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Paysandú, Miércoles 12 de Agosto de 2009

Hiber Conteris, hombre de letras y de armas

“La Presidencia requiere ciertos atributos que no son los que más caracterizan a la personalidad de Mujica”

Locales | 09 Ago (Por Enrique Julio Sánchez). Nació en Paysandú, pero correteó sus juegos de niño en la Villa del Cerro, en Montevideo. Fue a la Primaria en el Cerro y al liceo en Paso Molino (el Francisco Bauzá), en la capital. Su familia se trasladó desde Paysandú cuando tenía 2 años y su padre trabajó en el frigorífico Swift, en aquella época en que la industria frigorífica era la principal exportadora.
Hiber Conteris nació en Paysandú, aunque de aquí tenga pocos recuerdos. Estudió Filosofía en aquellos tiempos en que no había licenciatura y solamente se hacía “por el único fin de los estudios”, sintió la urgencia de su tiempo y optó por la lucha armada, estuvo preso varios años, vivió en Estados Unidos más de dos décadas y ahora ha regresado a su Montevideo, donde reside tras jubilarse como profesor universitario en -quizás- el país más demonizado por la izquierda. Asimismo, se ha convertido en un notable dramaturgo y en un destacado escritor.
Cree que José Mujica no es el mejor candidato que el Frente Amplio pudo escoger, aunque reconoce su integridad y compromiso frentista, y siente que ganar la elección presidencial será una tarea muy ardua, precisamente por haber elegido al ex Tupamaro como candidato único. De su infancia recuerda que “la situación económica familiar era tan penosa, que mi única hermana, siete años mayor que yo, tuvo que dejar de estudiar y ponerse a trabajar, también en el frigorífico Swift, para que yo pudiese seguir estudios secundarios”, los que no terminó en Montevideo, sino en Buenos Aires, donde también inició sus estudios universitarios.
Por entonces, jugaba en las inferiores de Rampla Juniors, un equipo que como otros ofrecía un puesto de trabajo a sus jugadores, mientras estos no llegaran a Primera División. “Yo me dejé convencer, y dije a mis padres que había decidido dejar los estudios liceales (cursaba tercer año en ese entonces) y, en cambio, quería prepararme para aspirar a un puesto bancario”.
A sus padres les pareció bien, pero muy mal a su hermana. Esta habló con el pastor de la misión metodista existente en el Cerro, adonde concurrían. Así fue que Conteris consiguió una beca para estudiar en el Colegio Ward, en Ramos Mejía, que contaba con un internado de varones, “de modo que yo, a cambio de algunos trabajos, podía vivir y alimentarme allí, además de seguir practicando deportes como el fútbol, el básquetbol y el vóleibol. Así fue como terminé mis estudios secundarios”.
Pero al finalizarlos, surgió otro problema “ya que regresar a Uruguay hubiese supuesto enfrentar las mismas dificultades económicas en caso de que yo quisiera seguir estudios avanzados. La solución, en este caso, volvió a proporcionármela la Iglesia Metodista, ofreciéndome seguir estudios teológicos en un seminario evangélico situado en el barrio de Flores, de la ciudad de Buenos Aires. Acepté el ofrecimiento y permanecí allí cuatro años, pero como no sentía vocación para convertirme en pastor metodista, me limité a tomar algunos de los cursos de teología y Biblia que ofrecía el seminario, mientras concurría a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, ya que había descubierto en esos estudios mi verdadera vocación”.
En 1956 “regresé a Montevideo, conseguí trabajo en la enseñanza privada (en el Instituto Crandon y algunas clases particulares) y también proseguí cursos en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República, aunque en esos años esa Facultad todavía no ofrecía una licenciatura, sino que los estudios se hacían por el único fin de los estudios”.

La historia del MLN-T puede dividirse en cinco etapas: La Etapa “Formativa” (1962-1967), La Propaganda Armada (Plan “Satán”; 1968-1971); El Hostigamiento (Plan “Tatú”; 1972), Derrota militar y exilio (1972-1985), Retorno y legalización (1985 – presente).

