Paysandú, Martes 23 de Junio de 2009
Opinion | 23 Jun Antes que asumiera el actual gobierno, cuando el Frente Amplio todavía era oposición, la izquierda frecuentemente recurría a eslóganes como el “derecho a la identidad” avasallado a más de ochenta mil uruguayos que jamás tuvieron cédula de identidad, o la marginación producida por el analfabetismo que de acuerdo a sus estimaciones afectaba a un alto porcentaje de la población.
Una vez en el poder el partido de gobierno instrumentó varias campañas para erradicar estos flagelos de la sociedad, primero a través del Panes por donde se facilitaron los trámites para obtener el documento de identidad (imprescindible para cobrar dicha prestación), y luego por el “Certificado electrónico de nacido vivo”, un sistema implementado en los hospitales y mutualistas por el cual todo niño recién nacido accede al documento.
El problema es que al parecer las estimaciones apocalípticas del Frente Amplio estaban muy fuera de la realidad de nuestro país, por cuanto con el tiempo la población a la que hacían referencia cada vez fue menor. Por ejemplo en 2007 el Plan de Equidad detectó solo 9.000 indocumentados, mientras que según el presidente del Banco de Previsión Social, Ernesto Murro, la cifra real ascendería a 45.000 personas, la mayoría menores de nueve años. Finalmente no supimos cuántos eran en realidad, pero está claro que nunca fueron tantos como suponían.
Lo mismo sucede con el índice de analfabetismo, que ameritara una fuerte campaña de educación inspirada en la Campaña Nacional de Alfabetización de Cuba. Pero aquí la revolución se quedó en el tintero, puesto que a diferencia de la isla donde el analfabetismo ascendía al 25% cuando Fidel Castro asumiera el poder, en Uruguay cuando asumió el Frente Amplio este índice era ínfimo. Así quedó demostrado a dos años de instrumentado el plan “En el país de Varela, yo sí puedo” por el que apenas unos 4.000 compatriotas accedieron a la formación básica. Esto representa un 0,13 por ciento de la población total del Uruguay, a pesar de la fuerte campaña mediática que acompañó el lanzamiento del proyecto educativo.
Actualmente el Mides encara una segunda etapa haciendo un relevamiento exhaustivo en los barrios en busca de alumnos, por lo que es de suponer que esta cifra aumentará. Pero al parecer no estábamos tan mal si consideramos que el analfabetismo en Cuba --de donde copiamos el método educativo-- sería del 1,8% según encuestas de 1987, aunque el gobierno isleño se había declarado “libre de analfabetismo” ya en 1962.
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