Opinion | 11 Ago La violencia doméstica o intrafamiliar es un viejo flagelo que azota la sociedad y aunque últimamente el tema ha comenzado a tener más visibilidad y se han creado centros para atender a víctimas, éstos aún no son suficientes ni existen en todo el país. En Paysandú, el Centro de Atención a Víctimas de la Violencia Doméstica atendió en los últimos 13 meses 411 casos y según las estadísticas la víctima más frecuente es la mujer, mientras que la forma de violencia más común contra ella es la física, seguida de la patrimonial y la sicológica y simbólica. La violencia física y sexual es más frecuente también contra las adolescentes mujeres que contra los adolescentes varones, niñas y niños. Este centro de atención, que funcionó hasta el pasado 31 de julio con fondos del Presupuesto Participativo, ha llegado al fin de su actividad por carecer de recursos asignados para seguir funcionando.
Durante su ejecución el trabajo no fue realizado únicamente en el centro --que contó con personal especializado y desarrolló un importante trabajo en red con distintas instituciones-- sino que además extendió su acción a los barrios y el interior departamental, zonas históricamente postergadas.Si bien la Agencia de Desarrollo Social --que tuvo a su cargo la gestión del proyecto del referido centro-- volverá a presentar a la ciudadanía una propuesta para la continuidad de esta acción tal como se venía realizando hasta ahora, es incierto todavía si se contarán con esos fondos, puesto que el éxito dependerá del respaldo popular que pueda presentarse a este proyecto entre todos los que se presenten.
Según lo informado, la atención a las mujeres víctimas de violencia doméstica seguirá brindándose a través de un convenio con el Instituto Nacional de las Mujeres, pero existe preocupación en cuando a que debido a su formato excluirá la atención de los hombres, niños y niñas en situación de violencia doméstica, en tanto que tampoco contempla la continuidad del trabajo de los operadores que hasta el momento han venido trabajando con mucho éxito en los barrios y el interior departamental. La tarea realizada hasta ahora ha demostrado que se trata de una herramienta válida en la tarea de dar respuestas a una problemática muy arraigada y que requiere del apoyo de todos a efectos de comenzar a ofrecer mecanismos de atención. Sin embargo, lo lógico sería que estos esfuerzos cuenten con posibilidades sostenidas en el tiempo, a través de políticas que incluyan financiación a largo plazo para poder consolidar la acción desarrollada hasta el momento. Habrá pues que trabajar en ese sentido para evitar la zozobra y el desestímulo.