Cuando regresó a Uruguay, a sus 23 años, se vinculó al Partido Socialista. Posteriormente fue a Bolivia, como profesor en colegios pertenecientes a la Iglesia Metodista, colaborando con la campaña de alfabetización que llevaba a cabo el gobierno del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), cuyo presidente en esos años era Víctor Paz Estenssoro, entre la población indígena del país.
En 1966 viajó a París para proseguir estudios superiores en la Sorbonne. “Gracias a una beca que me otorgó parcialmente el gobierno francés y el Consejo Mundial de Iglesias protestante”.
Tras lograr una mención especial del certamen literario de Casa de las Américas de La Habana, por la obra teatral “El asesinato de Malcolm X”, “recibí una invitación de Cuba para participar en el Congreso Cultural de La Habana, que se llevó a cabo en esa ciudad en el mes de enero de 1968. Terminado el congreso, permanecí más de dos meses en Cuba, en parte como miembro del jurado del Premio Casa de las Américas, y luego porque deseaba recibir cierta instrucción militar”.
A su regreso a Uruguay encontró que “ya estaban dadas las condiciones para optar por una forma de acción política que se apartara de los caminos tradicionales. Fue el año en que el gobierno de Pacheco Areco proscribió a varios partidos de la izquierda uruguaya, entre ellos al Partido Socialista, de modo que la opción por el MLN-Tupamaros para mí no ofreció la menor duda”.
Hoy, décadas después, Conteris sostiene: “no creo que en ese entonces el objetivo del movimiento fuese tomar el poder por las armas, sino, tal como lo planteaba reiteradamente Raúl Sendic, crear una movilización popular que llegase a gestar un movimiento multi y supra partidario, lo que él llamaba un ‘Frente Grande’, algo que consiguiera modificar la tradicional estructura bipartidaria del país y produjera un cambio revolucionario. En gran medida, la aparición del Frente Amplio en la escena política nacional fue la culminación, por vías diferentes, de esa estrategia”.

El MLN-T surgió a instancias de Jorge Manera Lluveras, como grupos de “auto defensa” dentro del Partido Socialista. El grupo fundador estuvo integrado por Julio Marenales, Héctor Amodio Pérez, Tabaré Rivero Cedrés, Jorge Manera Lluveras, Raúl Sendic, Heraclio Rodríguez, Edith Morales y Elsa Garreiro, el cual luego de contactos con otros movimientos devino en el “Coordinador”, formado por Sendic, Washington Rodríguez Belletti (Movimiento de Izquierda Revolucionaria o MIR), Eleuterio Fernández Huidobro (Movimiento de Apoyo Campesino o MAC), Gerardo Gatti (Federación Anarquista del Uruguay o FAU), Manera Lluveras (Partido Socialista) y Ruben Navillat (Independiente).

Conteris sostiene que “la lucha y el aparente fracaso o derrota militar del Movimiento Tupamaro, e incluso la dictadura que sobrevino como consecuencia de eso, fueron acontecimientos que, a pesar de su ambivalencia, contribuyeron a esclarecer la conciencia de la ciudadanía uruguaya y propiciaron no sólo el retorno a una democracia más sólida que la que conocíamos antes, sino también el cambio más profundo que se haya producido en la sociedad uruguaya (por lo menos en la estructura política de esa sociedad) hasta la fecha”.
Por eso mismo no cree que aquella juventud de los 60 “haya sido solamente ‘compradora de ilusiones’, es decir una generación utópica o ingenua. Verlo así, sería no comprender el rol que jugamos los que entonces éramos más o menos jóvenes en la transformación que experimentó el país con el advenimiento al poder del Frente Amplio. Difícil, para mí, pensar que esos hayan sido ‘sueños rotos’. Sueños no totalmente cumplidos, en todo caso. Y además ¿eran únicamente ‘sueños’?”
Afirma que cuando se unió al MLN seguía las ideas que Sendic proponía como objetivo del movimiento y que “la idea de perpetuarse en el poder no es compatible con las ideas revolucionarias, ya que, por definición, aquélla niega el concepto mismo de revolución. En ese sentido, simpatizo más con el concepto trotskista de ‘revolución permanente’ que con cualquiera de los regímenes que intentan consolidarse de manera definitiva en el poder. Creo que la actuación en algunos casos protagónica de los antiguos dirigentes del MLN en la vida política del país, es una clara demostración de que, bajo el imperio de la ley, la democracia es el único régimen válido para llevar adelante no sólo las ideas sino la acción revolucionaria”.

