Locales | 22 Jun A la hora de ofrecer presupuestos a las diferentes agrupaciones políticas, las desventajas de las imprentas sanduceras respecto a las de la capital del país son muchas. En este Uruguay preelectoral -según afirmaron los informantes- casi la totalidad del papel utilizado en la confección de listas partidarias procede de las máquinas de la Fábrica Nacional de Papel S.A (Fanapel), industria encargada de lanzar al mercado el denominado “papel electoral”, un producto de “gramaje inferior” y hasta 40 por ciento más barato, únicamente a disposición de aquellas imprentas que presenten una carta redactada por la agrupación política a la que en definitiva irá dirigido el material.
La imprenta local en condiciones económicas de efectuar un pedido medianamente importante y así acceder al descuento, luego enfrenta la dificultad que representa el comportamiento del papel en los equipos de impresión. En los complejos mecanismos de las grandes imprentas montevideanas, imprimir una lista en varios colores representa un solo proceso y por lo tanto, un papel de inferior calidad lo resiste bien. Sin embargo, para confeccionar un trabajo similar, los equipos que se utilizan en Paysandú deben procesar el papel tantas veces como colores requiera el diseño, lo que dificulta notablemente el proceso y en algunos casos estropea el material.
Tal es el volumen de trabajo que manejan las grandes empresas montevideanas, que actualmente ofrecen cotizaciones por tonelada de papel, contrariamente a lo que sucede en Paysandú, donde los presupuestos refieren a “cantidad de papeletas” impresas. Las diferencias operativas repercuten inevitablemente en los costos y marginan del “grueso” del negocio a las empresas más pequeñas. Solo es cuestión de sacar cuentas. En Paysandú, en las próximas internas, habilitarán alrededor de 250 circuitos y hay inscriptos unos 80 grupos políticos.
Si cada grupo pusiese a disposición de los votantes 100 papeletas, entonces encontraremos aproximadamente 8.000 por circuito y un total en el departamento cercano a los dos millones. Esto sin contar las miles que se distribuyen en los días previos a los comicios. De esta cifra -claro está- un muy bajo porcentaje se imprime en talleres sanduceros.