Opinion | 28 Jul Mientras la ministra de Salud Pública está muy ocupada en atribuir intencionalidad política a quienes cuestionan el proceder de su cartera en el tratamiento de la información sobre el avance de la gripe A H1N1, si se oculta o no información sobre los muertos por esta enfermedad y si correspondía o no mantener cerrados los centros de enseñanza y actividades públicas para evitar la difusión de la enfermedad, el Interior continúa postergado y sin que se haga realidad ni por asomo la mentada descentralización tan recurrente en los discursos.
Por un lado la secretaría de estado ha creído del caso dejar de contabilizar el número de fallecidos y de afectados y en cambio referirse a los brotes, pero paralelamente día a día siguen conociéndose cifras de los decesos como derivación de esta epidemia, por lo que no puede decirse que el ministerio oculta o no información, sino que al no tenerse fluidez de datos oficiales hay un manejo desprolijo de la información, y ello no puede atribuirse a mala fe de los medios o a intencionalidad política alguna.
Pero la gripe A pasará tal como vino o tendrá una segunda oleada y quedará tal como está o mutará el virus que la genera, pero lo que sí es seguro es que todo indica que por mucho tiempo más el Interior seguirá siendo el eterno postergado en materia de Salud Pública, por encima de lo que se indique desde esferas ministeriales.
Así, a esta altura del 2009, diga lo que se diga en el Ministerio de Salud Pública y aunque continúen formulándose enunciados de buenas intenciones, la verdad irrefutable es que no existe un solo Instituto de Medicina Altamente Especializada (IMAE) fuera del perímetro de Montevideo, y ni siquiera existe en carpeta algún proceso más o menos encaminado para hacer realidad en el futuro inmediato algunos de los proyectos o planteos que se formulan desde varios puntos del Interior para generar una regionalización de la medicina de alta tecnología.
Por ejemplo, en Salto desde hace años las fuerzas vivas están gestionando la instalación de un centro cardiovascular de alta tecnología para el litoral norte, desde que los pacientes cardíacos deben afrontar largos desplazamientos hacia la capital para poder recibir atención médica a través de tratamientos muy complejos, tratándose naturalmente por regla general de personas en muy delicado estado de salud, con todos los riesgos adicionales que se asumen en estos viajes.
Pero esta argumentación no ha sido suficiente hasta ahora para conmover a quienes tienen el poder de decisión en Montevideo, donde todo se procesa de acuerdo a la óptica capitalina y poniendo encima de la mesa elementos de juicio que terminan ignorando la realidad del Interior, porque además es más cómodo tener todo al sur del Santa Lucía y hacer que todos los pacientes converjan en Montevideo.
Igualmente, ante los firmes planteos de los salteños, que cuentan con el apoyo de autoridades y centros médicos de todos los departamentos del área, incluyendo a Paysandú, la ministra María Julia Muñoz, tras la negativa inicial a considerar el tema, lo trasladó en su momento a las autoridades de la Administración de los Seguros de Salud del Estado (ASSE), las que en principio vieron con buenos ojos la iniciativa y se comprometieron a trabajar para hacerla realidad.
Pero al poco tiempo renunció el presidente de esta dependencia y las nuevas autoridades se encontraron con que no había nada más o menos encaminado, o al menos documentado, y por lo tanto hubo que rehacer documentación y obtener directamente de los involucrados los elementos manejados en su oportunidad para aprobar la idea.
A partir del visto bueno de ASSE, los salteños cometieron el error de desmovilizarse y disolver la comisión multisectorial que llevó adelante las gestiones por el centro cardiovascular, para encontrarse con que han seguido pasando los meses y no se ha adelantado un ápice en hacer realidad este IMAE. La inquietud inicial por la demora ha dado paso a la incertidumbre y luego al malestar de integrantes de la Junta Departamental --donde se lanzó la iniciativa-- y del cuerpo médico, al punto que se está en tratativas para recomponer la comisión a fin de volver a hacer gestiones y un seguimiento de la iniciativa.
Pero a esta altura, ya en medio del fragor de la campaña política y el escaso convencimiento ministerial respecto a la pertinencia de sacar algún IMAE fuera de Montevideo, aunque se promueva que el centro sea producto de una asociación público - privada, todo parece indicar que habrá un largo camino por recorrer y muchas barreras para derribar antes de que el norte del río Negro pueda tener su centro cardiológico de alta tecnología. Lo que reafirma una y otra vez que el centralismo no tiene color político, aunque muchos se esfuercen por tratar de ocultar el Sol con la mano.