En el año 1959 se produjo la Revolución Cubana, lo que tendría fuertes consecuencias en los hechos que acontecerían en la década siguiente. El historiador británico Eric J. Hobsbawn -de filiación marxista- en su obra “Historia del Siglo XX” afirmó: “esa revolución arrastró tras de si, en toda América Latina, a grupos de jóvenes entusiastas que se lanzaron a unas luchas de guerrillas condenadas de antemano al fracaso, bajo la bandera de Fidel, de Trostsky y de Mao”. Alfonso Lessa “La revolución imposible”, Ed. Fin de Siglo. Uruguay, 2002; pág. 19.

En un momento, en la década del 70, Conteris se distanció del MLN. “En realidad, yo no abandoné voluntariamente el Movimiento, sino que, en ocasión en que se adjudicara al grupo de acción al que yo pertenecía una operación que interpreté como de naturaleza terrorista, solicité que se planteara a nivel de dirección una discusión a propósito de la estrategia que se estaba siguiendo, negándome a participar de la misma. Como consecuencia de ese ‘desacato’, llamémosle así recurriendo a la jerga militar, quedé desvinculado del grupo, y eso provocó mi separación del aparato militar.”
Pero “seguí militando políticamente en el movimiento ‘26 de Marzo’, que se creó en esa época como brazo político de la organización, en virtud de la enorme expansión e incremento que había alcanzado el MLN en razón de lo que podría considerarse hoy una mentalidad excesivamente ‘triunfalista’ predominante entonces”.
Esa mentalidad habría sido “la causa no del fracaso, pero si de la derrota militar que el Movimiento experimentara apenas un año después”.
Por esa derrota militar “se pagó un alto precio, sin duda alguna” pero “los años de prisión que padecimos la mayoría de los militantes del Movimiento, junto con otros sectores de la izquierda, como el Partido Socialista, el Partido Comunista, los Grupos de Acción Unificadora y otras organizaciones que también habían optado por la lucha armada, no fueron estériles y contribuyeron a crear un sentido de solidaridad y unidad entre todos esos sectores, que bien podría considerarse un embrión de lo que llegó a ser el Frente Amplio bastante después”.
Como se sabe, este ya existía y había participado en las elecciones de 1971, pero la liberación de los prisioneros políticos en 1985 “fue un fuerte empujón que aceleró ese proceso”. Entonces “el MLN se reconstituyó organizativamente y emprendió una actividad política enmarcada dentro de la ley, especialmente entre las clases más necesitadas, hecho que explica el éxito alcanzado y el haber llegado a ser la agrupación mayoritaria dentro del Frente Amplio”.

“A menudo se enfoca el análisis del movimiento armado uruguayo en sus momentos de apogeo sobre fines de los 60 y principios de los 70 -en los duros gobiernos de Jorge Pacheco Areco y Juan María Bordaberry-; pero en realidad empezó a actuar a comienzos de los 60, en un país políticamente muy diferente al que sobrevino con la violencia política de uno y otro signo”. Alfonso Lessa, “La revolución imposible”, Ed. Fin de Siglo. Uruguay, 2002; pág. 19.

