Locales | 10 Jul La tormenta de las primeras horas de la tarde del martes se había disipado y apenas unos chaparroncitos mojaron la tierra. Pero igual salimos a buscar zonas y personajes. Al llegar hasta el almacén de Martín Garré, a la altura del kilómetro 65,800 de Ruta 24 el Sol había asomado otra vez, pero la temperatura descendía rápidamente. La luz natural se esfumaba y la noche era inminente.
Esta vez los caminos nos llevaron de nuevo a lo profundo del territorio del departamento de Río Negro, donde hay varias comunidades que tienen un particular vínculo con Paysandú, por encontrarse de cruce y muy cerca de rutas nacionales o enclavadas muy cerca de conexiones terrestres. Esta oportunidad visitamos Tres Quintas, un sitio de permanente y fluido tránsito del más variado transporte carretero.
Arribar al lugar es confluir en una zona de una fuerte presencia de colonias. San Javier, Ofir y Garthental son algunos de esos poblados. Una peligrosa curva en ángulo de noventa grados nos obliga a desacelerar pero también nos permite ingresar con mayor comodidad al centro poblado.
El 25 de mayo el complejo Mevir de Tres Quintas --que se levanta a unos cuarenta metros al sureste de la bifurcación de la Ruta 24 con el camino vecinal que lleva a San Javier-- cumplió siete años. Comprende unas treinta viviendas más tres unidades productivas que se distribuyen en la zona. Mientras se proyecta la construcción de un nuevo complejo, el salón comunal es utilizado momentáneamente como establecimiento escolar.
Las asistentes sociales de la Comisión Honoraria del Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural ya han visitado el lugar y proyectan una nueva escuela, cuya construcción está aprobada.
Se trata de un poblado habitado por descendientes de alemanes y criollos.Hablar con algunos vecinos nos permitió conocer un poco más sobre el lugar, el nuevo complejo de viviendas y las actividades del lugar. El Mevir comenzó a cobrar forma una vez que Martín Garré y su hermano donaron unas cuatro hectáreas de las cinco que originalmente poseían.
Si bien allí hay otras pequeñas producciones alternativas, los lugareños trabajan preferentemente en tambos.
El pueblo está habitado particularmente por gente joven y de mediana edad; solo cuatro o cinco jubilados viven en el complejo. En algunos casos en los que algunos beneficiarios renunciaron, readjudicaron viviendas a personas solas, pero se trata de casos más puntuales.