Opinion | 29 Jun Una vez más han surgido trabas comerciales con nuestros socios del Mercosur, para confirmar la regla sobre las vicisitudes de un acuerdo regional al que las circunstancias internacionales nos han vuelto a atar, y por ende generado dependencias extremas.
Esta vez es Brasil el que plantea barreras al ingreso de productos uruguayos mediante demoras, idas y venidas y prácticas disuasivas cuando están de por medio intereses de sus empresarios, lo que es particularmente delicado para países como Uruguay, en los que los nichos de mercado pueden hacer la diferencia entre sobrevivir y caer en un abismo para las empresas que trabajan para la exportación.
En esta oportunidad le tocó el turno a las ventas de lácteos al vecino país y a la colocación de neumáticos recauchutados, sobre lo que se había tenido muy buenas expectativas en el marco de la reactivación de la empresa Funsa, una de las dos fábricas afectadas por la medida.
Los lácteos se están enfrentando a una medida dispuesta por el vecino país, que significa el enlentecimiento para obtener licencias de importación para que puedan cruzar la frontera entre 12.000 y 14.000 toneladas de leche en polvo y larga vida de la empresa Conaprole.
Según explicó el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, ingeniero agrónomo Ernesto Agazzi, Brasil tiene en vigencia un mecanismo de licencia automática que en esta oportunidad ha demorado más de diez días, y está operando como una traba a la exportación para una partida de valor estimado en unos 23 millones de dólares.
El presidente de Conaprole, Jorge Panizza, consideró que esta indefinición le está ocasionando un gran costo a la cooperativa, por cuanto “tenemos la leche producida y guardada para estos clientes. Si esto no se destraba será muy complicado. El mercado mundial de lácteos sigue con restricciones y de no concretar estas ventas se infligiría un daño enorme a Conaprole”.
Paralelamente, el Poder Ejecutivo está procurando respuestas y definiciones del gobierno brasileño, lo que se espera pueda ser superado en las próximas horas. La Cancillería uruguaya envió una nota a la Embajada brasileña por la que pidió explicaciones sobre esta medida, y el propio ministro de Economía y Finanzas, Alvaro García, se contactó con su par brasileño Guido Mantega.
En el caso de los neumáticos, la situación es distinta, por cuanto no se trata de demora en licencias automáticas --por cierto es un contrasentido que lo automático al final dependa de la burocracia o de decisiones administrativas-- sino que el Supremo Tribunal Federal de Brasil prohibió la importación de neumáticos recauchutados, tanto de la Unión Europea como de los miembros del Mercosur, en tanto paralelamente se está negociando un régimen general en esta materia para el Mercosur.
El punto es que producir para la exportación se transforma en una operación de alto riesgo cuando los socios no son confiables, y cuando se han comprometido financiaciones, costos laborales y de logística para estar en tiempo y forma en los destinos de exportación, ciertas medidas administrativas que no son solo problemas de burocracia distorsionan la ecuación económica de cualquier empresa.
Por lo demás, en el caso del Mercosur, y sobre todo en Brasil y Argentina, se mueven tras bambalinas poderosas organizaciones de empresarios de los sectores afectados por determinadas importaciones, aún en la escala pequeña que puede suministrar Uruguay. Así, lo que para nuestros grandes vecinos son números mínimos, resultan vitales para los exportadores de nuestro país y por ende, cuando los negocios se frustran por la causa que sea, se generan desequilibrios que muchas veces resultan muy difíciles de sobrellevar.
Las respuestas globales a esta encrucijada se obtienen por el lado de la diversificación de mercados, y si bien es cierto que nuestro país ha logrado reperfilar los destinos de exportación hacia otros países fuera de la región, la crisis financiera internacional y la pérdida de competitividad de nuestros productos ha sido determinante para que nuevamente creciera el intercambio comercial con los países del bloque regional.
Igualmente queda reafirmada la importancia de no perder de vista que debe seguirse en esta tesitura de diversificación, pese a las circunstancias, para no quedar expuestos tan a menudo a las encerronas que resultan del talante de los grandes vecinos.