La izquierda uruguaya, un conglomerado de diferentes facciones y posiciones políticas en un muy amplio espectro, el que según Conteris “se extiende desde una posición de centro/izquierda, comparable a lo que puede ser la social democracia, por ejemplo, hasta una izquierda de tipo socialista, como la que representa el MLN, sin contar los grupos, de escasa representatividad numérica, que postulan posiciones más radicales”.
“Como todo frente político, el FA se basa en una política de alianzas y compromisos, y sin eso no se podría gobernar ni tampoco sobrevivir. Es la única vía posible dentro del sistema democrático, sin olvidar aquella sabia definición aristotélica que entiende la política como ‘el arte de lo posible’. El MLN supo adaptarse a esta nueva realidad histórica, dando por concluida la etapa – necesaria en su momento – del uso de las armas, y esto explica su afiliación al FA y el liderazgo que está ejerciendo en el mismo”.
Esa unión al Frente Amplio acaba de alcanzar su máximo apogeo al ser proclamado como candidato único a la Presidencia de la República de José “Pepe” Mujica, líder histórico del MLN. Conteris no duda en calificar eso como “un hecho insólito”.
Recuerda que “un par de años atrás, él mismo se negó a considerar esa posibilidad, aludiendo a su edad y a otros rasgos de su personalidad”, pero cree que “la presión electoral dentro del FA (ganó las elecciones por un amplio margen) y la aceptación popular de que goza, más allá de las filas partidarias, lo convencieron de aceptar esa candidatura”.
No tiene dudas “en cuanto a la integridad, honestidad y habilidad política de Mujica, ni tampoco en cuanto al efecto acumulativo que significa su gestión dentro del FA, ya que su sector es el que más votos ha aportado a la agrupación” pero del mismo modo “pienso que el cargo presidencial requiere ciertos atributos que no son los que más caracterizan a la personalidad de Mujica, y que, de haberse inclinado por la Vicepresidencia, tal como lo propuso el presidente Vázquez, su contribución al posible triunfo del FA en las próximas elecciones hubiese sido mayor”.
El análisis del momento político de Conteris indica que “nos enfrentamos a una elección muy reñida, que difícilmente se pueda resolver en la primera vuelta, y en caso de ir al balotaje, estoy convencido (junto con otros muchos miles de votantes del Frente) que Danilo Astori hubiese sido el candidato presidencial ideal para atraer a los sectores indecisos o incluso centristas que aún se resisten a ver a un ex Tupamaro con la banda presidencial al pecho”.
Afirma que la presencia de Danilo Astori en la fórmula presidencial es acertada porque “no había otro nombre que pudiera disputar ese lugar” pero se niega a aceptar que la agrupación de Astori es “la derecha de la izquierda, sino una izquierda ‘aggiornata’, en la que las consideraciones técnicas y el análisis de la realidad económica a nivel internacional han modificado en buena medida las posiciones de la izquierda tradicional”.
Asimismo cree que “el que el ‘Pepe’ Mujica se convierta en el próximo Presidente de los uruguayos, si esto ocurre, no significara de ninguna manera que el MLN haya alcanzado el poder. El poder, es decir el gobierno, lo ejercerá ahora el Frente Amplio”.

“Ustedes tienen algo que hay que cuidar, que es precisamente la posibilidad de avanzar por cauces democráticos hasta donde se pueda ir, de ir creando esas condiciones que todos esperamos que algún día se logren en América (...) No en todos lados sucederá igual -sin derramar sangre- , sin que se produzca nada de lo que se produjo en Cuba, que es que cuando se empieza el primer disparo, nunca se sabe cuándo será el último (…)”. Discurso del Che Guevara, 17 de agosto de 1961, Paraninfo de la Universidad de la República. “Historia Reciente”, Diario El País. Uruguay, 2007, Fascículo 19; pág. 7

