Paysandú, Miércoles 29 de Julio de 2009
Locales | 24 Jul Unas veinte viviendas y un núcleo productivo dan forma a un complejo Mevir – inaugurado hace once años– que hoy está habitado solo en un cincuenta por ciento. Una muy deteriorada estructura exhibe el abandono del edificio donde funcionó el destacamento de la 13ª seccional policial, que hace tiempo fue trasladada a Piedras Coloradas. Unos arcos de fútbol son camuflados por una considerable maleza, la que enterró lo que en el pasado fuera una plaza. Unos ochocientos metros hacia las afueras del casco del pueblo se levanta la capilla evangélica valdense y un kilómetro más al sureste se descubre el cementerio que --según reza en la puerta de entrada-- data del año 1933.
De cruce y camino hacia la necrópolis descubrimos una tapera. De acuerdo al relato popular, hay unas cincuenta edificaciones similares en ruinas, escondidas entre los eucaliptos que dominan la topografía de los campos.
Al llegar a Puntas de Arroyo Negro el silencio es tan abrumador que despierta la duda sobre si allí realmente vive alguien. Aquella tarde, doña Elba Sosa fue nuestra guía y Estela Toscanini nuestra interlocutora.
activo pasado
El relato de los vecinos rescata un pasado cargado de gran movimiento productivo. Los establecimientos que funcionaban en la zona eran la muestra viva de gente comprometida con la causa. La Resolana, Villa Blanca y La Pampa Arisca son algunas de las estancias que sobrevivieron al paso del tiempo. Hoy funcionan tres pequeños tambos, pero otrora las estancias y chacras generaban gran parte de la producción agrícola ganadera. Se destacaban los cultivos de trigo y girasol, mientras que el almacén de ramos generales acopiaba los martes toda la producción de la zona y era transportada hasta Piedras Coloradas, para cargarlas posteriormente en el tren nocturno que partía desde la estación hacia la planta de Queserías Nacionales en Montevideo.
En 1994 se inauguró la empresa Agroindustrial de Arroyo Negro (Agran S.A.), industria láctea conformada por seis productores de la zona con sus respectivos emprendimientos familiares. Lamentablemente, la crisis de 2002 sentenció al ingenio. Según pudimos saber, fue un trabajo de largo aliento que comenzó en 1987 con un grupo de productores y la asistencia técnica del Plan Agropecuario, tras lo cual se sucedieron etapas que consolidaron al grupo.
La planta llegó a producir entre 180 y 200 kilos de queso por día, siendo el fuerte de la producción el queso tipo Colonia, generando entre 180 y 200 mil dólares al año, aunque completaban la producción con manteca, crema y leche en bolsitas. La firma comercial estaba integrada por Darwin Pons, Virgilio y Dante Dalmás, Horacio Planchón, Elías Mezquida y Milton Pons. Vendían su producción en pueblos cercanos como Piedras Coloradas y Algorta.
la sociedad
En 1945, a la escuela 46 concurrían unos ochenta alumnos y tres maestras dictaban las clases. Hoy apenas suman veinte niños. En 1956 se conformó en la zona un equipo de vóleibol que, representando a Paysandú, obtuvo el campeonato nacional en la categoría mayores. Mientras, en 1961 y 1962 lograron los campeonatos del Interior representando al departamento de Río Negro. También un equipo de fútbol generó cierto movimiento social en la comunidad, que se sentía identificada con estas actividades deportivas.
En el lugar operó una agencia de venta de combustibles, la carnicería de Román Bentancourt, el taller de Humberto Romeau que junto con el almacén de ramos generales de Peraza eran los puntos de movimiento. El servicio de energía eléctrica recién se instaló en 1994 y, a excepción del complejo Mevir, actualmente no hay servicio de agua potable.
El origen del centro poblado se remonta a principios del siglo XX, cuando italianos piamonteses y valdenses comenzaron a poblar la zona. El pueblo comenzó a tomar forma por el año 1925; los Planchón y los Ricca fueron los primeros en llegar. Ya en 1926 Juan Daniel Dalmás, Jourdán, Pons y Guigou se sumaron a los primeros pobladores; posteriormente lo hicieron los Peraza y los Sosa. El 29 de julio de 1928 se firmó el acta fundacional de la iglesia valdense y ya en 1930 las señales de urbanización daban forma al pueblo. Precisamente ese año se originó la primera Comisión de Fomento Rural de Puntas de Arroyo Negro.
El pueblo está ubicado a unos veinte kilómetros al sureste de Piedras Coloradas y, como otros tantos del interior rural profundo, supo de tiempos en que la agricultura y la ganadería eran actividades vitales. Originalmente la colonia se llamó “Nin y Silva”, para denominarse luego Puntas de Arroyo Negro, tal cual se la conoce hoy.
En el presente, la diversión está reducida a las actividades que genera la aparcería “Por Amor a mi Pueblo”. Por su parte, la educación de los adolescentes está circunscripta al liceo rural de Piedras Coloradas o la Escuela Agraria en Alternancia de Guichón.
El único servicio que los vecinos destacan es el de la policlínica del pueblo, que cuenta con enfermera permanente. Hoy el lugar de encuentro ineludible es el almacén de ramos generales de la familia Planchón, edificio que fuera construido por Adolfo Peraza, padre del conocido locutor radial Sergio Adolfo Peraza, oriundo de Puntas de Arroyo Negro.
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