Opinion | 13 Jul El ministro de Trabajo, Eduardo Bonomi, renuncia hoy para dedicarse de lleno a la campaña electoral de octubre. Julio Baráibar, actual subsecretario de la cartera, ocupará el cargo.
Bonomi es el primero en renunciar, cumpliendo con lo solicitado por el presidente Tabaré Vázquez de que quien deseara hacer campaña debería dejar su puesto. Una buena y racional medida, sin dudas. Aunque hubo algunos ministros que ajustaron sus agendas para darse una vueltita por algún acto político partidario, como fue el recordado caso de la entonces ministra Daisy Tourné, que tuviera consecuencias determinantes.
Como es diputado electo, Bonomi asumirá su banca. “Necesariamente tengo que entrar a una sesión para después pasar al Senado”, dijo. Y esa es otra historia. Porque los legisladores no están obligados a abandonar sus bancas para hacer campaña.
Durante la reciente contienda por las internas se pudo apreciar a los legisladores de todos los partidos políticos trabajando intensamente para sumar votos al candidato que apoyaban. Y eso no está mal. Salvo que en ambas cámaras se notaron las ausencias y se habló incluso del “efecto campaña electoral”.
En ambas hubo proyectos que no pudieron prosperar ante el escaso número de legisladores. Y hasta hubo quienes casi rogaron por la asistencia a los plenarios. Las comisiones legislativas --ámbitos en los que se debaten los proyectos e introducen modificaciones para ser llevados al plenario, ahorrando tiempo de discusión-- se realizaron con menos de la mitad de sus integrantes.
Claro que esto no sorprende a los uruguayos, porque las ausencias ya son una característica de nuestro Parlamento. Infelizmente, muchos legisladores acostumbran no ir a trabajar por cumplir con otros compromisos y en múltiples oportunidades no hay siquiera quórum para sesionar.
Imaginamos que las ausencias aumentarán paulatinamente a medida que se acerque la campaña electoral para las elecciones nacionales, y como consecuencia, la postergación en el tratamiento y aprobación de proyectos de ley.
Pero la ciudadanía está madurando, tiene memoria y posiblemente les pase factura. Bueno sería que lo tengan en cuenta, por el bien del país.