Paysandú, Domingo 21 de Junio de 2009
Locales | 18 Jun El relato sobre lo acontecido en el incipiente poblado de Paysandú señala a continuación:
“¿Tendrá que ceder el Juez subdelegado ante la taimada actitud de aquellos Indios y la inexplicable conducta del Administrador? No puede ser; su dignidad no lo consiente”.
--”¿Quién representa aquí a Don Gregorio de Soto? Pregunta con autoridad”.
--”Yo, señor, responde socarronamente Don Luis”.
--”Pues aquí hay una providencia que se debe cumplir en el acto”.
--”Vuestra merced dirá”.
--”Para proceder al desalojo ordenado, empiece usted por descolgar ese esquilón”.
“Y señaló una campaña o esquilón ‘que se hallaba colgada de un palo en la puerta del galpón de paja y cueros, que sirve para decir Misa cuando hay sacerdote… dicen los autos”.
--”Señor, no hay herrero que lo haga”.
“Y mientras se desarrollaba este diálogo entre el Juez y Don Luis de Soto, se producía un movimiento sospechoso, entre los demás que habían acudido al ver llegar con tanto aparato judicial al señor de la Quintana”.
“Andaba por allí el gallego José Domínguez, llamado por mal nombre ‘Rompe Esquinas’, y el andaluz Diego Baca y un húngaro, a quién apellidaban ‘el Panadero’, y Manuel Sanz conocido por ‘el Pilotín’: toda una fuerza internacional. Todos ellos, mezclados con los pacíficos Indios moradores de Paysandú, hablaban con estos en voz baja y los persuadían a algo que era llegado el momento de realizar”.
“El Juez demostraba no tenerlas todas consigo, pero no quería permitir que su autoridad y su dignidad sufriesen menoscabo y buscaba en su mente un arbitrio que le valiese en el caso”.
“¿No había traído acaso gente armada para apoyar su autoridad? Era, pues, el caso de valerse de ella”.
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