Paysandú, Miércoles 05 de Agosto de 2009
Locales | 31 Jul Una red de caminos vecinales relativamente intrincados nos lleva a descubrir nuevos territorios de nuestro interior profundo y en esta oportunidad, el destino fue colonia Las Delicias.
Ubicada unos treinta y cinco kilómetros al suroeste de villa Quebracho y veinte de Lorenzo Geyres (Parada Queguay), en esta pequeña comunidad subyacen recuerdos de un pasado productivo que ya fue, pero que despierta reminiscencias a las casi veinte familias que habitan el lugar. No hay oficinas de Correos ni salón comunal; almacenes ni telecentro. Tampoco existe destacamento policial u oficina alguna del Estado. Los oficios tradicionales más practicados en la localidad son los de quinchador, guasquero, ladrillero, radomante y artesano. Desde hace un par de años funciona una Sociedad de Fomento Rural, que creó una biblioteca comunitaria. El área de la salud es atendida por un médico procedente de Quebracho que cada quince días visita la colonia.
Según reza en un trabajo de relevamiento efectuado por los alumnos de la Escuela 44, a la que asisten nueve niños, estas tierras pertenecieron a don José Torres, apodado “Pepe Ají” y posteriormente fueron vendidas por sus herederos.
Por el año 1853 se instalaron en la zona un grupo de ingleses. Uno de ellos, Guillermo Wilson, se estableció en el rincón que forman los ríos Uruguay y Queguay. Allí fundó la estancia Las Delicias, de 7.810 hectáreas. En las cercanías del casco del establecimiento figuran tres puertos, denominados “Las Delicias”, “De Las Piedras” y “De La Arena”. Evidentemente eran fondeaderos de buena profundidad, pues en los mapas de la época aparece un ancla claramente dibujada al costado de cada nombre. Existen asimismo referencias a que eran utilizados corrientemente, ya desde la década de 1960, por las compañías de navegación dedicadas al transporte de pasajeros y de mercaderías que hacían el recorrido entre Montevideo, Buenos Aires y Salto.
El casco de la estancia, construido en 1880, se encuentra en una pequeña altura a unos pocos cientos de metros del río Uruguay, desde donde es posible disfrutar de un excepcional paisaje, especialmente durante la puesta del sol. Entre otras comodidades, disponía de habitaciones para el propietario, escritorios, habitaciones para mayordomos y peones. También contaba con carnicería y una importante cantidad de galpones destinados a la esquila, depósitos para acopio de otras producciones y otras utilidades.
Desde finales del siglo XIX el establecimiento desarrollaba una actividad productiva mixta. Muy buen productor de trigo y lino, junto con la lana estos eran embarcados hacia los centros de comercialización en lanchones que llegaban a sus profundas costas para cargar las diferentes mercaderías. Por esa época la estancia pasó a pertenecer a la sociedad denominada “The United Stancies Co. Ltda.”, constituida por capitales ingleses, mayoritariamente de Guillermo Wilson hijo.
El 27 de mayo de 1937 la estancia “Las Delicias” cambió de dueño, pasando a ser patrimonio de la Sección de Fomento Rural y Colonización del Banco Hipotecario del Uruguay, y luego al Instituto de Colonización, como parte de la Colonia denominada “Las Delicias”.
Estos territorios están delimitados por los ríos Uruguay y Queguay y el arroyo Quebracho, que posee montes de exuberante vegetación. El paisaje es muy pintoresco y diverso en flora y fauna. Así, en los montes ribereños se observan árboles de troncos retorcidos y espinosos; sauces criollos, ceibos, pitangas, coronillas, sarandíes, ñandubais, algarrobos, uñas de gato y espinillos.
Apoyados en sus troncos crecen los mburucuyás y claveles del aire. Ya en el interior del monte, donde hay mucha sombra y humedad, conviven palomas torcazas, zorzales, cardenales, carpinteros, horneros, benteveos, cotorras, halcones, lechuzas, picaflores.
También deambulan por el monte el guazubirá, el gato montés, los apereás, el mano pelada, comadrejas, nutrias y murciélagos. Pero esa diversidad, que revela a cada paso esta rica fauna, también nos permite encontrar lagartos, tortugas, víboras de coral, yararás y culebras. También se integran venados de campo, zorros, ratón de campo, mulitas, tatúes, liebres y zorrinos.
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