Paysandú, Viernes 14 de Agosto de 2009

Todos en campaña, como si nada

Opinion | 11 Ago A dos meses y medio de las elecciones nacionales, y cuando la campaña electoral recién comienza a delinearse para ir ganando en intensidad con el paso de los días, buena parte del equipo de la Administración Vázquez ya se encuentra desde hace rato metido de lleno en acciones proselitistas, algunas de las cuales se desarrollan en forma sutil y otras ya con una actitud más desembozada, apostando sobre todo a difundir los logros que se atribuye el gobierno.
Lo que hace el oficialismo no es otra cosa que seguir el trillo de gobiernos anteriores de ambos partidos tradicionales, por lo que lo único que puede reprochársele sobre esta actitud es la de no haber cambiado nada de lo anterior, pese a que se accedió al poder con la premisa de no caer en las prácticas de quienes habían gobernado hasta entonces.
Es decir que de alguna forma la experiencia anterior legitima el intento actual, al fin de cuentas, al tratarse de una práctica extendida que no tiene excepciones, porque además aunque cambien los candidatos, la suerte de quien se postula está indisolublemente ligada a como le ha ido al partido que integra en el ejercicio del gobierno.
Y el Frente Amplio ha tenido luces y sombras en su gestión, como también las han tenido los anteriores, con énfasis y prioridades que no han coincidido en determinadas áreas, y también con notorias diferencias en las condiciones y contexto en que se desarrollaron las respectivas administraciones.
La coalición de izquierdas ha tenido como formidables elementos a su favor el haber contado con una mayoría legislativa que le ha permitido aprobar leyes en forma expeditiva, cuando era su intención, y sin darle participación a la oposición siquiera para corregir algunos aspectos cuestionables y no del todo claros o coincidentes con los objetivos, apoyándose en una mayoría regimentada.
Es decir que a excepción del plano interno cuando hubo contradicciones entre sectores, no necesitó de largas negociaciones con otros partidos para obtener las mayorías requeridas, lo que como practicidad y agilidad parlamentaria es un aspecto positivo, pero a la vez peca de legislar en forma cerrada a otras visiones que podrían enriquecer y dotar de equilibrio a los proyectos, por lo que en más de una ocasión el Poder Ejecutivo ha debido dar marcha atrás cuando la instrumentación de la norma ponía de relieve errores en su redacción o las consecuencias resultaban ser precisamente contrarias a lo que se pretendía hacer.
A la vez, el gobierno del presidente Tabaré Vázquez tuvo un formidable componente favorable, como lo fue el contexto internacional que determinó las mejores condiciones en décadas en cuanto a precios y demanda de mercados por nuestros productos de exportación, lo que precisamente generó euforia y cierta soberbia en el equipo económico de gobierno, que gastó el aumento de recaudación y encima comprometió gastos para el futuro, como ocurre este año, en el que el contexto internacional cambió y nos encontramos con gastos desmedidos para los ingresos, lo que explica la repercusión negativa en el Producto Bruto Interno y un creciente déficit fiscal en este año.
Es decir que con este deterioro en las cuentas también surge la mayor necesidad de salir a explicar a la ciudadanía qué es lo que se ha hecho y cómo, a través de la versión de los propios interesados, es decir candidatos e integrantes del elenco gubernamental, como los ministros y otros actores de primera línea.
Pero lo que es aún más cuestionable, es que salen al ruedo organismos como la ANEP, que gastará unos diez millones de pesos en publicidad con la intención de “revalorizar” la educación y “difundir los logros” en materia educativa.
Es decir que con dineros públicos, la ANEP saldrá a hacer campaña política, porque la población seguramente es tan ignorante o despistada que no ha asumido cuanto ha cambiado la educación, aunque se mantengan o aún hayan aumentado índices como la repetición y la deserción en todas las ramas, y sus autoridades indiquen que de lo que se trata en realidad es de “fortalecer los lazos con la sociedad”, lo que podría ser creíble en otro momento, pero no en plena campaña electoral, naturalmente.
Se nos ocurre que haría bien la ANEP en dejar esta misión para los políticos, siempre afectos a explicar lo inexplicable, y que vuelque estos diez millones de pesos a suplir algunas de las graves carencias que tiene nuestra enseñanza, y que por supuesto, tampoco van a ser resueltas por la delirante ley de educación votada solo por el oficialismo.


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