Opinion | 16 Ago Quizás la última obra de infraestructura vial de importancia realizada en la ciudad de Paysandú haya sido la de bulevar Artigas al norte de avenida Wilson Ferreira Aldunate hasta el Batallón. Esto significa que en más de cinco años no se ha abierto ninguna nueva calle o ensanchado avenida o trazado arteria alguna con previsión de futuro, lo que no estaría mal si consideramos el tránsito actual y que, en cierta forma, la infraestructura existente es suficiente.
Sin embargo, Paysandú --como la mayoría de las capitales del Uruguay-- crece en forma lenta pero sostenida, como también lo hace el parque automotor, con el agravante en este último caso del explosivo incremento de motocicletas que si bien no satura las arterias principales multiplica los riesgos de accidentes. Es por esto que resulta imprescindible mantener la inversión en infraestructura a lo largo del tiempo, porque aunque hoy parezca que alcanza con lo que tenemos, en pocas décadas la situación seguramente será distinta, con el agravante que cada vez será más caro y difícil llevar a cabo las obras necesarias.
Por eso la planificación y ejecución de vías de comunicación debe ser una tarea constante para la comuna, aunque seguramente siempre tendrá urgencias sociales o de cualquier tipo para atender antes que la urbanización.
Pero en este sentido el tiempo perdido significa mayor gasto para las próximas generaciones o directamente, no se recupera. Basta imaginar lo que sería actualmente Paysandú si en la década del 30 no se hubiera trazado avenida República Argentina, con un ancho que seguramente parecía desproporcionado en tiempos de “cachilas” y algunas pocas motocicletas. Ejemplos negativos sobran, como cuando en los años 50 se entendió que el país estaba en crisis, por lo que se desistió en la idea de continuar la doble vía de avenida España hasta Zorrilla, o el proyecto de ensanchar la misma Zorrilla desde avenida Soriano hasta al menos la plaza Constitución. Mirando hacia atrás nos parece descabellado pensar en que en aquellos tiempos había “crisis”, pero lo cierto es que Paysandú se perdió la oportunidad de hacerlo cuando podía.
Por eso es importante trazarse metas ambiciosas capaces de resistir al tiempo, como podría ser transformar Dr. Roldán en una avenida parquizada donde la vía del ferrocarril quede sobre el cantero central, tomando la actual paralela como vía de salida. Con esto se podría agilizar el tránsito desde Nuevo Paysandú al centro y darle solución definitiva a los problemas de siniestralidad que ya tiene. Y la experiencia indica que tras una obra de esta envergadura, la ciudad se expande sobre la nueva avenida con viviendas de calidad, lo que mejoraría sensiblemente un acceso de gran importancia para Paysandú.