PAYSANDÚ INTERIOR

Locales | 19 Jun Ubicada diez kilómetros al noroeste de Guichón, la comunidad actual de la colonia Pintos Viana no llega a sumar treinta familias. Como otras tantas colonias de nuestro departamento respira tiempos de fuertes producciones. Para sus habitantes el establecimiento escolar es referente ineludible y centro de múltiples actividades sociales. De hecho, al momento de visitar la escuela los alumnos y la maestra preparaban los actos celebratorios del natalicio de José Artigas.
En abril la escuela 40 cumplió sus 101 años, pero hace menos que está instalada en la zona. Originalmente estaba ubicada en colonia Juncal, atendía solo a niñas y era como una extensión de la escuela 5 de Guichón, adonde concurrían los varones.
La colonia debe su nombre a la llegada en 1922 de Alfredo Pintos Viana, originario de Soriano, quien compró dos estancias grandes. Posteriormente las dividió en pequeñas parcelas que comercializó a diferentes chacareros de la zona. En sus comienzos la colonia era habitada por unas sesenta familias, pero los números difieren mucho según un censo efectuado por la escuela. Datos que complementan esta información revelan que hay lugares en los que viven personas solas.
La calidad del promedio de viviendas es buena. Todas están reconstruidas en material, porque en su tiempo fueron ranchos de paja y terrón. El poblado más cercano a Pintos Viana es la colonia José Batlle y Ordóñez, ubicada sobre Ruta 4.
Según relató la maestra directora Elba Mesa “al establecimiento escolar concurren 11 chicos --2 niñas y 9 varones-- desde Inicial de 5 años hasta 6º. Estimativamente se va a mantener esa matrícula por tres años consecutivos, porque este año termina uno e ingresa otro y el año siguiente se van a sumar niños. En cierto momento el local estuvo prácticamente al cierre por tener apenas tres alumnos. Pero en 2008 aumentó un poco la matrícula y pudo seguir funcionando”, dijo.
“Tengo unos gurises que el padre y las hermanas viven en Guichón, pero como yo fui maestra de ellos en 2006, se vinieron conmigo. El futuro para los niños va en relación a sus estudios y pueden continuar con ellos concurriendo a la Escuela Agraria de Alternancia de Guichón, ubicada en colonia Juncal, sobre Ruta 90. Otras opciones pueden ser la Escuela Técnica y liceo en la propia ciudad de Guichón. La mayoría tienen transporte propio y las distancias son relativamente cortas”, agregó.
Un dato anecdótico revela que hasta que no se oficializó el nombre de la colonia el lugar era conocido como “Pintos Diana”. La mayoría de los pobladores son adventistas y allí tienen su templo.
La colonia se originó con inmigrantes rusos. Pero algunos criollos procedentes de Soriano, San José y Colonia también se mostraron atraídos por el lugar. Entre los apellidos originarios se recuerdan a los Kirichenko, Scrimny, Kosiak y los Cairús.
Mucha gente que era propietaria vendió hace más de una década sus terrenos a la forestal, lo que influyó para que algunos colonos se fueran.
El bajo número de niños que concurren a la escuela 40 revela otra realidad, que es el promedio de edad de las familias que habitan en la colonia, ya que son todos adultos y adultos mayores. La mayoría de ellos son pequeños productores y están en terrenos del Instituto Nacional de Colonización, mientras otros son propietarios.
La producción abarca maní, sandía, melones, crema, leche y huevos. Pero hay quienes se ocupan de alambrar y en menos medida también empleados de la empresa Forestal Oriental, que opera en la zona aproximadamente desde 1996.
Al fondo de la colonia se divisan extensas galerías de eucaliptos que dominan los campos. También hay producción ganadera, mayormente ovina. La mayoría de los primeros colonos radicados en estos campos se dedicaban a pequeñas granjas. Producían y vendían huevos, leche y verduras.
La colonia sufrió varios inconvenientes. Primero una gran sequía, luego invasión de langostas, que fueron años sumamente críticos y mucha gente se fue del lugar.