Nacionales | 20 Jul La temporada de avistamiento de ballenas se inició en Uruguay, a cuyas costas llega un número cada vez mayor de cetáceos en el marco de una política que promueve el turismo sustentable. Desde 2002, Uruguay desarrolla el turismo de avistamiento de la ballena franca austral, que entre julio y octubre se acerca a su costa Atlántica, en los departamentos de Maldonado y Rocha.
La Organización para la Conservación de Cetáceos (OCC) impulsó la “Ruta de la ballena franca” y promueve la actividad en forma conjunta con el gobierno. Rodrigo García, responsable de la OCC, cuya gestión logró hace un año y medio el reingreso de Uruguay a la Comisión Ballenera Internacional (CBI), afirmó que “cada vez son mayores los índices de ballenas en nuestras costas”.
“El ritmo de recuperación en esta zona del Atlántico es de los más altos del mundo, con 14% anual, comparado con Península Valdez (Argentina), que es un 6,8% o 7% anual”, por lo que “vamos a tener cada vez más ballenas en nuestras costas”, dijo García. “Hemos visto ya que muchas ballenas que vienen a Uruguay estuvieron en Península Valdez, y esto lo vimos a través de unas enormes heridas que tienen en el dorso provocadas por las gaviotas”, sostuvo.
Es “un fenómeno cada vez más preocupante que no se está pudiendo resolver, y que ocasionó, aparentemente, la muerte el año pasado de 100 ballenatos”, un récord absoluto, agregó. “Las gaviotas han crecido exponencialmente por el depósito de basura en Puerto Madryn (en Península Valdez), justamente debido al enorme turismo que hay en ese lugar”, explicó. García destacó que Uruguay ha desarrollado una normativa “muy avanzada” para un turismo “responsable y sostenible”. “No cualquier embarcación puede salir a avistar ballenas: tiene que estar registrada y autorizada”, señaló.
La “Ruta de la ballena franca” integra una red de operadores “con buenas prácticas ambientales, sociales y económicas” avaladas por la OCC y el gobierno, que implican una buena gestión del agua, de los residuos, de las emisiones, de las áreas verdes, de los suelos y el control de la erosión, dijo García.
La ruta incluye un circuito costero con nueve plataformas de avistamiento; los faros de José Ignacio, La Paloma y Cabo Polonio; así como elevaciones naturales estratégicas, como el Cerro de San Antonio en Piriápolis y La Pedrera. De todos modos, la ballena franca austral se aproxima a tan pocos metros de la costa, que se las ve retozar desde la playa. A veces las ballenas sufren la colisión con buques en las costas uruguayas. “Ya tenemos cinco registros de colisiones fatales en seis años, algo que ya fue notificado a la CBI”, dijo García, quien pretende iniciar una campaña para “prevenir o mitigar” estos accidentes. Agregó que están empezando “a trabajar en un plan que incluye una propuesta de santuario en aguas uruguayas”.