Jumil Crouzet, de Forbel-Univeg

Locales | 27 Jul Para el director de la empresa frutícola Forbel-Univeg, Jumil Crouzet Deleón, es evidente que la crisis mundial ha traído aparejado un cambio en el escenario de los mercados, tanto en lo que refiere a los arándanos como en otras producciones, pero a la vez estimó que es posible que en el futuro no se pueda llegar a tener una rentabilidad como la que se logró en el caso de las primeras implantaciones, por lo que habrá que redoblar la apuesta a la calidad.
Señaló el empresario sanducero que la ecuación económica de las empresas que se vuelcan a la producción de arándanos ha cambiado y que en este contexto se puede llegar a la alternativa de evaluar si realmente conviene cosechar la producción, “dejar caer el fruto, tirarlo en una zanja o volcarlo a la industria, llegado el caso”, a la vez de señalar que el costo de la mano de obra se sitúa prácticamente en un 60 o 65 por ciento del total.
Explicó el empresario que a este extremo se podría llegar en caso de que los precios que se logren en contraestación en el Hemisferio Norte no resulten redituables para los costos de producir o que la rentabilidad sea mínima y con un alto porcentaje de riesgo adicional por altibajos en los mercados.
A la vez, indicó que tampoco se da la posibilidad, como en otras épocas, de eventualmente vender a precios empatando o con alguna pérdida, para preservar los mercados, por cuanto ya por regla los compradores buscan el mayor beneficio en la ecuación precio-calidad, y que por lo tanto no existen “fidelidades”, sino intereses en juego que no suelen tomar en cuenta por mucho tiempo estos elementos de juicio a la hora de decidir negocios.
Por lo tanto, evaluó que por encima de lo coyuntural, la apuesta de los productores de arándanos uruguayos debe hacerse a la calidad, procurando una uniformización en este sentido, desde que incluso una pequeña exportación de baja calidad puede afectar el prestigio de la producción de todo el país, y hacer perder mercados.