Deportes | 12 Ago No se ilusione. Si le gusta la Fórmula 1 y contaba las horas para ver el regreso más esperado, tiene permiso para cambiar de planes. Y ni hablar que puede llamar ya a su agente de viaje para cancelar el viaje a Valencia, si es que es tan fanático como para haber reservado un lugar para ver en vivo y en directo el retorno de Michael Schumacher a las pistas.
Es que Schumi, que en un rapto de fidelidad total hacia la que fue su escudería había anunciado que ocuparía por tres millones de euros y chirolas por carrera el lugar que dejó vacante el brasileño Felipe Massa, tiró por tierra el esperado regreso.
Hasta ayer el alemán se subiría a uno de los bólidos rojos el 23 de agosto, durante el Gran Premio de Europa que se desarrollará en Valencia. El siete veces campeón del mundo, retirado y con 40 años, se probó y probó para pegar la vuelta, pero no hubo caso. Incluso comenzó a bajar los kilos de más que le tiró encima el retiro.
Ayer anunció en su página web que tres años después de haber colgado el casco, no está en condiciones físicas de afrontar todo lo que significa volver al ruedo.
¿Qué pasó? El dolor que siente en el cuello a la hora de sentarse al volante en medio de un derroche de tensión y adrenalina, parece ser insoportable a tal punto que las huellas de aquel accidente que sufriera en moto en febrero, le está pasando factura.
“Ayer por la noche informé al presidente de Ferrari, Luca di Montezemolo, y al director del equipo, Stefano Domenicali, que no podría reemplazar a Felipe”, indicó Schumacher en un comunicado en su sitio internet.
“He intentado absolutamente todo para que fuera posible mi regreso, pero a mi gran pesar, no ha funcionado. No hemos logrado controlar dolores que aparecieron en la nuca tras la jornada privada de F1 en Mugello, aunque hemos intentado todo lo posible a nivel médico y terapéutico”, añadió el alemán.
Mientras se anunció que el italiano Luca Badoer, piloto de reserva, será quien finalmente conduzca el auto de Massa, el presidente de Ferrari, Luca di Montezemolo, declaró que estaba “muy apenado por el problema que impide a Michael volver a la competición. Estos últimos días, he podido apreciar el gran compromiso y la extraordinaria motivación que tenía y con las que había entusiasmado al equipo y a los seguidores del mundo entero. Su regreso sin duda habría hecho mucho bien a la Fórmula 1 y estoy seguro de que le habríamos visto luchar por la victoria”.