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Paysandú, Miércoles 05 de Agosto de 2009

Es verdad porque lo vi en Internet

Opinion | 29 Jul Muchas veces nos referimos a Internet como la “autopista de la información”, dado la velocidad con que cualquier suceso ocurrido en el más remoto punto del planeta se difunde por la red. Todo se encuentra a un clic de distancia, al alcance de cualquier usuario que tenga una computadora con conexión. Los defensores de la red de redes también destacan la “democratización” de la información, por cuanto a muy bajo costo es posible crear páginas web, blogs o sitios de cualquier tipo para difundir mensajes o ideas a la más vasta comunidad del planeta, compitiendo de igual a igual con los medios tradicionales de difusión.
Pero esta fortaleza de Internet es quizás también su principal debilidad, porque las fuentes se multiplican pero carecen de rigor, ética y responsabilidad sobre los contenidos, que se diluye en el anonimato del ciberespacio. En ese sentido, más que de democratización se trata de una anarquía. Para peor hay una expresa mala intención de muchos internautas, que buscan la manera de llegar a la máxima cantidad de personas con rumores falsos pero de alto impacto, con el fin de recabar datos personales que sirvan para cometer actos ilícitos. Estos pueden ser el robo de identidad para operar cuentas bancarias, control de la computadora personal para atacar sitios importantes de la red en forma sincronizada, captura de datos para planificar robos o secuestros a través de los chats o sitios como Facebook, o la más inocente búsqueda de correos electrónicos reales para difundir correos masivos.
Para obtener direcciones de correo electrónico basta con lanzar a la red una información fantástica (falsa, por supuesto) y esperar que mucha gente se haga eco de ella, reenviando el mensaje original a la mayor cantidad de contactos posible y cuando finalmente vuelve a el o los creadores del rumor, ya tienen una invaluable cantidad de direcciones a través de los cientos o miles de reenvíos hechos.
Es el caso reciente de cadenas como “las dos lunas” que se verán en agosto, que denunciáramos recientemente, o los múltiples correos que aseguran que repicándolos a cierta cantidad de contactos recibirán una importante suma de dinero, “porque me lo aseguró alguien que sabe de esto” o cosas así. La única manera de combatir estos ataques es con educación, sentido común y razonando lo que uno lee.
Lamentablemente cada vez son menos los que razonan y más los que se creen a pie juntas todo lo que ven en Internet, donde paradójicamente y gracias a la facilidad que la red brinda para buscar información, está también la respuesta para saber si algo es cierto o no.


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