días viendo cada cosa...
Y como para muestra basta un botón, relato (y no es cuento) que una persona oyó a una piba de unos diez años decir: “yo cuando sea grande voy a ser chorra”, a lo que esa persona muy sorprendida le dijo: “¡Chorra!” Y ella muy suelta de cuerpo dijo: “Sí, porque si robo me llevan presa y tengo casa y comida sin trabajar”. Esa es la mentalidad de los marginados de hoy, de esos niños uruguayos alentados por esas leyes que los protegen en sus fechorías.
Los marginados de hoy que cada día son más, porque con las leyes que tenemos en lugar de favorecer al trabajo, el emprendimiento, acorralan tanto al empresario, al productor, al industrial, y cada día vemos más empresas que se ven obligadas a cerrar sus puertas en la imposibilidad de soportar los gravámenes que les impone el Estado para así poder mantener el alto costo del erario público y la ayuda social. Porque a esto que se ha dado por llamar “ayuda social” yo diría “fomento de vagos”; todavía está el otro gran cáncer que asuela a nuestro país. De este ni hablemos... las leyes del proteccionismo, el amiguismo, los cargos inamovibles, los empleos a dedo.
Lamentablemente esas leyes no le sirven más que a los políticos y sus acomodados. En cada cambio de gobierno tenemos que soportar nuevos cargos, comisiones para esto o para aquello, secretarios y más secretarios, asistentes para servirles el café, cargos que no hacen más que aumentar la burocracia y el gasto público, porque ¡qué van a ser necesarios tantos y tantos cargos!, tantas oficinas y más oficinas... si hasta nos damos el gusto ¡histórico! que se dio hace unos días la Cámara, que no se reunió por falta de temas para tratar. ¡Qué suerte que tenemos los uruguayos, que “nuestros representantes” no tengan ningún problema de que ocuparse!
Y todavía nos damos el lujo de tener dos cámaras para representar a “cuatro gatos locos” como somos, pagándoles a diputados y senadores (más su séquito) fabulosos sueldos. Más de una vez se habló de eliminar la cámara de senadores o reducir el número de diputados pero... ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿Quién va a querer dejar de ganar esos sueldos y todos los demás beneficios que esos señores tienen, aunque no haya nada para tratar según surge ahora? Me pregunto ¿no hay nada para tratar? ¿Y los cientos y cientos de problemas que tenemos desde hace años sin que nada se resuelva? Tenemos un país en retroceso. Veamos Pluna fundida, AFE prácticamente inactiva, Ancap que da pérdidas millonarias, OSE un desastre por lo menos en Paysandú, con las calles convertidas en ríos. Todos entes del Estado. ¡Maravilloso! ¡Y no hay nada para tratar!
Si el pueblo cambiara de mentalidad y pensáramos en votar a quien proponga cambios radicales (bueno ya se cayó en esa trampa y estamos peor que nunca), pero repito; si se votara a quien presente un plan de gobierno serio, quizás pudiéramos lograr un día gobernantes con verdaderas ganas de hacer del Uruguay un país mejor.
Hasta ahora de toda la propaganda política que he visto sólo una (de un candidato que ha surgido y de buena estirpe) pero no creo tenga chance, es la única que presenta un plan de gobierno, porque las demás no hacen más que tirarse con flores y hasta los de un mismo partido. ¡Linda propaganda preelectoral!
Los políticos tendrán que entender que si los votamos es porque el voto es obligatorio. Que si fuera como unas décadas atrás, cuando no lo era, seguramente el 50% de los ciudadanos no lo haríamos, cansados de las promesas incumplidas. Si después todo resulta acomodo político.
Reitero, ya pasó. En las elecciones pasadas muchos ciudadanos de los partidos tradicionales se volcaron a votar el Frente Amplio esperanzados en el cambio prometido. Pero así estamos: fue peor el remedio que la enfermedad. Hubo cambio sí; hay más pobres, menos trabajo, más carestía, más marginados, más inseguridad. ¡Lindo cambio!
¡Ah, no... me olvidaba! Qué va a haber menos pobres si ahora todos a los que le dieron el Panes ¡hasta celular tienen! Pero ¿cómo viven? Tomando el vinito y si es posible la mayoría urdiendo un plan para el próximo atraco. Los políticos hablan de crear y que se crean fuentes de trabajo. ¿Cuáles? Pagando Juan Pueblo a los que mandan a barrer las calles en grupos de a tres o cuatro, uno o dos con una escoba, otro con la pala y otro con la bolsa para recoger el barrido. ¡No señores políticos! Esas no son fuentes de trabajo, eso es asegurarse votos, ya no tomamos más el biberón. Fuentes de trabajo es cuando funcionan fábricas, progresan los comercios, se hace producir la tierra.
Leyes para proteger todo esto es lo que necesitamos.
Y todavía tenemos un Estado que tiene el monopolio de tantos rubros, que si fueran privados serían redituables y que siendo estatales solo nos sirven para que cada día tengamos más impuestos. Y de la seguridad. ¡ni qué hablar! Las leyes que tenemos protegen más al delincuente que al pueblo, que es el que tiene que vivir entre rejas mientras los malvivientes andan por las calles más protegidos que nosotros, porque si alguien se defiende de sus ataques tienen más problemas que los verdaderos culpables.
Hablan de aumentar el mínimo de policías, mal remunerados. ¿Para qué? Si ellos arriesgan su vida persiguiendo a los delincuentes y cuando lo logran, como las leyes los protegen los jueces les otorgan la libertad. No hay pruebas...
Las leyes es lo que hay que cambiar, no poner más policías expuestos a cualquier desgracia a manos de los malvivientes con leyes que los protegen y si son menores ¡intocables! Ni ellos ni sus irresponsables padres.
¡Cambio necesitamos! Pero cambio verdadero y para un Uruguay como debe ser, no el país del desquicio, del todo vale...
Ana Lizando Leyes


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