“Admito que para un ex militante Tupamaro, radicarse en los Estados Unidos puede parecer no sólo contradictorio, sino incluso improbable”, concuerda Conteris. Pero aclara que “lo que permitió esto fue tener una hermana, hoy fallecida pero casada con un misionero evangélico que vivía allí y trabajaba, además, para el entonces gobernador del estado de Wisconsin”, Anthony S. Earl.
Cuando fue liberado del Penal de Libertad el 10 de marzo de 1985, “no tenía ni siquiera donde dormir esa noche, porque la situación de pareja en que estaba al caer prisionero había colapsado, mis pertenencias habían sido expropiadas por los militares y en parte por mi propia ex pareja, y en esa situación no veía la manera de rehacer mi vida a partir de lo que podría considerarse un cero absoluto”.
Entonces “la cuádruple invitación que recibí del gobernador de Wisconsin, de la Universidad de ese mismo estado, del capítulo local de Amnesty International y del Pen Club de los Estados Unidos (filial del club internacional de escritores), hizo posible mi viaje a ese país. A los dos días de mi llegada pronuncié una conferencia a invitación de la Universidad de Wisconsin, y poco después se me ofreció la posibilidad de enseñar un curso semestral como profesor visitante; ese mismo día, el gobernador del estado consagró la fecha como ‘Hiber Conteris Day’, homenaje que yo estaba lejos de merecer. Ese fue el comienzo de mi vinculación con las universidades norteamericanas, donde enseñé por algo más de veinte años”.
En 2006 se retiró como profesor universitario en Estados Unidos y retornó a Montevideo. “Con eso cumplí con el objetivo que siempre me propuse, que era volver a mi país y permanecer en él por el resto de mi vida”.
Pero no por eso ha permanecido inactivo. En setiembre de 2007 publicó su más reciente novela, “Cuarteto” y al año siguiente estrenó una pieza teatral en un acto.
“Tengo una novela inédita que presentaré al concurso 2009 del diario ‘Clarín’ de Buenos Aires, y en caso de no acceder al premio ni ser mencionada por el jurado será publicada en Montevideo hacia fines de este año”.
También “tengo en proyecto un libro de crítica literario/sociológica, en el que, dentro de un marco teórico ya establecido, incluiré algunos de los muchos ensayos ya publicados o leídos en congresos y conferencias sobre estos temas”. Y “a pesar de mi jubilación, estoy bastante activo en la enseñanza. El año pasado ofrecí un seminario en la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, y en marzo de este año un curso sobre socio-semiótica teatral en la Maestría de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de la República. También estoy vinculado a la Universidad de Montevideo, donde he dado conferencias y tengo proyectado dos cursos, uno para el presente año y otro para el próximo”.

“Tupamaros” es una castellanización de “Tupac Amaru”, nombre dado al insurgente peruano José G. Condorcanqui (1742-1781), presuntamente descendiente del último Inca, Felipe Tupac Amaru.
El término fue usado posteriormente en forma peyorativa por los españoles para referirse a rebeldes e insurgentes. Este mote inclusive sae aplicó a Artigas y el resto de los patriotas orientales de 1811.
El nombre apareció en 1964 en un volante distribuido durante la Convención Universitaria, donde se leía: “TNT Tupamaros No Transamos” y fue oficialmente adoptado en 1965. El nombre completo fue “Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros” o MLN-T.

“[El Che dio] un excelente discurso en el que nos dijo a todos los uruguayos que estábamos allí, de izquierda, que éramos pocos -la izquierda era chiquita- que acá no había condiciones para la lucha armada, que éste era un país con legalidad y que mientras hubiera incluso un poco de legalidad, había que desarrollar la lucha por el terreno de la paz. Y cuando salió de ese discurso, le hicieron el único atentado que le hicieron en su vida al Che Guevara; casi lo matan (...)” Eleuterio Fernandez Huidobro. Alfonso Lessa, “La revolución imposible”, Ed. Fin de Siglo. Uruguay, 2002; pág. 63.


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