Locales | 15 Jun Hasta hace un tiempo eran muy pocos los cascos que superaban las pruebas de la Facultad de Ingeniería, a efectos de recibir la certificación para su uso por los motociclistas. De ese modo se cumple con la norma que establece esta obligatoriedad, y que fue complementada por decreto presidencial del 2 de junio, por lo que a partir de diciembre de 2010 se fiscalizará que el casco cumpla con la normativa.
De acuerdo a lo informado por el director de Unidad Nacional de Seguridad vial (Unasev), Omar Rodríguez, hasta ahora solo un mínimo de motociclistas circulan en todo el país con casco autorizado, pero los fabricantes e importadores estiman que en un año y medio se certificarían más de cien mil unidades.
El Instituto de Ensayo de Materiales de la Facultad de Ingeniería es el organismo que otorga la certificación, y de acuerdo con lo manifestado por técnicos de esta dependencia, la gran mayoría de los cascos que se habían vendido en el mercado no cumplen con la norma Unit 650-81, que contiene todos los elementos básicos requeridos para protección.
Precisaron los técnicos que el año anterior ninguno de los cascos que se presentaron pudieron superar la prueba a que fueron sometidos en el instituto, y que recién en diciembre una pequeña partida, de menos de veinte cascos, respondió satisfactoriamente.
El problema que se presentaba igualmente era que estos cascos eran de precio muy elevado y que no estaban al alcance de gran parte de los motociclistas, según evaluaron los técnicos. Sin embargo el panorama cambió a partir de marzo pasado, “cuando recién aprobamos los primeros modelos y a fines de mayo teníamos unos veinte modelos que cumplen los requisitos”, según manifestó el ingeniero Blas Melisari, uno de los técnicos de dicha Facultad.
Subrayó asimismo que cuando ya era inminente la reglamentación de los cascos, las empresas comenzaron a enviar muestras de cascos en forma masiva, y con este fin se desarrolla una lista de 20 pruebas por los expertos, que insumen análisis que demandan por lo menos unos nueve cascos por modelo a refrendar.
Entre otros aspectos primarios se analizan las dimensiones y formas, así como el color (se recomienda que sean claros), para pasarse luego a revisar el sistema de sujeción, es decir la cinta y las hebillas, las que deben soportar una presión de hasta cien kilogramos y que ha sido hasta ahora el elemento que más ha fallado, para pasar por último a la capacidad de absorber golpes.
La premisa es que el casco debe absorber la mayor cantidad de energía en un golpe y transmitir el mínimo posible al usuario, por lo que el elemento es sometido a pruebas de impacto muy severas así como a variaciones de temperaturas extremas, entre otros chequeos.