Policiales | 06 Ago Fueron finalmente individualizados los menores de edad que el sábado rapiñaron a un repartidor de pizza en las inmediaciones del Bario P-3. Se trataba de varios adolescentes y un niño apodado “Cucumbia”, quien a pesar de su corta edad ya estuvo involucrado en varios delitos. Dos de ellos fueron internados en INAU.
Como adelantáramos en base a versiones extraoficiales, próximo a las 0.45 del sábado una voz femenina se comunicó con una pizzería céntrica para efectuar un pedido para la zona de Treinta y Tres Orientales y Batalla de las Piedras. Poco después, cuando aún no se había cumplido con la solicitud, volvió a llamar para reclamar celeridad, tras lo cual un repartidor salió en moto a cumplir con la solicitud.
Cuando llegó al lugar de la entrega, tres desconocidos –en apariencia menores de edad- se le acercaron y le dijeron que la casa desde donde habían pedido pizza estaba una cuadra más adelante, es decir en Treinta y Tres Orientales y Antonio Estefanell. El repartidor avanzó unos cien metros y constató que un niño y una adolescente aguardaban por él. Cuando se detuvo, uno de los menores le preguntó si tenía cambio de 500 pesos, a lo que él contestó afirmativamente. Ya se preparaba para completar la transacción cuando vio que el niño se apoderaba de las cajas con pizza, en tanto los tres adolescentes con quienes había conversado momentos antes comenzaban a rodearlo.
Simultáneamente, otro menor lo amenazó con un arma de fuego y le exigió que entregara el dinero, despojándolo de unos 1.000 pesos. Antes de huir hacia el interior del vecindario, el rapiñero efectuó un disparo. La víctima se comunicó por celular con la Policía e inmediatamente acudieron efectivos de varias seccionales, pero no fue posible dar con los precoces delincuentes.
Todos menores
La Seccional Primera de Policía se hizo cargo de la investigación y asignó al caso a varios efectivos –entre ellos de Hurtos y Rapiñas, y Destacamento Paycap-, quienes practicaron varios allanamientos, retuvieron a ocho menores y obtuvieron información confidencial que permitió recomponer lo sucedido aquella madrugada.
En el transcurso de la investigación se determinó que el sábado, próximo a la medianoche, varios menores permanecían en la esquina de Antonio Estefanell y Treinta y Tres Orientales. En determinado momento irrumpió un joven de 17 años haciendo alarde de un arma de fuego. Luego de exhibírsela a los presentes, desafió a quien estuviese dispuesto a usarla en un atraco. Nadie accedió, así que el “pistolero” invitó a una adolescente de 13 años a que lo ayudara a cometer un ilícito. Ambos se alejaron del grupo, pero antes dieron algunas instrucciones, ya que intentarían rapiñar a un repartidor de pizza. Llegaron hasta una cabina telefónica y desde allí la jovencita llamó a la pizzería. El pedido demoró, así que llamó una vez más para acelerar el trámite.
Finalmente el repartidor se presentó en el lugar y los adolescentes lo enviaron una cuadra más adelante, donde esperaba un niño de 12 años (“Cucumbia”), la otra jovencita y el “dueño” del arma. Una vez perpetrada la rapiña, todos se ocultaron en las entrañas del P3 y el Curupí, donde más tarde serían retenidos.
Concluidas las indagatorias, el adolescente de 17 años que amenazó con el arma al repartidor fue enviado a una dependencia de INAU en Montevideo por haber incurrido en un hecho infraccional descripto en la Ley Penal como un delito de rapiña especialmente agravada en calidad de autor.
La adolescente de 13 años –poseedora de varias anotaciones- fue derivada a una dependencia local de INAU, en tanto el pequeño “Cucumbia” fue entregado a sus responsables.