Paysandú, Miércoles 24 de Junio de 2009
Opinion | 24 Jun Las reacciones al anuncio del presidente Tabaré Vázquez en cuanto a trasladar los restos de Artigas hacia el edificio Independencia no se hicieron esperar. El titular del Partido Independiente, Pablo Mieres, dijo que en esa idea se nota “un espíritu mesiánico del presidente” en cuanto “busca hechos simbólicos para pasar a la historia”. “No tiene fundamento pensar en el traslado de los restos de Artigas solamente porque se le ocurra al presidente y sin pedir autorización al Parlamento, ya que se trata del héroe nacional”, agregó.
El diputado colorado Daniel García Pintos sostuvo que se trata de otro intento de agresión a las Fuerzas Armadas por el actual gobierno y que con esta tesitura “capaz que un día nos dejan a oscuras porque desactivan la represa de Palmar porque se construyó durante el gobierno de facto”.
También el líder del Herrerismo, Luis Alberto Lacalle, fustigó la idea al cerrar en Montevideo --en la misma plaza Independencia-- su campaña política con miras a las elecciones internas del domingo próximo y en el marco del cual realizó también un homenaje al héroe. El mausoleo de José Artigas, ubicado en el centro de la plaza Independencia, fue construido durante la dictadura militar e inaugurado el 19 de Junio de 1977 en base a un diseño proporcionado por los altos mandos de las Fuerzas Armadas tras un concurso nacional, ganado por los arquitectos Lucas Ríos y Alejandro Morón.
Era obvio que un anuncio de este tenor iba a generar polémica y lo cierto es que más allá de las diferentes opiniones que pueda haber sobre si los huesos de Artigas se deben quedar donde están o llevar a otro lugar, el anuncio de Tabaré Vázquez es inoportuno.
Embarcarse en este momento en una discusión política sobre los restos de Artigas es distraer la atención de temas más urgentes que debe atender el país, inserto precisamente en un proceso en el que la población tiene que tomar importantes definiciones referida a las elecciones presidencial y legislativa. Casi al término de una gestión y en medio de la campaña electoral no puede salir con esto, porque si tiene una intención seria inmediatamente el tema pierde ese rasgo al politizarse y usarse como caballito de batalla en la campaña electoral. Y si se está pensando en mero protagonismo, los símbolos de la orientalidad --y en este caso nuestro máximo héroe-- sencillamente no lo merecen. Si de reivindicar la figura de Artigas se trata, lo mejor hubiera sido que el gobierno cumpla con lo que es su obligación establecida por ley hace ya seis años y de una vez por todas proceda a crear el parque nacional de Purificación, declarado Monumento Histórico Nacional pero aún inexistente en la realidad --e inaccesible como lugar de recordación-- por falta de decisión política sobre el tema.
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