Opinion | 16 Jul La reciente convocatoria a representantes de organismos involucrados en lo atinente al cruce de vehículos y personas por los pasos de frontera, en este caso concreto del puente General Artigas entre Paysandú y Colón, apuntó a procurar revertir obstáculos a la integración entre ambas orillas, más allá de las dificultades adicionales generadas por el conflicto por la instalación de la planta de Botnia en Fray Bentos, desde que hay aspectos pendientes de solución desde hace mucho.
En esta oportunidad coincidieron jerarcas de los ministerios de Interior, Defensa Nacional, Transporte y Obras Públicas, Turismo, Ganadería, Agricultura y Pesca y Economía y Finanzas, así como de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) y la Intendencia Departamental, respondiendo a una convocatoria del diputado oficialista Juan Domínguez, a efectos de detectar los puntos débiles y evaluar la marcha de iniciativas que fueran lanzadas para corregir determinados obstáculos.
Por supuesto, el cierre del puente General San Martín entre Fray Bentos y Puerto Unzué fue determinante para acentuar los problemas crónicos del puente, desde que el tránsito se multiplicó como consecuencia del bloqueo por los activistas de Gualeguaychú, y a la vez, las dependencias competentes de nuestro país no han adecuado infraestructura en la medida necesaria, tanto desde el punto de vista de personal como de coordinación para atender la sobredemanda, que se da sobre todo en fechas puntuales de la corriente turística.
Pero tampoco se han encarado obras físicas de infraestructura consideradas indispensables para un funcionamiento más o menos a tono con la demanda de estacionamiento que requiere el tráfico de camiones por este nexo físico, en lo que aparece como una falencia notoria de organismos como el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, desde que esta cartera tiene entre sus objetivos incorporar una playa de estacionamiento e infraestructura adyacente que todavía brilla por su ausencia, como si se apostara a que de un momento a otro se despejará el tránsito por el otro puente internacional.
Subsisten problemas de coordinación, de los que dio cuenta el asesor de la Dirección Nacional de Aduanas, Augusto Gregori, cuando evaluó que “hay que coordinar con todos los actores, también los privados, los despachantes de aduanas y los transportistas, encarando los problemas uno por uno”. Eso es muy razonable, solo que se ha perdido un tiempo precioso en dejar transcurrir las cosas tal como estaban, con algún retoque por aquí y otro por allá.
Pero no debemos perder de vista que no se trata solo de un nexo aislado con problemas, sino que Paysandú está ubicado en una zona estratégica, parte del por ahora virtual Corredor Bioceánico del Paralelo 33, que se presenta como vital para la región pero que no goza de la simpatía del poder central instalado en Buenos Aires y Montevideo, cuyo interés pasa por concentrar todo el intercambio por un eje costero de enlace con Brasil del que en su momento iba a ser pieza clave el puente Colonia - Buenos Aires, que con buen tino fue dejado a un lado por la administración Vázquez.
Y mientras por aquí los proyectos siguen durmiendo el sueño de los justos, en Argentina ya está en fase definitiva la iniciativa de construir la autopista hasta Paso de los Libres, por lo que el corredor bioceánico dejaría de lado Paysandú y se estaría cercenando una apuesta estratégica vital para el desarrollo de nuestra región.
El formidable instrumento que son el puerto de Paysandú, con la expectativa de una próxima operativa con contenedores como puntal de una interconexión multimodal, el puerto seco de Rivera, la reconstrucción de la Ruta 26, el enlace ferroviario con Brasil, entre otras acciones, corren el riesgo, como ha sido una constante, de volver a ser relegados por el centralismo. Urge entonces que las autoridades y fuerzas vivas locales, con el propio intendente Julio Pintos a la cabeza, se constituyan en un movimiento que plantee con firmeza ante el gobierno de turno, dejando de lado lealtades partidarias fuera de lugar, la necesidad de que se hagan realidad proyectos que están tomando el camino de la eternidad y cuya postergación indefinida conspira contra el desarrollo armónico del país.