Paysandú, Domingo 09 de Agosto de 2009

En los últimos tres años se duplicó crédito al agro

Rurales | 03 Ago La banca local, superada la crisis del 2002 y con una regulación más fuerte, retomó decididamente espacio en el crédito al agro, al duplicar los préstamos al sector en tres años y alcanzar niveles superiores previos a la crisis.
Los grandes grupos agrícolas, que financiaron su expansión inicial con capital propio o externo, hoy cuentan con crédito de bancos locales para financiar su operativa y la de sus contratistas. La posibilidad de cerrar contratos a futuro da una certeza en el precio de venta final que se traslada a toda la cadena al momento de garantizar crédito, establece el informe de la consultora Seragro.
Los bancos, que antes recurrían con más intensidad a garantías inmobiliarias, hoy financian maquinaria a contratistas y empresas de servicios (que, por definición, no tienen tierra) con la garantía que otorga la cesión de crédito de parte de la facturación por servicios a los grandes grupos (El Tejar, ADP, etcétera.), además de la garantía prendaria. Cuando la agricultura recién iniciaba su impactante crecimiento se percibían aún riesgos altos desde el sector bancario. Hoy, la consolidación de ese crecimiento alienta una mayor oferta de crédito, en el entendido que --si bien pueden surgir problemas de todo tipo--, el sector agrícola no tendrá retrocesos drásticos y lo más probable es que siga creciendo.
Lechería
En el sector lechero, los productores lograron acomodar el financiamiento estructural, que venía desde hace varios años, a través de los Fondos de Financiamiento de la Actividad Láctea (FFAL), por lo que su situación financiera era buena, hasta que irrumpió la sequía. El duro golpe llevó a los productores lecheros a tomar crédito para financiar la alimentación extra que requirió el rodeo, por la falta de forraje. Esto se hizo con reticencia de ellos, que temían volver a un círculo vicioso de endeudamiento. Sin embargo, en la medida que se maneje dentro de los límites aceptables, el crédito bancario a tasas razonables es una buena opción para superar la situación, además de alternativas como el crédito de la CND.
Ganadería
Este sector también resolvió los problemas de endeudamiento estructural previos, en varios casos en forma bastante traumática (ventas de campos, remates, liquidaciones), y estaba en una situación financiera más normalizada (aunque muchos de los ganaderos de antes ya no están).
El sector comenzó a retomar la demanda de crédito y surgieron nuevos instrumentos, como el warrant ganadero, que es el documento certificado. Pero la sequía (que provocó una fuerte caída en la preñez) frenará parcialmente esta tendencia, pues los oferentes de crédito están preocupados por el repago.
En la medida que el sector mantenga las buenas perspectivas, el asunto no debería ir más allá de reperfilar algunas obligaciones y reducir parcialmente algunos pasivos. No estamos en un escenario de extraendeudamiento que haga inviable la producción. Más aún, contrariamente a lo que sucedió en la década de 1990, el crédito bancario está operando como auxilio ante una situación complicada, que financia la compra de alimento y aporta capital de giro en momentos de dificultades. A modo de ejemplo, algunos bancos adelantan crédito a productores con ganado en feedlot o engordando en pasturas, de manera de financiar los costos operativos, ante la falta de ingresos por la seca. La garantía es el propio ganado.
En todos los casos, además, las tasas son más razonables que las de 10 años atrás, con valores de 6% a 7% en dólares. En general, se trabaja a plazos cortos, de pocos meses, aunque algunos bancos (en particular el BROU) se abren a colocaciones a mayor plazo. El banco público, después del proceso de pasaje de carteras al fideicomiso, está recomponiendo su cartera de clientes del sector agropecuario. Muchos clientes que pasaron al fideicomiso y que cumplieron con sus obligaciones financieras, hoy están nuevamente como clientes directos del BROU.
crisis global
Antes del derrumbe financiero global, en la segunda mitad de 2008, muchas empresas del sector (agroindustrias, proveedoras de servicios), financiaban el crecimiento de la producción con crédito propio. Ese crédito, a tasas altas, estaba apoyado -a su vez-, en el crédito internacional sustancialmente más barato, tanto de proveedores internacionales como de agentes financieros. El financiamiento propio llegó a niveles elevados, que muchas firmas evaluaban como excesivo. Esta cobertura se redujo sustancialmente con la crisis global y, paradójicamente, explica el avance de los bancos en el crédito sectorial.


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