Nacionales | 03 Jul Lo acusó de sabotaje
Los políticos no tardaron nada en empezar la batalla por los votos. El candidato frenteamplista José Mujica acusó a Luis Alberto Lacalle de “sabotear el país”, porque declaró que si alguien fuera a invertir en Uruguay en julio le recomendaría que espere hasta diciembre. Y en la crítica también cayeron los medios periodísticos. Consigna “El País” que Mujica dijo que las declaraciones del candidato blanco al semanario “Búsqueda” no tuvieron repercusión porque los grandes medios de comunicación tienen una visión “flechada a favor del status quo que representa el viejo tradicionalismo político y conservador”.
“Vale decir que espere si ganamos nosotros y si no, no invierta”, interpretó Mujica. Agregó que los dichos de Lacalle se dan cuando todos en el país saben el papel que juega la inversión a favor de desarrollar el empleo y el trabajo.
En su audición radial de FM M24, destacó que si él hubiera dicho algo similar la repercusión en los medios de comunicación habría sido muy distinta, como cuando planteó que el país negocie el secreto bancario. “Levantaron una polvareda, me dijeron de todo y era una cosa pálida, insignificante, porque era un negocio”, señaló el senador tupamaro.
Según Mujica, con sus palabras Lacalle está diciendo “bueno loco, si no gano yo, no inviertas, así nomás. Si no gana mi partido, no inviertas”. Añadió que lo expresado por Lacalle “equivale en los hechos a sabotear al país y no hay un medio de prensa que haya puesto el grito en el cielo, que haya hecho un comentario”.
Sin ninguneo
El presidente Tabaré Vázquez afirmó en la columna de opinión de la web de Sepredi que se terminó el tiempo de “ninguneo” a los municipios con la aprobación de un fondo municipal de 40 millones de dólares. En las reuniones con los intendentes “he expresado que se acabó el tiempo del ninguneo a los municipios y que pueden contar con el gobierno nacional para promover la prosperidad en sus respectivos departamentos, así como éste cuenta con ellos para construir la nación”, dijo Vázquez en la columna. La distribución de ese fondo será de 10 millones para Montevideo y 30 millones para las demás comunas. Los recursos podrán ser usados por las intendencias para saldar deudas con el Estado, realizar inversiones o contar con un respaldo ante situaciones imprevistas.
¿Ayuda? ¿Qué ayuda?
Obviamente esto generó comentarios de los intendentes... de la oposición. Informa el matutino antes citado que el intendente de San José, Juan Chiruchi (Partido Nacional) advirtió que la creación del fondo busca “ayudar” a intendencias frenteamplistas desfinanciadas y a alguna nacionalista. “Hay importantes intendencias que están con problemas de pagar el medio aguinaldo, porque tomaron demasiados funcionarios”, afirmó.
Aclaró que San José no necesita de ningún fondo de ayuda por estar saneada desde el punto de vista financiero, pero que sí está de acuerdo con el otorgamiento de préstamos cuyo destino fuera el desarrollo del departamento y no que se utilicen los dineros estatales para pagar clientelismo político.
Mientras, el intendente de Rivera, Tabaré Viera (Partido Colorado), afirmó que es importante que Vázquez haya apoyado el fondo solicitado por las intendencias pero aclaró que “no es un regalo, el gobierno presta y las intendencias devuelven”. Además, se molestó por el término “ninguneo” que usó Vázquez. “Con esto no se acaba el ninguneo porque nunca lo hubo”, señaló.
Por su parte, el intendente de Río Negro, Omar Lafluf (Partido Nacional) dijo que no deseaba discutir con Vázquez pero que los préstamos “deben ser pagados en un plazo de 10 años. No es una ayuda directa del gobierno”.
Saltaron chispas
... pero no se incendió nada. Hablamos de lo sucedido en el final de la discusión del proyecto de ley de abreviación de los juicios laborales en el Senado. Informa “La República” que cuando se sucedían réplicas de un senador a otro en un clima de serenidad y de respeto, la convivencia civilizada se vio bruscamente alterada por una salida extemporánea de Carlos Ramela, supliendo a Isaac Alfie.
Reinaldo Gargano había insistido en el carácter tuitivo del derecho laboral y había explicado el significado de tal adjetivo diciendo que se aplica a lo que ampara y defiende al más débil. Pidió la palabra Ramela, y con tono suave le endilgó al senador socialista un “espíritu totalitario”, afirmando que su colega no era digno de estar en el recinto.
La sorpresa fue general y se elevó en toda la sala un murmullo de desaprobación al tiempo que, fuera de micrófono, varios senadores frenteamplistas reaccionaron airadamente. Sin embargo, el senador socialista mantuvo la calma y respondió: “No estoy dispuesto a responder a provocaciones; no voy a reaccionar insultando porque eso sería ponerme a la altura de quien insulta”.
Felizmente, todo quedó en eso.