Paysandú, Lunes 08 de Junio de 2009

Opiniones

Recibimos y publicamos

Locales | 03 Jun deficiencias de una dirección
En dos cartas anteriores publicadas en EL TELEGRAFO hacíamos notar las deficiencias de la Dirección de Paseos Públicos de la Intendencia de Paysandú, que radican fundamentalmente en la falta de idoneidad y escaso o nulo interés por corregir los muchos errores cometidos, de los responsables jerárquicos de esa repartición. No se puede admitir que jerarcas que hace más de 20 años que ingresaron en esos trabajos, sigan cometiendo los mismos errores. Esto solo se puede dar por dos razones: 1) Carencia de conocimientos imprescindibles para dirigir los trabajos de los que son responsables y 2) Desidia evidente, por seguir cometiendo los mismos errores y no tratar de corregirlos.
Sea una u otra la razón que intente explicar las deficiencias en los trabajos que dan tan malos resultados, es evidente que hay también responsabilidad  de los mandos superiores de los que dependen jerárquicamente estos empleados, ya que ha pasado mucho tiempo (más de 20 años) que involucra a tres administraciones anteriores y se ha mantenido el mismo personal en esos cargos de dirección, cuando se los pudo haber cambiado.
No faltan ejemplos de árboles y otras plantas correctamente formadas y manejadas, ya sea en jardines particulares de nuestra ciudad o de ciudades vecinas, donde se pueden admirar hermosos ejemplares que embellecen parques y avenidas, por lo que es inexplicable que no se intente cambiar lo que acá se hace tan mal y tratar de imitar lo que otros hacen bien.
La producción de plantas para instalar en la vía pública exige la aplicación de prácticas que se deben conocer, para lograr buenos ejemplares que prosperen y no se pierdan a los pocos años o sobrevivan maltrechos y defectuosos, como lamentablemente vemos tantos en nuestra ciudad. Se comienza por la producción en los viveros donde se puede partir de semillas o de estacas para producir clones de la variedad que deseamos multiplicar.
Pero los trabajos en los viveros deben ser dirigidos por personal capacitado para conseguir plantas vigorosas y bien formadas, que una vez trasplantadas puedan prosperar. Los ejemplares deben alcanzar en los viveros un desarrollo importante antes de ser llevados a las calles, avenidas y parques, pues de lo contrario muchos se pierden al sufrir maltratos. En los viveros pues, se les debe fertilizar y curar cuando sea necesario, para obtener el mayor vigor posible. Otra tarea muy importante es la formación de las plantas, que debe ser permanente, para corregir los defectos cuando es posible hacerlo, porque las plantas son aún tiernas y se pueden enderezar atándolas sobre un tutor bien recto. Si no se corrigen en ese momento, después será imposible enderezar un ejemplar torcido que se ha endurecido porque se ha lignificado. La lignina es la fibra que compone la mayor parte de la madera.
En los viveros, mediante la poda de formación, se busca formar un árbol que tenga una copa equilibrada y a una altura adecuada para que no moleste el tránsito de los peatones por las veredas. Para esto se eliminan los brotes laterales de los arbolitos en desarrollo, para que todo el crecimiento se produzca en un solo tallo que será el tronco del nuevo árbol que estamos formando. La eliminación de brotes se realiza enseguida que aparecen y no se espera a que se desarrollen.
Hay especies que tienen un crecimiento recto y solo es necesario atarlos al tutor para evitar que los quiebren los fuertes vientos. Un ejemplo de estos es el ibirapitá o árbol de Artigas,  que se desarrolla derecho y casi sin emitir yemas laterales.
Hay en cambio otras especies de crecimiento torcido a las cuales se debe ir atando sobre el tutor para obligarlos a crecer derecho. Si no se los corrige cuando son tiernos en el vivero, luego no será posible enderezarlos y serán árboles defectuosos, no aptos para transplantarlos en la vía pública por su mal aspecto. Un ejemplo de estos es el jacarandá, que tiene un desarrollo muy torcido y que lo vemos en las calles y paseos de Paysandú, en donde prácticamente todos son defectuosos.
En los viveros debemos también formar árboles que tengan una copa a una altura no inferior a 2,50 metros, de lo contrario después molestarán el tránsito por las veredas y las calles. Generalmente los árboles no forman una copa equilibrada ni a una altura determinada; eso lo debe hacer el viverista. Para ello, como dijimos anteriormente irá eliminando los brotes laterales y priorizará el crecimiento de un solo tallo principal. Cuando quiera formar la copa, tronchará ese tallo a la altura en que desea formarla. Cuando se ha cortado el tallo, se desarrollan en ese lugar las yemas laterales y de todas las que crecen se dejan solo tres bien ubicadas, que serán las que formarán la copa. 
Cuando el arbolito alcanza un desarrollo importante en el vivero, no menos de tres a cuatro años, se lo puede trasplantar a los lugares definitivos.
Todos estos trabajos que venimos detallando no se hacen correctamente en los viveros del municipio de Paysandú y por eso obtienen arbolitos muy defectuosos y con escaso desarrollo, que una vez trasplantados evidencian sus defectos y falta de vigor, y muchísimos se pierden. Como cualquiera puede observar en nuestras calles, avenidas y espacios verdes, los ejemplares plantados son prácticamente abandonados a su suerte. La mayoría de los arbolitos emiten brotes en el tallo y éstos no se eliminan y por consiguiente el nuevo ejemplar  tiene varios tallos que serán eliminados a los dos o tres años y en ese momento será necesario utilizar serruchos, dejando cicatrices que forman nudos, que se pudieron evitar, de haber eliminado los brotes tempranamente.
Tampoco se los corrige si crecen torcidos y así vemos que la mayoría no son derechos. No se los fertiliza ni se los cura si son atacados por enfermedades o por parásitos o plagas. La casi totalidad de los crategus  (plantas muy decorativas por el colorido de sus flores blancas y sus frutos color amarillo, naranja o rojo) han desaparecido por el ataque de ácaros que no han sido controlados. Las grandes cochinillas cerosas y otros parásitos, han matado ejemplares de varias especies, pues tampoco han sido controladas.
Los hormigueros no son eliminados y dañan muchísimos ejemplares que sobreviven cuando son adultos, pero muchos ejemplares jóvenes se pierden por esta causa.
En fin, prácticamente todo se hace mal o no se hace, por lo que se consigue un resultado muy malo. Y no es posible aceptarlo pasivamente, pues la Intendencia invierte sumas importantes en la Dirección de Paseos Públicos y debe exigir buenos resultados, o cambiar el personal jerárquico que ha demostrado tanta ineptitud.
 Ing. Agr. Ricardo Brasesco


EDICIONES ANTERIORES

A partir del 01/07/2008

Jun / 2009

Lu

Ma

Mi

Ju

Vi

Sa

Do

12

12

12

12

12

Diario El Telégrafo

18 de Julio 1027 | Paysandú | Uruguay
Teléfono: (598) 47223141 | correo@eltelegrafo.com