Paysandú, Miércoles 10 de Junio de 2009

Historia:1816

El hijo sanducero de Artigas y Melchora Cuenca (III)

Locales | 03 Jun Afirma luego el artículo publicado en la revista del Instituto de Investigaciones Históricas: “Los feraces campos del norte de Concordia, las costas del Mandisoví Chico y del Mocoretá eran paisaje familiar para el exilado. Allí había transcurrido parte de su niñez y en las orillas de aquellos arroyos sus padres se habían dado el último adiós. A pesar de esos tristes recuerdos, dedicase con ahínco a sus nuevas tareas de mayordomo, para las cuales se le designara el 8 de septiembre de 1848 con el sueldo de cincuenta pesos al mes. Bien pronto concluye las tres ‘poblaciones’ señaladas. En el establecimiento del primer punto formado por una estancia principal y siete puestos con 15.655 cabezas de ganado, invirtió $ 6.107 ½, reintegrándosele dicha suma por orden del 5 de enero de 1850. Fija su residencia en Santa Rosa y desde allá verifica durante doce años el control de los novillos remitidos al saladero ‘Santa Cándida’ y de los frutos entregados en la aduana de Concordia”.
“¡Grata sorpresa la de encontrar el ilustre apellido al pié de tantos papeles que nos hablan de esa otra faz de la dura vida de antaño! Si el cargo era modesto no dejaba de ser de confianza, mucho más por dispensársela a un forastero; iba en ello, sin duda, un tácito homenaje al padre de la Federación”.
“Por considerarlo, tal vez, poco experto en las faenas rurales, Urquiza, como buen conocedor. Trasmitiale minuciosas indicaciones para su mejor desempeño. En una de sus cartas le hacía saber: ‘Como pronto deben ir a esa estancia las tropas de ganado, se hace necesario que con anticipación mande V. hacer y tener listas para entonces marcas de la letra y tamaño que verá V. por el modelo que le incluyo: la referida hacienda será marcada con dicha marca arriba de la anca del lado de montar; y señalada con la oreja cortada del mismo lado. Los toros que han de quedar para padres procurará V. que sean de pelo barroso, bayo o chorreado; y dado caso que de estos no hayan los suficientes para el objeto servirán en su defecto los overos’”.


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