Paysandú, Jueves 18 de Junio de 2009
Locales | 14 Jun Rápidamente llegaron cinco cardenales azules. Se posaron en las ramas más altas de una acacia negra seca y observaron, vigilantes. A los pocos minutos parecieron reconocer al grupo que entraba al monte y pronto volvieron a sus evoluciones, juegos y cantos de una hermosa mañana otoñal.
Los recién llegados eran en realidad concurrentes habituales al lugar, pues se trata de integrantes de la comisión del área protegida de los Esteros de Farrapos e Islas del río Uruguay que están cumpliendo etapas de un plan piloto de restauración del monte indígena ribereño.
Equipados esta vez solo con machetes, hachas, azadas y guantes llegaron la ingeniera agrónoma Marisa Lema Reyes, el técnico forestal Walter Erramuspe, la profesora Nelly Chulak y Doris Barría para proseguir con su proyecto de restauración del monte nativo ribereño, que consiste básicamente en eliminar la Gleditsia Triacanthos y replantar la zona con diversas especies autóctonas. La especie a eliminar, conocida como “acacia negra” o “espina de Cristo”, es originaria de América del Norte y fue introducida aquí desde Argentina, transformándoseo en una verdadera plaga que se ha apoderado del monte ribereño a raíz de que se reproduce con enorme facilidad al ser diseminada por el ganado.
El proyecto se desarrolla en una zona costera ubicada entre San Javier y Puerto Viejo.
RESTAURANDO EL MONTE NATIVO
“Estamos tratando de restaurar el monte nativo”, indica la ingeniera agrónoma Lema Reyes. “En principio son 11 hectáreas, de las cuales una está cerrada para impedir el ingreso del ganado. Vamos a sustituir las acacias Gleditsia Triacanthos que hay, que está invadido, las estamos cortando y vamos a reimplantar. A la vez estamos buscando un método para controlar la Gleditsia porque el estero está bastante invadido”. “Ahora estamos terminando este proyecto, la última parte, y lo que nos queda en estos meses es traer las plantas del vivero. Walter (Erramuspe) con los alumnos del liceo fueron los que plantaron y cuidaron las plantas, son unas seiscientas”.
REGENERACIÓN Y PLANTACIÓN
“Para la restauración del sitio vamos a emplear dos métodos, prmero apostamos a la regeneración natural que ya se está produciendo al haberse hecho la exclusión, al no haber ganado. Ya se pueden ver plantas de la regeneración natural, esas plantas van a tomar tamaño y van a formar parte del monte. Y aparte de eso, como la cantidad de variedades, este monte ha sido muy castigado a través de los años y han sobrevivido solamente las especies más aptas para eso, es decir las más rústicas. Y hay alrededor de unas 25 o 30 especies. Lo que queremos es que haya más cantidad de ejemplares del propio monte nativo ribereño y por medio de la plantación vamos a tratar de restituir al monte la variedad que debió haber tenido hace años ya. Y no tenemos otro método más que la plantación de especies traídas del vivero”, afirma Erramuspe.
ELIMINACIóN DE LAS
ACACIAS NEGRAS
Dijeron que para secar las acacias negras “hicimos distintos tratamientos con las acacias, las cortamos y practicamos dos herbicidas distintos; después hicimos un ‘control mecánico’, es decir motosierra, hacha y machete. Otro método que empleamos fue dejar el árbol en pie, anillarlo y aplicarle herbicidas. Estamos viendo cuál de estos métodos anda mejor”.
“Todavía se sigue la lucha, porque no solo tenemos el problema con la acacia, el árbol adulto, sino también con los renuevos, porque no solamente rebrota el monte nativo. El banco de semillas de la acacia es muy grande y por eso van a seguir apareciendo germinaciones nuevas todos los años”.
QUIéNES TRABAJAN
Al comentar que parecía poca la gente que había ido a trabajar, se nos indicó que normalmente concurren más integrantes de la comisión pero que una parte del trabajo se había realizado con personal contratado, afirmó Lema Reyes. “Esto es parte de un proyecto financiado con fondos de las pequeñas donaciones de las Naciones Unidas, que lo obtuvimos gracias a que la Fundación Roslik nos cobijó y estamos trabajando con ella. La Intendencia (de Río Negro) en una parte nos ayudó en las quemazones, que eran montañas de ramas; nos ayudó también a cortar algunos árboles porque el área cerrada es una hectárea pero en total son once, entonces la parte de afuera la hizo la Intendencia”.
“Es una experiencia de lucha lo que se está haciendo, no se pretende con esto eliminar todo, pero por lo menos van a surgir conclusiones de cómo se puede luchar contra esta plaga que está invadiendo no solamente acá, sino todos los montes nativos del país. En otros lugares tienen problemas con el ligustro, con el fresno, algunas trepadoras como en el Este por ejemplo y en el Sur la madreselva o la morera. Hay una cantidad de especies que están invadiendo el monte y al ser especies que no tienen enemigos, porque son de más rápido crecimiento, a lo largo de los años lo van suprimiendo”.
“En esta parte, que es donde estaba más invadido, casi no existía el monte nativo. Del otro lado de acá del pueblo --recuerda Erramuspe-- hace doce años vine a hacer uno de los primeros relevamientos. Había buen monte y ahora prácticamente no queda, queda solamente monte de acacias y eso aparte de ser un problema ecológico ambiental es un problema de identidad nacional, que una especie exótica nos venga a invadir. Es de Estados Unidos pero la trajeron de la Argentina, antes incluso la promocionaban como buena para postes”.
EN EL VIVERO
En estos días comenzó el implante de las plantas nuevas que se han preparado en el vivero del Liceo de San Javier. Hay alrededor de 40 especies autóctonas, la mayoría de la zona, como blanquillo, guayabo colorado, mimosa, palo amarillo, curupí, rama negra, la especie más característica del estero que es el ingá, murta, pitanga, uña de vaca, ceibo, tala, molle, Francisco Álvarez, ñapindá o uña de gato, mburucuyá de flor blanca, “una trepadora que no se da en muchos lados pero acá es bastante común, la estamos tratando de reproducir”. También se preparan ejemplares para un arboretum a instalarse en el mismo liceo.
Con mucho esfuerzo, la comisión del área protegida Esteros de Farrapos e Islas del río Uruguay está cumpliendo esta primera etapa de recuperación de un tramo del monte ribereño, experiencia que servirá a su vez para elaborar el plan de manejo de toda la zona.
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