Paysandú, Martes 16 de Junio de 2009
Opinion | 10 Jun La campaña de detección del quiste hidático que lleva adelante la Comisión Departamental de Hidatidosis de Paysandú en coordinación con su similar de Río Negro, en las localidades rurales de la zona limítrofe demarcada por la Ruta 90 y la vía férrea, es parte de las acciones preventivas que se desarrollan en nuestro país a efectos de abatir la incidencia de una patología de carácter endémico, cuya manifestación se da en un noventa por ciento en áreas rurales y que es otro estigma que acarrea el país por problemas de carácter cultural.
En este caso se está actuando en dos aspectos fundamentales, que son por un lado la dosificación canina periódica, para mantener libre al perro del parásito que causa la hidatidosis, por ser agente transmisor, y por otro la detección precoz del quiste, mediante un ecógrafo móvil que posibilita que se pueda determinar con muy buen porcentaje de acierto, si existe algún quiste incipiente o como se ha encontrado en muchas oportunidades, ya crecido, sin que el afectado haya notado algún síntoma de esta zoonosis.
De acuerdo a los datos proporcionados a EL TELEGRAFO por integrantes de la Comisión Departamental de Hidatidosis, hasta ahora la tarea que se desarrolla periódicamente pese a las dificultades económicas, indica una prevalencia del orden del 1 al 2 por ciento en la población rural, lo que se sitúa en la media para todo el país y por ende da la pauta de que pese a las acciones, existe un nivel crónico que resulta muy difícil de abatir y que obedece a la resistencia a adoptar prácticas sencillas pero fundamentales para evitar la contaminación con el parásito, que se origina en la forma de alimentar a los perros en el medio rural.
La detección precoz mediante el ecógrafo es un paso adelante respecto al escenario de hace unos años, cuando la identificación del quiste hidático generalmente solo podía lograrse cuando por alguna circunstancia ajena a esta afección, el habitante de zonas rurales debía trasladarse a la ciudad y en la revisión médica se encontraba con que estaba infectado con el parásito, o cuando concurría por determinada sintomatología que a la vez daba por descontado que había un importante avance de la enfermedad.
Por lo tanto, la campaña a través de los ecógrafos permite reducir sensiblemente la morbimortalidad de la enfermedad, al poder diagnosticarla en la fase inicial, cuando es operable o puede incluso tratarse por otros medios. Ocurre, sin embargo, que tal como manifiestan integrantes de la comisión departamental, solo está asistiendo una parte de la población rural a los equipos móviles, fundamentalmente mujeres y niños, en tanto es mucho menor y en algunos casos nula la respuesta del hombre de campo, sobre todo de los peones y otros trabajadores de establecimientos rurales, e incluso de las familias más alejadas de las localidades visitadas.
Estos son precisamente los grupos más expuestos, al estar en contacto directo con los factores de riesgo, que son los mataderos donde se alimenta a los perros con achuras crudas, sobre todo en las áreas donde la explotación prevalente es la cría de ovejas, como ocurre con el este y noreste de nuestro departamento.
Las funcionarias manifestaban su inquietud ante esta situación, si se tiene en cuenta que mientras hay todavía resistencia en responsables de determinados establecimientos a la dosificación y mucho más aún a hervir las achuras con las que se alimenta a los perros, encima hay un alto porcentaje de la población rural que no concurre a los puestos móviles para practicarse ecografías, pese a tener la oportunidad y estar informada con tiempo. Ante esta realidad existen fundados temores de que las estadísticas que se manejan a partir de las detecciones que se están realizando en forma periódica, no están registrando íntegramente el grado de incidencia de la enfermedad en el interior profundo, que es el área crítica a la que está destinada esta campaña. Por lo tanto, estamos ante otra manifestación inequívoca de falta de concientización y que lleva a pensar que deben buscarse mejores instrumentos para llegar con mayor efectividad a estos grupos de riesgo sobre la necesidad de concurrir a los puestos móviles, pero fundamentalmente a que se cumpla con la dosificación y una alimentación de los canes que minimice las posibilidades de infectación.
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