Paysandú, Lunes 08 de Junio de 2009
Deportes | 01 Jun No cumplió los 20 años y parece todo un veterano. Basta repasar que a comienzos de año se quedó --montando a “Relento”-- con el título que todos quieren ganar, el Gran Premio Ramírez en su 110ª edición, y que en abril se dio el gusto de llevar al caballo del Stud Las Armas a su segundo Clásico Las Piedras consecutivo en Maroñas, donde se transformó en el único caballo en la historia hípica de nuestro país en sumar once victorias clásicas consecutivas.
Ayer, José María Silva pasaba el mediodía en su casa, sabiendo que tras el almuerzo en Las Piedras, donde está radicado desde hace años, se venía el traslado a Maroñas para volver a montar.
Una decisión importante
El jockey sanducero, de hablar tímido y pausado, se la toma con calma. Casi como si su juventud no le hubiera permitido tomar conciencia de lo que ha logrado junto al crack “Relento”.
“En esto de los caballos ando desde que era chico; desde los 12 años, porque mi padre era jockey y ahora compositor. Pero comencé a montar a los 14 años en Paysandú, aunque ahí estuve solo un año porque había pocas carreras. Decidí venirme a Las Piedras cuando cumplí los 15 años, porque había más actividad y acá todavía dejaban correr a los menores”, dijo al abrir el diálogo con EL TELEGRAFO, relatando cómo Paysandú perdió entonces a un jockey de proyección internacional. Los primeros meses no fueron fáciles, sobre todo porque debe haber sido difícil lograr que con tan solo 15 años se le confiara así como así la dirección de un caballo en pista.
“Me radiqué acá definitivamente. Y en Las Piedras le corría a cualquiera, pero pasaron seis meses para ganar la primera carrera. Uno cobra por monta perdida o, cuando gana, va a porcentaje. Y la verdad es que la cosa estaba brava, pero ganar aquella primera carrera en Las Piedras me abrió muchas puertas”, cuenta Silva.
“De ahí en más empecé a correr más caballos, y cuando quise acordar ya había ganado 50 carreras. ¿Cuántas ganadas llevo hoy? No tengo idea, pero deben ser un lote…”, comenta.
Un poco más arriba
Hasta los 18 años Silva corrió en Las Piedras, pero fue tiempo de apostar a algo más. Y Maroñas fue el objetivo.
“Y me fui a Maroñas, comenzaba todo otra vez porque tenía los 4 kilos de descargo, ya que no había corrido nunca ahí. Por suerte me ha ido bien”, dice.
Tan bien, que pudo subirse al lomo de “Relento”, con el que logró las cosas más importantes de su carrera. “Y sí, fue ‘Relento’ el que me llevó a que fuera reconocido. Tuve la suerte de comenzar a correrlo y de ganar clásicos. Es sin dudas el mejor caballo que he corrido. Es de Las Piedras, propiedad de Luis Pedro Michelini y Jorge Carbo, y con él hemos ganado muchas cosas, como el Ramírez, por ejemplo”, confiesa el jockey sanducero.
Silva ya mira hacia el futuro, pero no se imagina fuera de sus pagos. “A mí me gustaría seguir corriendo acá, ganar una estadística, un clásico importante como la Polla, el Nacional… y sacar otro caballo bueno. Siempre existen posibilidades de irse al exterior, pero si uno está contento acá, la oferta tiene que ser realmente muy buena e importante”, dice quien parece tener los pies bien afirmados en los estribos.
Desde abajo
“Hoy por hoy mi deseo es que me siga yendo bien, y en lo inmediato el objetivo es ganar el clásico General Artigas con ‘Relento’, que se corre la semana próxima y al que ya ganamos el año pasado”.
Silva dejó atrás los comienzos difíciles, complicados desde todo punto de vista. Los tiempos en los que se hacía cuesta arriba el hecho de ser elegido para guiar a caballos que mucho tiempo, trabajo y dinero habían significado para propietarios y compositores.
“Viví las dos caras de este deporte. La mayoría de los jockey arranca de abajo porque es difícil estar bien económicamente, pero con el paso del tiempo y las carreras se puede vivir bien”, asegura el jockey sanducero, uno de los más reconocidos del país, que es mirado con buenos ojos desde el exterior.
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