Paysandú, Domingo 02 de Agosto de 2009
Opinion | 30 Jul A pesar de su apariencia inofensiva, las pilas son un elemento tan común como ambientalmente peligroso que abunda en nuestros hogares. Las tienen los juguetes, los aparatos de control remoto, linternas, dispositivos para escuchar música, celulares, cámaras fotográficas y muchas cosas más.
Sin embargo, es común que por falta de conciencia o información o al no saber qué hacer con ellas, terminen en la basura domiciliaria, sean tiradas a cielo abierto o incineradas junto a otro tipo de residuos a pesar de su peligrosidad para el medio ambiente y la salud si no tienen una disposición final adecuada.
A modo de ejemplo, la fuente más grande de mercurio en la basura doméstica es la de las baterías de la casa, especialmente alcalinas y baterías de botón, vía por la que se aumenta el riesgo de contaminación del agua.
Por eso resulta auspicioso que la campaña “Paysandú querela en pila”, iniciada hace algo más de un mes por la Intendencia de Paysandú con la colaboración de varias empresas privadas del Departamento para su ejecución tanto en la ciudad como el interior departamental, haya comenzado con buen pie.
En este sentido, desde el municipio se informó que centros educativos así como instituciones sociales y deportivas están participando activamente en la campaña, que consiste en poner a disposición de la población recipientes especialmente acondicionados para la recolección de los mencionados productos. Están instalados en distintos lugares de la ciudad y del interior departamental y sirven para acopiar las pilas y baterías, las que serán trasladadas a la Dirección de Limpieza y Talleres y luego depositadas en el relleno sanitario del vertedero municipal, en un habitáculo subterráneo impermeabilizado construido años atrás con este fin y que no se estaba utilizando.
Resulta claro que, a diferencia de lo que ocurre cuando hay un desastre o conflicto ambiental, los temas ambientales referidos a la prevención y cuidado del medio ambiente no son fáciles de visualizar por la población en general. Y mucho menos sencillo es cambiar hábitos y prácticas cotidianas. La creación y el fomento de una conciencia ambiental y la adopción de conductas amigables con el medio ambiente lleva tiempo, especialmente cuando durante buena parte de nuestra vida no hemos tenido esos cuidados. Por eso, iniciativas como la recolección de pilas o clasificación de residuos domiciliarios deben ser encarados con paciencia puesto que no es fácil alcanzar resultados óptimos. Aún así, es importante seguir insistiendo, instalar el tema y el debate y educar con criterios de sustentabilidad a las nuevas generaciones.
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