Paysandú, Lunes 10 de Agosto de 2009

Más para unos y menos para otros

Opinion | 09 Ago Recientemente, el Poder Ejecutivo dispuso un aumento en el porcentaje de devolución de impuestos indirectos en forma temporal a sectores de la industria afectados por la crisis, como es el caso de las curtiembres y los textiles, en una medida que es compartible si se tiene en cuenta que ante un escenario ya complejo para estas empresas que aportan importante valor agregado, por la competencia de producciones de otros países, se ha ingresado en un coyuntura internacional que agrava los problemas.
Ocurre que para disponer esta mejora en la ecuación económica, el gobierno entendió del caso quitarle el beneficio a producciones primarias, como los granos, para trasladar estos recursos a los industriales, por lo que mientras algunos se favorecieron con la modificación impositiva, otros se perjudican por no recibir este beneficio.
Es decir que para las arcas fiscales la decisión tendría un reflejo neutro, desde que lo que da por un lado lo recibe por otro, y todos contentos, sin necesidad de tener que afectar más recursos para quienes se ven más afectados por la crisis.
Pero claro, la decisión solo es neutra para el gobierno, porque en este enroque de recursos se perjudica a quienes dejan de recibir esta devolución, es decir los agricultores, que de esta forma deben contar con una detracción que no estaba en sus planes cuando tomaron la decisión de plantar para este cultivo de invierno, desde que por supuesto, los ciclos biológicos no esperan y el tiempo de preparar la tierra y plantar llega indefectiblemente.
Es decir que estamos ante un cambio en las reglas de juego sobre la marcha, y por lo tanto se generan incertidumbres adicionales por una decisión de desvestir un santo para vestir a otro, simplemente –o nada menos-- que para no volcar más recursos que los ya previstos a los sectores productivos. En un análisis de este escenario, el Ing. Agr. Julio Preve Folle señala en la revista “Economía y Mercado” del diario El País que ante tales decisiones “uno no puede menos que concluir que el gobierno no está al tanto sobre la realidad del sector agropecuario”.
Destaca asimismo que en momentos en que se polemiza sobre cual de los candidatos propicia un mejor clima de negocios, el partido de gobierno introduce un nuevo cambio “en el sistema de reglas, en este caso en un régimen relevante, a menos de dos años de vigencia. Y modifica sustancialmente estas reglas de juego en plena campaña agrícola, con todo el trigo sembrado, al que se le quitaría la devolución”.
Por supuesto, todo pasa por un tema de recursos, y ello no resta gravedad a una decisión de suprimir el beneficio a los trigueros con cultivo sembrado y por lo tanto con una inversión que fue decidida con otro marco de reglas de juego. Por supuesto, la cosa es distinta si se hubiera formulado en otro momento, más allá de la pertinencia o no, y así, los que siembren cultivos de verano como arroz, soja, girasol, maíz, deberán tener en cuenta estos elementos a la hora de la decisión correspondiente.
El trasvase de recursos al que apela el gobierno, al decidir a cual sector debe apoyarse y a cual no en base a la coyuntura, con elementos de juicio discutibles por encima de la generalidad, tiene el aspecto positivo, a juicio del Poder Ejecutivo, de no representar cargo para el ciudadano común, desde que se hace con exoneraciones ya vigentes.
Pero seguramente es un golpe significativo para los agricultores, que se encuentran imprevistamente con este cambio en las reglas de juego y por ende con una rentabilidad menor a la que estimaban, por un simple plumazo administrativo que en cierta forma recuerda las temibles “detracciones” del gobierno argentino que terminaron diezmando la producción de ese país.
A la vez, esta decisión “neutra” para el fisco, y perjudicial para determinado grupo de productores, se adopta poco tiempo después de que el gobierno insistía con que había “espacio fiscal”, como una y otra vez señalaba el anterior ministro de Economía y Finanzas, Cr. Danilo Astori, y por el cual incluyó gastos presupuestales en base a ingresos por una coyuntura internacional favorable que ha desaparecido.
Si en lugar de incorporar compromisos fijos en el gasto público, se hubiera actuado con prudencia, hoy se tendría realmente espacio para utilizar en favor de sectores productivos que mucho necesita el país para crear riqueza a distribuir, por lo que nuevamente se pone de relieve que las improvisaciones a menudo no son producto de imponderables, sino de la imprevisión y el voluntarismo, como en este caso.


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