Locales | 22 Jun Una muy buena casa rodante, amplia en su interior, finamente terminada y con las comodidades necesarias para que se convierta en la vivienda permanente, es vista en Paysandú por estos días. Está colocada sobre un chasis Iveco y es impulsada por el motor de la misma marca, un cuatro cilindros diesel más que confiable, al decir del propietario. Construida en chapa y madera, en lo que refiere al exterior y de madera en su interior, pertenece a Jurgen Kannenberg, un ciudadado alemán quien precisamente la diseñó, construyó y la utiliza como vivienda. Puede verse en las cercanías del taller de Alfredo Runde, a quien el dueño conociera en su momento. Es de buena altura y sobresale del techo de la cabina donde se ubica la cama, la cual es seguida por un pasillo a cuyos lados está un ropero y enfrente, un placard. Le sigue un baño. Se ubica luego la cocina, con todos sus elementos necesarios, además un espacio con dos amplios sillones y al fondo, una biblioteca.
Sobre el techo de la casa rodante se aprecian dos amplios paneles solares, que son los encargados de proporcionar la energía eléctrica a la misma.
Nos manifestaba Kannenberg que viaja permanentemente por países sudamericanos, como Uruguay, Chile, Argentina, Paraguay, y que en esta oportunidad estará en Paysandú por varios meses. Él tiene su residencia en Hamburgo, Alemania, es jubilado y en el transcurso de sus viajes realiza filmaciones que luego entrega a diferentes empresas. Como esta casa rodante es su vivienda habitual, reúne todas las comodidades necesarias para resultar placentera. En algunas ocasiones va a Montevideo y desde allí viaja a Hamburgo, para retornar y recorrer el territorio sudamericano.