Deportes | 01 Jul El Jalapa de Guatemala se consagró campeón del Clausura del fútbol de aquel país, contando con tres uruguayos en el equipo: los jugadores Mario Piñeiro, Pedro Ortiz y el preparador físico sanducero Leopoldo Rodríguez. Un 4 a 1 global (1 a 0 en la revancha, con agónico gol de Ortiz) a favor del Jalapa frente a un grande del fútbol guatemalteco como lo es el Municipal, le permitió al equipo dar la vuelta olímpica y clasificar para el torneo de clubes a nivel de la Concacaf. El preparador físico estuvo en nuestra ciudad durante algunos días, y transmitió su experiencia en el fútbol de Guatemala, que lo tiene como campeón en sus primeros seis meses trabajando en el Jalapa.
“Tuvimos una muy buena experiencia en estos meses, trabajando en un fútbol que no es fácil, ya que no se enseña a los chicos desde temprana edad y los fundamentos recién comienzan a enseñarse en lo que acá sería una Sub 15. Es complicado, pero se formó un lindo grupo de trabajo, y teníamos la esperanza de poder estar arriba”, dijo.
“Comenzamos a darnos cuenta de que se podía cuando llegamos a la sexta fecha invictos, después de haber jugado con los grandes en la primera y en la tercera. A partir de ahí, ya logrando una diferencia importante en puntos, la gente se entusiasmó y te lo demostraban en la cancha. Los hinchas son gente del eterno sí se puede, y lo transmitían”, agregó.
La buena campaña del Jalapa le permitió al equipo acceder “a lo que sería la Libertadores de la Concacaf” y a una posibilidad para que el cuerpo técnico del equipo pueda orientar al seleccionado. “Dijeron que se le podría dar ese premio al cuerpo técnico, dirigir a la selección, así que habrá que esperar”, indicó el profesor sanducero. Rodríguez vuelve a Guatemala con un lindo desafío, más allá de que será complicado repetir el éxito cuando “la buena campaña del equipo hizo que quedaran solo cuatro de los 11 titulares del equipo”. Junto a Rodríguez seguirá Mario Piñeiro, se espera por el futuro de Ortiz, y se sumará el ex Nacional y Cerro Matías González. El sanducero partió otra vez rumbo a Guatemala, una tierra complicada, donde el fútbol se vive de manera especial, pero en la que tiene anclados sus sueños.