Locales | 09 Ago Las empresas incubadas deben poner su contrapartida, hacer un retorno en efectivo. “Eso es lo que se espera para mantener la sustentabilidad del programa en el largo plazo. Eso es lo que espera la Unión Europea en Paysandú, el BID, en Ingenio”, explicó el director García.
Si bien aún no fue implementado ese retorno en la incubadora de Paysandú Innova, García explicó “cómo lo hacemos en Ingenio. Durante la incubación le cobramos una cuota pequeña de 200 dólares por mes a quienes tenemos incubados en nuestro local. Y la intención es no cobrarles cero, porque está probado que lo que no cuesta nada a veces no se aprecia. Y como forma de medir el compromiso que los incubadores tienen en su proyecto, cobramos una pequeña cuota durante los dos años que dura la incubación”.
Luego, “cuando salen y vuelan solos”, retenemos un 3 por ciento de lo que ellos facturan, hasta que igualan la cifra de costos que nosotros incurrimos para prestarles servicios”.
DEDICACIóN NECESARIA
Por Ingenio pasaron más de 90 proyectos en ocho años, y solamente 13 tuvieron éxito. Consultado sobre esos resultados aparentemente bajos, dijo que “en la primera época la incubadora era muy diferente a lo que es ahora, aprendimos en el camino. Y una de las causas es que había proyectos muy buenos pero la gente no se dedicaba a ellos. Vimos que quien no se dedicaba cien por ciento al proyecto, ese proyecto no salía adelante. El proyecto podía ser bueno, las personas también, pero no se dedicaban. Y eso es porque trabajan ocho horas para alguien más, y después nos dedicamos al emprendimiento. Eso no funciona”.