Paysandú, Viernes 14 de Agosto de 2009
Locales | 11 Ago Una de las actividades más emotivas de la II Semana de Aníbal Sampayo fue el acto en homenaje al recordado artista, que tuvo lugar el jueves 6, día en que hubiera cumplido 86 años, en la casa que fue su hogar durante gran parte de su vida, ubicada en Dr. Verocay casi Washington. Allí sigue viviendo su viuda, Estela Quinteros, cada vez que regresa a Paysandú desde Suecia, donde reside parte de la familia Sampayo y donde suele viajar cada año, como lo hacía junto al propio Aníbal.
Autoridades, estudiantes, docentes, vecinos, amigos y admiradores de la obra de Sampayo (incluyendo algunos llegados desde Argentina especialmente para estar presentes) se concentraron en el lugar para ser parte del acto, que tuvo su momento central cuando el intendente Julio Pintos y el músico Luis Alberto Vidiella, acompañados de escolares, descubrieron una placa, diseñada por Zelmar García, en la que junto a las fechas de nacimiento y fallecimiento del artista y la del propio día de la colocación, se lee: “Al padre de la identidad de nuestro canto. El pueblo de Paysandú”. Niños y jóvenes fueron protagonistas fundamentales, lo que sin duda hubiera agradado a Sampayo, quien, como pueden atestiguar innumerables personas, durante toda su vida llevó la música y el canto a innumerables escuelas y centros educativos. Estuvieron representadas las escuelas 42, 4 y 2 -a la que concurrió Sampayo-, la Escuela de Música Nº 113, el Instituto Mafalda y el Liceo Nº 4, a través del coro liceal dirigido por el profesor Américo Chirigliano. Canciones como “Ky chororo”, cantada por los pequeños de la Escuela Nº 42, “Cautiva del río” o “Melchora Cuenca”, interpretada por la jovencita Karina Muniz, pusieron el marco musical al acto. Hubo también un recuerdo para el poeta entrerriano y entrañable amigo de Sampayo, Jorge Enrique Martí, quien no pudo estar presente.
Mensaje de Blanco Fadol
El intendente Pintos también dio lectura a una carta llegada desde España, enviada por el etno musicólogo sanducero Carlos Blanco Fadol. En la misma, recuerda cómo conoció a Sampayo en 1952, cuando el artista fue a tocar a la Escuela Nº 8, de la que Blanco era alumno, y cómo ese episodio determinó su vocación. En el fragmento final dice: “Cuánto quisiera en estos momentos estar con mi pueblo rindiéndole este merecido homenaje en esa, su vieja casa, donde he recibido de sus manos la herencia de sus instrumentos musicales. Herencia que a su vez restituiré otra vez a nuestro pueblo, cuando se abran las puertas del museo de la música largas décadas deseado y ya determinantemente encaminado, del que usted fue uno de los más grandes impulsores”.
“A pesar del cruento verano europeo, siento escalofríos de nostalgias contenidas y envidia sana por ese invierno cálido que están viviendo ahora en su casa, en este instante, arropado por todo un pueblo que lo ama”.
“Querido Aníbal, venerado maestro, allá donde se encuentre le envío mi abrazo allende los mares, allende los ríos, su río, nuestro ‘Río de los pájaros’ que empiezo a cantar en este instante, uniéndome a todos los presentes”.
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