PASO DE LOS CARROS

Locales | 12 Jun En tiempos en los que cruzaban los viejos carruajes y las diligencias, los baños recreativos en la vertiente Doña Clara sobre el arroyo Buricayupí y el crujir del transporte de la época daban vida a Paso de los Carros.
La agricultura y la cría de animales completaban un particular panorama hacia mediados del siglo XX. La vieja calzada en piedras –que cruza por el arroyo referido– mantiene sus adoquines en perfecto estado y es visitada recurrentemente por viajeros que llegan hasta el lugar para conocer parte de ese pasado, cuando no existía la Ruta 26.
Paso de los Carros es una localidad ubicada a la altura del mojón 77,500 de la Ruta 26. Desde el trazado apenas se distingue un grupo de casas, distribuidas básicamente hacia el norte, donde habitan 12 personas.
Tras recorrer unos trescientos metros y al arribar a una de las curvas, descubrimos el viejo edificio donde funcionaba la escuela 73. La construcción –hoy sin habitar– ha sobrevivido al tiempo y, según los vecinos, tiene más de 120 años de antigüedad. Nuestra guía, Laura Rodríguez, nos permitió conocer un poco más sobre esta localidad que respira aires de otros tiempos. Ranchos en paja, casas en material, un Mevir productivo, la subcomisaría de Campamento que ya no opera, el nuevo edificio de la escuela, ubicado al otro lado de la ruta, y alguna construcción en barro y adobe son las señales de civilización que el territorio muestra. Pequeños chacareros y algunos establecimientos de producción de ganado ovino completan el paisaje y dan forma al poblado.
Visitar la zona nos permitió conocer de primera mano a vecinos que siguen aferrados a su territorio, con sueños que dificilmente se transoformen en realidad, pero que los mantienen ilusionados con pensamientos que están más cerca de su pasado que de su presente.