Paysandú, Miércoles 17 de Junio de 2009
Opinion | 12 Jun Aunque el Poder Ejecutivo decidió instrumentar medidas en apoyo a sectores industriales en dificultades como consecuencia de la crisis financiera mundial, surge claramente que el gobierno ha dejado transcurrir demasiado tiempo desde que se manifestaron las primeras repercusiones negativas en los actores económicos para asumir la entidad del problema.
Es decir que como suele ocurrir en el Uruguay, estamos ante respuestas tardías y con reacciones ante hechos consumados, desde que ya hay fuerte desempleo en actividades como las curtiembres, los textiles, las industrias metalmecánicas, automotrices y madereras, que son las que han quedado comprendidas en estas iniciativas, que naturalmente siempre son mejor que nada.
Nadie podía ignorar, ya desde mediados del año pasado, que la crisis nos iba a golpear, por lo menos en los sectores que dependen prácticamente en un cien por ciento de la exportación, como son los mencionados, y sin embargo se ha dejado avanzar la caída de actividad y el fuerte desempleo en estos sectores sin haber actuado con políticas preventivas, incluso del tipo de las que ha anunciado el equipo económico.
Es cierto, más vale tarde que nunca, sostiene el refrán, y en la reunión interministerial del Gabinete Productivo se resolvió incorporar medidas de estímulo mediante la aplicación de un seguro de paro parcial y la reducción de la jornada laboral. Asimismo, se propiciará la capacitación del personal para compensar el recorte horario y la baja de la actividad.
A la vez, como estímulo para incorporar al plan, el gobierno planteará a las empresas la postergación del pago de aportes patronales mientras dure el régimen, que puede extenderse por cuatro meses prorrogables dos veces hasta completar un año. Naturalmente, se trata de un analgésico para ir tirando a la espera de que se supere la coyuntura, en tanto siguen pendientes aspectos que refieren al plano estructural de las industrias de estos como de otros sectores, que si bien están sufriendo el impacto de la crisis de los mercados, tienen asimismo problemas de competitividad por los altos costos de producción que se les han generado en lo interno.
Igualmente, las empresas reciben el beneficio de poder diferir el pago de los aportes patronales y una refinanciación para pagar lo acumulado con deuda con el Banco de Previsión Social, en un sistema de largo plazo. Eso implica ganar aire a la espera de mejores tiempos, pero mientras tanto muchas otras actividades que directa o indirectamente sufren consecuencias por este escenario adverso no tendrán las mismas posibilidades, debido a que el espacio fiscal de maniobra es muy limitado como consecuencia de que el Poder Ejecutivo incrementó el gasto público mucho más allá de lo aconsejable.
En cambio, respondiendo al viejo dicho de “una de cal y otra de arena”, el gobierno ha dado al mismo tiempo un buen paso al anunciar una serie de medidas de apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas, cuyo marco de acción comprende siete áreas, entre las que se destacan aspectos tributarios y de acceso al crédito.
Así, atendiendo propuestas formuladas en su momento por 27 instituciones del sector, a fines de este mes enviará al Parlamento un proyecto de ley para el restablecimiento gradual de tributación del IVA mínimo, que fuera eliminado por la reforma tributaria de 2007, apuntando a que las nuevas empresas comiencen pagando el primer año el 25% de la cuota de IVA mínimo, para pasar al 50% el segundo, 75% el tercero y llegar el cuarto año al cien por ciento.
Paralelamente se decretará el mes siguiente el establecimiento de una cuota fija mensual y ajuste anual para las Pyme que tributen IVA general, de forma de eliminar un elemento condicionante que les comprometía su competividad por efectos del Impuesto a la Renta de las Actividades Empresariales (IRAE).
Estos correctivos, aunque solo atienden un aspecto de la problemática de las micro y pequeñas empresas, posibilitan por ejemplo que otras empresas podrán descontarlo de su facturación cuando las PYME sean proveedoras, un aspecto que conspiraba contra su actividad en el mercado
Y si a ello se agrega, como está previsto, facilidades para el acceso a garantías ante entidades bancarias a través de un fideicomiso, convendremos en que el sector contará con mejores instrumentos para trabajar y contribuir al crecimiento de la economía, de la que es columna vertebral y el mayor proveedor de empleo.
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