Paysandú, Domingo 09 de Agosto de 2009
Locales | 09 Ago Para que el pueblo piense
Amanece, sale el sol, otro día comienza como ayer, como mañana, repetición incambiada salvo por matices y anochecerá de igual manera según los dictámenes del orden natural. Tal vez por costumbre, también los orientales repetimos con algunas nostalgias, los avatares de una vida que al parecer conforma a la mayoría y no se piensa en cambiar.
Al observador e interesado en una vida mejor, más justa, digna, donde todos tengan oportunidades de acuerdo con su intelecto, le produce una intranquilidad que se reduce con el tiempo perdido en explicar lo que, al parecer, ¡la mayoría no se da cuenta!
La aceptación sumisa del orden fijado por unos pocos interesados en sí mismos, en su cofradía y resultados, es alarmante y diría que depresiva.
Vivimos una democracia disfrazada de justa, mentirosa, pensada para lograr fines no santos, que si le quitamos el disfraz, aparecen mini dictaduras propensas al verticalazo impune y vengativo, donde un señor mal llamado líder define la vida y el futuro de los ciudadanos, teniendo únicamente en cuenta sus intereses y los de sus laderos más obsecuentes, que lo son por interés. Sucede en todos los partidos, para no diferenciar.
Ningún político, ningún partido ni líder, se ha ocupado de este tema y es extraño. Salvo que se hayan puesto de acuerdo en ignorarlo. Tampoco los sindicatos ni la Iglesia, y lo más extraño y malsano, es que el pueblo ignorante no lo piense
Analicemos la realidad: terminó el primer capítulo de la novela reiterada cada cinco años. Ya están los presidentes y vices elegidos por convencionales. ¿Elegidos? ¡Mentira! Fueron reclutados e inscriptos para levantar la mano “democráticamente” sin opinión, en una farsa con telón de democracia que “elige” lo que le ordenaron. Viene ahora el próximo capítulo de diputados ¡Cuánta mediocridad y abuso! ¡Cuánta miseria y engaño en el trabajo de tanta gente arengada con promesas que mañana verán frustradas sus ambiciones! La mentira descansará cinco años y volverá como antes.
Ya son presidentes y vices y los departamentales, peones esenciales para llegar, no podrán dirimir legítimamente los problemas, porque seguramente vendrá la orden para apoyar a quien hizo méritos y “vengarse” de los desobedientes o preguntones.
¿Y el pueblo? Ese pueblo que heredó en la Agraciada el coraje de 33 Orientales, una razón para vivir, espera sentado en la comodidad suicida, que otros que no piensan en el pueblo y sí en sus intereses, decidan el destino uruguayo.
¿Y Paysandú? Ese pueblo que tuvo 33 días de rebeldía a sangre y fuego por oponerse y capituló, hace tiempo que no lucha por justicia y capitula cada vez que la novela democrática surge otra vez, mostrando en el lamento cotidiano su cobardía cómplice y vergonzosa.
La libertad de elegir, no es buscar réditos personales ni izar una bandera complaciente. Nadie es libre en solitario. El mundo es de todos y todos somos responsables por acción u omisión pensada. La Constitución, biblia democrática, se ha convertido en religiosa como otra biblia, cada vez se respeta menos y son mayoría los ateos interesados en violarla sin escrúpulos y pensando siempre en reformarla según convenga.
En los acuerdos de “toma y daca” el pueblo mira asombrado con qué facilidad se revierten las abismales diferencias. Y dicen que lo hacen por el pueblo. ¡Pobre pueblo, hipócritas! Hemos visto con extrañeza como un señor de traje y corbata, dadas las circunstancias y conveniencia, hoy se viste con campera y buzos para “parecerse” más al líder, que tuvo que aceptar hasta con su estilo de vestimenta. Y el “líder”, para mezclarse en la “farándula”, hasta ordenó un traje.
La mentira es de uso diario y están tan convencidos, que ya se creen que dicen verdad, tanto que los ciudadanos por costumbre, esa misma costumbre que los habilita a meternos la mano en el bolsillo, cada vez que las cuentas del Estado no cierran, terminan votando sin pensar. Para muestra basta un botón: ¿alguien sabe de un político que se rebaje el sueldo porque no dan las cuentas? Los de siempre, los trabajadores, tontos útiles y ainda mais, son los que se rebajan el sueldo a prepo.
En fin, sigamos viendo la exitosa novela que al parecer gusta, repitiendo el argumento, sentados en la errónea comodidad del no te metas y no digas nada, que tal vez algo nos toca. Finalmente, a mis amigos mezclados en política, a políticos que están fuera de este comentario, mis disculpas si ofendo. Tal vez les faltó decisión, porque intenciones les reconozco, pero hace falta coraje y desprendimiento y la historia con sus resultados les acercará la verdad. C.I. 2.650.303-2
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