Paysandú, Sábado 04 de Julio de 2009
Locales | 30 Jun Atrás quedaron las horas angustiantes que casi provocaron que se cerraran las puertas. Los tiempos son otros, aunque no color de rosa. Son mejores, pero se sigue viviendo al día. O mejor dicho: mes a mes.
El Club Remeros Paysandú aflojó la soga del cuello y hoy puede jactarse, al menos, de tener en marcha todas las disciplinas. Hoy la histórica institución del rombo blanco puede darle a sus socios un servicio acorde a sus necesidades, al punto de que --como no sucedía desde hace ya algún tiempo-- puede ser un club a pensarse como opción por quienes quieren hacer deporte.
Pero los problemas no están lejos. Al contrario: los fantasmas siguen al acecho, esperando que quienes pelean diariamente por el club le aflojen tan solo un poquito.
Casi en ruinas
Alfredo Sánchez mira el vapor que rodea la piscina y se iluminan sus ojos al informar que se han cambiado los filtros de la gran atracción del Club Remeros, y que ya no hay problemas con la leña gracias a la colaboración de varias empresas que dan una mano mensualmente.
El presidente del Club Remeros remarca una y otra vez qué se ha realizado en los últimos tiempos para que la institución parezca otra en buena parte de sus instalaciones. Desde los arreglos en la piscina, a las gradas que una vez fueron eliminadas y hoy esbozan su retorno. Desde los botes que se han arreglado, hasta la lancha en la que se acompaña a los remeros a la hora de entrenar en el agua. Desde la nueva cancha de tenis, hasta la iluminación en los rectángulos de polvo de ladrillo. O desde los focos de luz en la cancha de paleta a la nueva sala de musculación, cuyos aparatos se están pagando.
Sánchez recorre el club junto a su compinche en la directiva, Sergio Norbis, dejando en claro que se ha avanzado. Las paredes fueron blanqueadas, la espectacular cantina va tomando forma en su intento de convertirse en un importante salón de fiestas y la secretaría encontró su lugar en la planta baja.
Es un esfuerzo diario, permanente, que no permite aflojar ni un instante. “Esta directiva entró hace dos años y se encontró incluso con el hecho de que ni siquiera se contaba con leña para la piscina. Recorrimos algunos aserraderos locales, que nos han auxiliado permanentemente, y comenzamos a solucionar el problema. Pero los tanques estaban agujereados, los calefones de las duchas también, los filtros de la piscina no daban más. Poco a poco se han ido solucionando cosas gracias a colaboraciones, mucho trabajo y convenios, como por ejemplo con la Esquina del Repuesto, que cedió los filtros de última generación”, dijo Sánchez.
El Remeros va caminando, sabiendo que debe ponerle el pecho a problemas tan diferentes como los económicos o los vándalos, que destrozan los vidrios que se reponen en base a sacrificio o que incluso han llegado a incendiar intencionalmente la madera destinada a la piscina, provocando --además de la pérdida lógica de la leña-- la destrucción del techo del vestuario de los varones al costado de la alberca.
“Esto es difícil, pero el objetivo es que todos participen. Sobre todo niños y adolescentes, porque este tipo de instituciones son fundamentales para el medio, ya que los alejan de los peligros que existen en la sociedad, que son graves y que acá no están. Acá el chico se disciplina y no está pensando en otra cosa. La gente podrá pensar que uno está loco, pero es por esto que tomamos esta responsabilidad. Porque alguien tenía que hacerse cargo”, reflexionó Sánchez.
“El BPS es impagable”
El aspecto económico sigue complicado. Y se vive mes a mes, sin posibilidades de proyectar demasiado. Pero, pese a todo, se sigue caminando. “Todos los días suben los insumos, hay aumento salarial --con el que cumplimos--, por lo que tenemos un control estricto de los gastos del club para afrontar la realidad económica. Es cierto, es una realidad que todavía le debemos al BPS, como se debía…”, señaló el presidente del club.
“Desde el punto de vista de funcionamiento no debemos nada. Debemos para atrás. Las actividades están a pleno, al profesor se le paga lo que establece la ley. Acá había deudas con los profesores y mucho dinero se le adeudaba a los comercios, con los que cumplimos, porque de lo contrario no podíamos funcionar. Nadie nos daba ni un crédito”, afirmó.
Consultado por la gruesa deuda en BPS, Sánchez dijo que se intentará hablar “con el ministro del ramo, porque no se cubrió la vieja deuda y no podemos ganar $ 50.000 por mes”, al tiempo que Sergio Norbis afirmó que “el BPS es impagable”.
Mensualmente los dirigentes ponen en cartelera un balance para que los socios tengan en claro cuáles son los ingresos y en qué se va el dinero. Y ese balance raramente da positivo. “El mes pasado perdimos $ 2.000, el anterior ganamos $ 500, pese a haber comprado cosas. Para que todo funcione normalmente necesitamos $ 265.000 por mes. Hoy por hoy el club tiene unos 30 empleados; hemos mandado gente al seguro de paro, pero sin despedir a nadie, utilizando los mecanismos que la ley habilita, por motivos económicos. Hoy tenemos dos empleados en seguro de paro y posiblemente se sume alguno más, porque en invierno todo baja y tenemos que preservar al club y al trabajo; es una medida antipática, pero es nuestra responsabilidad que este club que cumplirá 109 años funcione”, afirmó Sánchez.
Norbis fue más allá y señaló que “para poder pagar el BPS tenemos que cobrar más de $ 1.000 la cuota individual y $ 2.500 la familiar, como sucede con los clubes de Montevideo que tienen los mismos gastos que los nuestros”.
“Estamos de mañana y de tarde en el club, porque si no hacés un seguimiento empresarial, es imposible. Hacemos lo que podemos”, agregó Sánchez.
Hoy son unos 500 los socios del Remeros, en cuyas instalaciones tienen un lugar la Policía y el Batallón para hacer deporte en forma gratuita, al tiempo que se desarrollan diferentes convenios con otras instituciones.
Soñar sin morir
en el intento
Sin embargo, pese a todo se quiere seguir adelante. Los cambios que ha sufrido el Remeros, en el mejor de los sentidos hacen que los dirigentes sueñen más allá de que su mandato se cerrará este mes. Se sueña con una piscina al aire libre en el río y otra más chica al lado de la cerrada.
Pero alentados por los frutos de tanto esfuerzo, el Remeros se ha trazado como objetivo principal para los próximos meses la firma de un convenio con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas para dejar en condiciones el gimnasio cerrado --sin dudas el lugar del club más afectado por el paso del tiempo--, contar con una batería de baños nueva y dos vestuarios.
“Armamos con tiempo un proyecto muy amplio; cuando vinieron los arquitectos de Montevideo nos indicaron que planteáramos cuáles eran las prioridades y tenemos que presentarlas. El Ministerio aportaría un millón de pesos y en febrero estaría la primera partida para iniciar las obras”, dijo ilusionado Norbis.
“Acá se pueden hacer muchas cosas. A veces el socio no entiende por qué sube la cuota, pero esto lleva mucho dinero y todo sube mes a mes. Pero el convenio con el Ministerio sería fundamental para el club”, agregó.
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